Tensión
Por qué el destructor USS Benfold es el gran quebradero de cabeza de la Armada china
El destructor de misiles guiados de Estados Unidos entra y sale en el Mar de China Meridional ante el malestar de Pekín
Unos días después de que un avión espía estadounidense entrara en elEstrecho de Taiwány después de las quejas de Pekín por esta acción, que calificó de peligrosa provocación “que pone en peligro la seguridad y la estabilidad de la región”, la Marina de Estados Unidos decidió enviar al mar de China Meridional este fin de semana el destructor de misiles guiados USS Benfold, con puerto base en Yokosuka.
El barco de guerra estadounidense navegó hasta el Mar de China Meridional, cuyas aguas reclama insistentemente el gobierno chino, y lo hizo a través del Pasaje de la Isla Verde en Filipinas. Así lo reveló un grupo de expertos chino “South China Sea Strategic Situation Probing Initiative” en base a los datos obtenidos en una web de seguimiento de barcos. Expertos militares avisan de que el Ejército Popular de Liberación (EPL) está listo listo “para enfrentar cualquier agresión” que pudiera sufrir.
El USS Benfold seguía este martes navegando en la disputada área marítima, según reveló el portavoz de la Séptima Flota de EEUU, el capitán Hayley Sims al medio militar Stars and Stripes. Este poderoso destructor se ha convertido en un quebradero de cabeza para la Armada china ya que a menudo realiza travesías en aguas que Pekín considera suyas.
El USS Benfold (toma el nombre de un oficial médico estadounidense que murió en la guerra de Corea (1950-1953)es un destructor de misiles guiados de clase Arleigh Burke, la misma que el destructor USS Paul Ignatius enviado por Estados Unidos a la base de Rota. El primer destructor de la clase Arleigh Burke fue desarrollado en los años ochenta, en plena Guerra Fría; uno de sus mejores exponentes es el USS Benfold, convertido ahora en una pieza clave en la estrategia de la US Navy para la disuasión contra China. Entró en servicio en 1996 y está preparado para la guerra antiaérea, antisubmarina y antibuque, siendo uno de los primeros barcos equipados con el sistema de defensa contra misiles balísticos Aegis. Desplaza 9.000 toneladas con carga completa y tiene una longitud de 153 metros.
A principios de año, el USS Benfond ingresó en aguas territoriales chinas frente a las islas Spratly y Paracel (islas Xisha en mandarín).Washington se opone a que Pekín se adjudiquedichas islas, mientras que China no permite que Estados Unidos se entrometa en sus asuntos. La presencia del USS Benfold provocó una airada respuesta de Pekín, que organizó el envío inmediato de fuerzas navales y aéreas para rastrearlo, monitorearlo y advertirlo de que saliera de la zona. También penetró en el Estrecho de Taiwán en julio de 2021 y también en esa ocasión estuvo estrechamente vigilado por la Armada china.
China se atribuye la soberanía del 90% de unas islas y aguas que, sin embargo, Filipinas, Vietnam, Malasia, Taiwán y Brunéi también reclaman. Y no es de extrañar teniendo en cuenta que por este estratégico mar circula más del 50% del tráfico global, alberga el 12% de los caladeros mundiales y se cree que es rica en yacimientos de petróleo y gas.
La tensión entre China y Estados Unidos ha escalado un nuevo peldaño desde que en mayo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, proclamara que no existen las “aguas internacionales” en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, y que China tiene soberanía, los derechos soberanos y la jurisdicción sobre el Estrecho de Taiwán. Pekín considera que ningún barco de Estados Unidos y de ningún otro país puede entrar en esta zona.
Sin embargo, la Marina de Estados Unidos envía cada cierto tiempo buques de guerra en operaciones de “libertad de navegación” más allá de las islas reclamadas por Pekín y otros países en el Mar de China Meridional, incluidos Taiwán y Vietnam. En el pasado, como respuesta a una incursión de otro destructor de EEUU, el USS Mustin, Pekín lanzó dos misiles “antiportaaviones”.
El último rifirrafe entre EEUU y Pekín se produjo la semana pasada cuando China denunció el vuelo de un avión espía P-8A Poseidon de la Marina norteamericana a través del Estrecho de Taiwán, una vía fluvial de 110 millas de ancho que separa la isla de Taiwán de China continental, un vuelo, según Washington, “de acuerdo al derecho internacional”, según dijo el portavoz del Comando Indo-Pacífico de EEUU, Jonathan Camire. “Al operar dentro del Estrecho de Taiwán de acuerdo con el derecho internacional, Estados Unidos defiende los derechos y libertades de navegación de todas las naciones”.
La respuesta de China, en cambio, se basó en que dicho avión interrumpió la estabilidad en la región y puso en peligro “la paz” del Estrecho de Taiwán.
Pero Pekín no queda quieta. La semana pasada llevó a cabo una intensa actividad aérea sobre la isla independiente de Taiwán, cuya soberanía reclama el régimen comunista desde 1949, cuando las autoridades nacionalistas chinas se establecieron en Taiwán después de la guerra civil china.
La pasada semana, el Ejército Popular de Liberación chino realizó ejercicios militares a gran escala alrededor de la isla de Taiwán, enviando docenas de aviones de guerra, incluidos cazas, bombarderos y aviones de alerta temprana, y varios buques de guerra, con destructores y fragatas, al suroeste y al este de la isla de Taiwán, y al este y sur de Japón, en una supuesta reacción a las provocaciones de los que considera secesionistas taiwaneses y las fuerzas militares japonesas y estadounidenses.
Consultado por The Global Times, Song Zhongping, un experto militar chino, afirmó que es posible que los buques de guerra estadounidenses “intenten invadir” nuevamente las aguas territoriales chinas en el Mar de China Meridional, o que transiten por el Estrecho de Taiwán. Sin embargo, cree que Pekín está preparado para hacer frente a este tipo de acciones con planes de contingencia.
China mantiene abiertos numerosos frentes territoriales en la región y se reserva el derecho a “reunificar” Taiwán por la fuerza si se frustran los medios pacíficos y diplomáticos. Para ello recurre a los medios que considera apropiados. En las islas del mar de China Meridional y en Taiwán lo hace mediante maniobras disuasorias; en Hong Kong, con la Ley de Seguridad Nacional que ha puesto fin a la autonomía prometida bajo el acuerdo de “un país, dos sistemas” prometido hasta 2047; y en las disputadas islas Senkaku (conocidas en China como Diaoyu), con una campaña por tomar el control de este minúsculo archipiélago administrado por Japón.
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