Brexit

Donald Tusk: “¿Quo vadis, Boris?”

El presidente del Consejo Europeo afea al “premier” británico su actitud y le recuerda que “lo que está en juego no es ganar un estúpido juego de culpa, sino el futuro de Europa y el de Reino Unido”

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el “premier” británico, Boris Johnson el pasado 25 de agosto
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el “premier” británico, Boris Johnson el pasado 25 de agostolarazon

El presidente del Consejo Europeo afea al “premier” británico su actitud y le recuerda que “lo que está en juego no es ganar un estúpido juego de culpa, sino el futuro de Europa y el de Reino Unido”

El presidente permanente del Consejo, Donald Tusk, volvió ayer a ejercer de pepito grillo al afear al primer ministro británico su deriva en las negociaciones del Brexit. ”Lo que está en juego no es ganar un estúpido juego de culpa. Es el futuro de Europa y el de Reino Unido, así como la seguridad e intereses de nuestro pueblo. No quieres un acuerdo, no quieres una prórroga, no quieres revocar [el Artículo 50 para frenar el Brexit], ¿quo vadis?, Boris Johnson”, acusó ayer el político polaco vía Twitter tras conocerse esta filtración por parte de Downing Street. Un escueto mensaje con el que Tusk proclama a los cuatro vientos la sensación de desconcierto y enfado de las cancillerías europeas.

En tan sólo unos días, Bruselas ha pasado de una cierta esperanza, teñida de prudencia, al pesimismo más catastrofista. La mera presentación de un nuevo texto con valor jurídico por parte de Londres hacía presagiar que el juego no había terminado y que la estrategia británica no iba a basarse tan sólo en dejar pasar el reloj, con la amenaza de un Brexit caótico como espada de Damocles y único argumento. En los pasillos comunitarios se alababan algunos aspectos de la propuesta tachados de realistas, aunque también se reconocía que algunos puntos resultaban innegociables. La tarea para conseguir un acuerdo en la cumbre de los días 17 y 18 de octubre parecía ingente y delicada, pero no imposible. “Es algo positivo que el propio gobierno británico hable de un texto negociable”, reconocía un alto cargo europeo, poco después de conocerse la propuesta británica.

En unos días, todo ha cambiado. Bruselas, tras estudiar mejor el documento, ha pedido a Reino Unido que mejore su oferta y Downing Street ha vuelto a su retórica incendiaria del o todo o nada. Lo coges o lo dejas. La máxima europea sigue siendo apretar los dientes y cierre de filas, ante el peligro de que en el último momento Reino Unido consiga dinamitar este dique, Nadie sabe a ciencia cierta si será posible reconducir la situación en los próximos días. De momento, el enviado espacial de Johnson, David Frost, sigue en la capital comunitaria explicando los detalles técnicos de una propuesta que no gusta a las capitales europeas.

Hoy, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker y el negociador jefe de los Veintisiete, Michel Barnier, comparecerán ante el pleno de la Eurocámara para informar de los avances (o mejor dicho, retrocesos) de las negociaciones. El Parlamento Europeo ya ha hecho saber que, en los actuales términos, vetará el acuerdo de divorcio ya que la última propuesta británica no cumple los requisitos para evitar una frontera dura entre las dos Irlandas.