Acuerdo de Viernes Santo

Biden: «Irlanda del Norte se ha sanado por la paz»

El presidente norteamericano destacó la gran transformación política, social y económica de la región tras el Acuerdo de Viernes Santo

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, pronuncia su discurso de apertura en la Universidad de Ulster en Belfast, durante su visita a la isla de Irlanda
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, pronuncia su discurso de apertura en la Universidad de Ulster en Belfast, durante su visita a la isla de IrlandaAaron ChownEuropa Press

Existe una larga tradición de que los inquilinos de la Casa Blanca disfruten más de los viajes a Irlanda que de muchos otros compromisos oficiales. John F. Kennedy describió su estancia en 1963 como los mejores cuatro días de su vida. Bill Clinton como los dos mejores días de su presidencia. La lista es extensa: Nixon, Reagan, George W. Bush, Obama, Trump. Todos han pasado por la llamada ‘Isla Esmeralda’ para gran envidia de muchos otros países europeos que no reciben, ni de lejos, tanta atención.

Pero de entre todos, Joe Biden es sin duda alguna el “más irlandés”, con permiso de John F. Kennedy, que fue el primer presidente norteamericano católico.

Por lo tanto, su presencia en Belfast para marcar el 25 aniversario del Acuerdo de Viernes Santo tenía un simbolismo especial. Washington siempre se ha mostrado orgulloso del papel que desempeñó Estados Unidos para asegurar la paz entre católicos y protestantes. El trabajo incansable del senador George Mitchell fue esencial. “Me habló de las dificultades para acercar las posiciones. Y finalmente se consiguió tras 700 días de fracaso y uno de éxito”, señaló Biden al hablar del proceso durante su esperado discurso en la Universidad del Ulster.

Desde una sala del nuevo campus con una reluciente fachada de cristal que no se hubiese construido hace un cuarto de siglo por temor a los atentados terroristas, el presidente norteamericano destacó la gran transformación política, social y económica que ha atravesado la región gracias a que personas “valientes” que dijeron “basta” a casi 30 años de un conflicto que causó más de 3.500 muertos, el más extenso en Europa desde la II Guerra Mundial. “Este lugar se ha transformado por la paz; se ha hecho tecnicolor por la paz; se ha sanado por la paz”, recalcó.

Su intervención, pronunciada prácticamente de memoria, tuvo un importante componente económico, en el que destacó las oportunidades de inversión que se han abierto en la región con el proceso de paz, un punto acentuado con la presencia en la sala de su enviado especial a Irlanda del Norte, Joe Kennedy III (nieto de Robert Kennedy). Asimismo, aseguró que los jóvenes norirlandeses ya no tienen que emigrar en busca de trabajo pues las “oportunidades económicas no han hecho más que empezar” y este grupo está “en la vanguardia” del progreso.

Por otra parte, Biden también abordó la delicada situación política en la región, con un mensaje cuidadosamente preparado para no herir sensibilidades. Desde hace más de un año, las instituciones en la Asamblea de Belfast están paralizadas por el bloqueo de los unionistas protestantes del DUP que se niega a formar gobierno de coalición en protesta por los nuevos controles aduaneros que hay que ejecutar en la provincia británica tras el Brexit.

“En momentos en que las cosas parecen frágiles o se rompen fácilmente, es cuando más se necesita esperanza y trabajo duro. El Acuerdo del Viernes Santo nos mostró que hay esperanza para arreglar las cosas”, matizó el norteamericano que antes de su discurso, se reunió brevemente con los representantes de los cinco partidos principales de Irlanda del Norte, a los que instó a resolver sus diferencias.

“Espero que la Asamblea y el Gobierno se restauren pronto. Esa es una decisión que debéis tomar vosotros, no yo. Pero Irlanda del Norte no volverá al pasado, gracias a Dios”, concluyó.

Biden siempre mostró preocupación ante cómo el Brexit podría afectar el Acuerdo de Viernes Santo, que establece que no puede haber una frontera dura entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte. Fue sumamente crítico con el entonces premier Boris Johnson cuando este amenazó con violar unilateralmente lo pactado con la UE planteando incluso una guerra comercial con el bloque.

Con el actual primer ministro Rishi Sunak las cosas se han calmado. Londres y Bruselas han negociado otro marco, el Acuerdo de Windsor, que reduce considerablemente los controles. Sigue sin ser aceptado por el DUP, pero se considera que Sunak ha cumplido con su obligación. Y, sin embargo, el tan ansiado premio sigue sin llegar. No hay atisbo del esperado acuerdo comercial entre el Reino Unido y los Estados Unidos.

Entre bastidores, la visita habría creado ciertas tensiones con Downing Street. Durante la mayor parte del último año, la perspectiva de este viaje presidencial había sido ampliamente discutida entre diplomáticos. Pero la reunión con Sunak se limitó a un café, ya que Biden estuvo en Belfast apenas 15 horas, de las cuales la mitad estuvo durmiendo, antes de viajar hasta la República de Irlanda donde estará hasta el sábado con una agenda más extensa que incluye este jueves un discurso ante el Parlamento de Dublín.

Biden expresa siempre que tiene ocasión su orgullo por sus raíces irlandesas citando a poetas de esta tierra en sus intervenciones. Con 30 millones de estadounidenses que afirman tener raíces irlandesas, que es aproximadamente uno de cada 10 de la población actual, nunca hace daño que se vea a un presidente norteamericano abrazando sus conexiones celtas.

Pero en este viaje esto se ha vuelto en su contra. Varios representantes de los unionistas del DUP, entre ellos, el diputado Sammy Wilson, mostraron sus reticencias. “Biden es pro-republicano y ha hecho muy notoria su antipatía hacia los protestantes en particular”, recalcó. Ante las críticas, el asesor principal de la Casa Blanca insistió en que el presidente “no es anti-británico”.