Biden promete una transición "ordenada": "No puedes querer a tu país sólo cuando ganas"

Tras casi dos meses permaneciendo en segundo plano, y tras el fracaso electoral del martes, Joe Biden se ha visto obligado a salir a la palestra y tratar de consolar a unos demócratas que miran con temor el futuro de su país que a partir del próximo 20 de enero estará en manos de Donald Trump. "No olviden todo lo que hemos logrado", le ha dicho a su público el presidente estadounidense desde el podio. "Los reveses son inevitables, pero rendirse es imperdonable". En un tono paternalista y de ánimos, propio de un entrenador del equipo que acaba de perder más que de un presidente saliente combatiente, Biden les recordaba a los asistentes en el Jardín de Rosas Blancas de la Casa Blanca, que "una derrota no significa que estemos derrotados, perdimos esta batalla".

En su breve discurso de menos de 10 minutos, el mandatario dejaba claro que él no era Trump, asumía los resultados porque el sistema electoral de este país ¨es honesto, justo y transparente, y se puede confiar en él, ganes o pierdas¨. Toda una lección de deportividad política a Donald Trump, que llevaba días respondiendo de manera ambigua a si esta vez, a diferencia de 2020, aceptaría los resultados. Si son justos, sí¨ se empeñaba en repetir.

Parece que su victoria le ha parecido suficientemente justa para no alargar el proceso electoral que se vivió el martes por la noche. Biden llamó por teléfono a Trump el miércoles para felicitarle por su victoria, ¨y le aseguré que dirigiría a toda mi administración para trabajar con su equipo y asegurar una transición pacífica y ordenada. Eso es lo que el pueblo estadounidense merece¨. Por eso, lo primero que quiso dejar claro ayer en su discurso es precisamente eso, que el traspaso de poder será ¨pacífico y ordenado¨, porque ¨después de más de 200 años, EE. UU. ha llevado a cabo el mayor experimento de autogobierno del mundo¨, aseguraba el líder norteamericano, ¨donde la gente vota y elige sus propios líderes, y lo hace pacíficamente. Estamos en una democracia y la voluntad del pueblo siempre prevalece¨.

No ha debido ser nada fácil para el presidente que se encuentra ya en la recta final de su larga carrera en la primera línea política de Washington. Después de casi 50 años de profesión, Biden se retira con un sabor agridulce por unas decisiones los últimos meses que muchos aseguran que han llevado a su partido a perder estas elecciones. Entre bambalinas y protegiéndose en el anonimato, varios miembros de su partido han confesado a medios locales del país que ¨su avanzada edad y las dudas sobre su agudez mental¨ dejaron un legado difícil de remontar a una candidata que además llegó impuesta, después de que los norteamericanos ya dejaran claro en las primarias del partido de 2019 que no la querían.

Harris, que ayer según su agenda dedicó el día a varias reuniones a puerta cerrada, tomó el relevo electoral solo 107 días antes de las elecciones, demasiado tarde en opinión de algunos y prueba de ello es que muchos votantes por primera vez en 20 años a los republicanos el martes por la noche. A la vicepresidenta le costó separarse políticamente del que todavía era su jefe, por respeto y porque le daba pena en cierto modo `sacarlo de un plumazo´ de la carrera cuando le había elegido a ella para seguir con se legado. ¨Este no es momento de andar con rodeos ni de preocuparse por los sentimientos de nadie¨, explicaba a un medio de comunicación estadounidenses Jim Manley, asesor del exlíder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, "han causado un daño enorme a este país". Pero Biden no lo ve igual, según el mandatario, su sucesora Harris "dirigió una campaña inspiradora y todos pudieron ver algo que aprendí a respetar mucho desde el principio, su carácter. Tiene una columna vertebral como una vara de hierro, y tiene carácter, un verdadero carácter".