Relevo en el poder
Comienza una nueva era política en Estados Unidos con la Casa Blanca y el Congreso en manos de Trump
Las deportaciones y la regulación contra la inmigración ilegal así como el recorte de impuestos serán sus primeras medidas legislativas
Después de varios días los republicanos se han hecho con la Cámara de Representantes tiñendo con una roja ola la Casa Blanca y el Congreso, ya que el Senado también lo ganaron con 53 votos frente a los 47 que alcanzaron los demócratas. Esto significa, en la práctica, que Trump y su partido tienen casi "vía libre" para poner en marcha una agenda legislativa que podría cambiar profundamente el país. Los republicanos han asegurado una especie de monopolio por lo menos durante los próximos dos años, que les permitirá sacar adelante sus famosos recortes en los impuestos, leyes estrictas de inmigración y una reforma del gobierno federal entre otras medidas, además de poner orden dentro de su partido y llevar a cabo profundos cambios en política exterior e interior, así lo han prometido Trump y su estrecho aliado, el republicano por Luisiana, Mike Johnson, reelegido líder de la Cámara Baja.
Si el presidente electo estaba confiado con su privilegiada posición al frente de la Casa Blanca y el Senado, esto lo envalentona todavía más, y le da suficiente espacio para llevar a cabo su plan de ¨Hacer EE UU grande de nuevo¨ (MAGA). Todavía no se ha hecho pública la agenda republicana de la Cámara, pero los líderes del partido no han escondido que la cuestión migratoria y la seguridad en la frontera van a ser el objetivo principal con un paquete agresivo que pueda ser aprobado por una mayoría simple en el Senado. Para ello, tratarán de que se ajuste a lo que dicta la "regla Byrd", que exige que la legislación provoque un cambio en el gasto o los ingresos, como lo haría la financiación para el muro fronterizo o aumentar la presencia de agentes en el límite con México. Sin embargo, una reforma en las leyes de asilo podría ser más complicada.
Los siguientes esfuerzos se centrarán en un amplio paquete de recortes de impuestos, uno de los mayores logros de Trump durante su primer mandato y cuyo resultado justo expirará el próximo año. Aquí muchos temen decisiones que favorezcan a los más ricos y marginen a la clase media, además el republicano ha prometido ampliar casi todos los recortes del 2017 (incluidos los efectuados en subsidios del Obamacare), y esto podría añadir miles de millones a la deuda federal. Igual de importante será para el futuro partido dominante la eliminación de algunos departamentos gubernamentales y la reducción de sus presupuestos, como el de Educación, por ejemplo. Además, Johnson ha dicho que los republicanos pretenden reducir significativamente las regulaciones ambientales y poner límites a lo que calificó del ¨despertar y la ideología de género radical¨. En algunos casos estarán sujetos a esfuerzos bipartidistas, limitados por el umbral de 60 votos en el Senado, en otros los republicanos podrán eludir el obstruccionismo que, según el exlíder de la Cámara y republicano por Kentucky, Mitch McConnell, se seguirá manteniendo.
La victoria en la Cámara es estrecha (218 frente a 208 de momento, ya que al cierre de esta edición aún faltaban 7 escaños por decidir), lo que significa que en cualquier momento podría haber un rebelde dentro del partido que hiciera cambiar los planes a Trump, sobre todo teniendo en cuenta que desde hace meses los republicanos han vivido un caos interno con uno congreso poco productivo que acabó con el mandato de McConnell. ¨Podríamos haber obtenido el doble de victorias conservadoras en los últimos dos años si hubiéramos tenido más unidad¨, destacó el republicano Dusty Johnson, que también dijo que era ¨una cuestión clave de cara al futuro¨. El pasado febrero, los republicanos llegaron a votar hasta en 15 ocasiones para elegir un presidente al que expulsaron en mitad de sesión por primera vez en la historia de EE UU.
Los aliados de Trump en la Cámara de Representantes ya están preparando la venganza por los casos legales que ha enfrentado hasta ahora su líder, y mientras tanto él prepara el terreno para acabar con sus causas penales de un plumazo. Trump sigue eligiendo a su equipo de confianza y amenaza la mayoría holgada en la Cámara Baja, complicando las tareas de Johnson el próximo curso político. Han dejado libres los asientos de Matt Gaetz, que ahora se convertirá en fiscal general, una decisión que ha levantado una gran polémica; también cambiará de oficina Mike Waltz, que pasa a ser asesor de Seguridad Nacional, o Elise Stefanik, embajadora de EE UU ante la ONU a partir de enero del 2025.
Votación en el Senado
El presidente electo ha desatado una tormenta política con sus elecciones y quiere evadir la aprobación del Senado para sus puestos clave evitando que los demócratas bloqueen sus decisiones. Según la Constitución, ese paso es imprescindible, pero existen excepciones a las que pretende agarrase Trump, como invocar ¨nombramientos en receso¨, que permite evitar el voto del Senado si la Cámara alta entra en un largo receso. ¨Las votaciones pueden demorarse dos años, o más. Esto es lo que hicieron hace 4 años y no podemos permitir que vuelva a ocurrir¨, escribió el republicano en su plataforma Truth Social.
Por si fuera poco, Trump y sus fieles dentro del partido también estarán respaldados por una Corte Suprema que el presidente electo se aseguró antes de abandonar Washington en su primer mandato, con una mayoría de jueces conservadores (6-3) que acabaron limitando el derecho al aborto. Vía libre, larga y peligrosa para un mandatario con pocos límites.
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