Casa Blanca
Biden afirma que EE UU y la OTAN no tuvieron nada que ver con la rebelión armada en Rusia
El mandatario dijo que la insurrección del grupo mercenario Wagner fue una lucha interna y que aún se están evaluando sus consecuencias
En sus primeras declaraciones públicas sobre la reciente rebelión de los mercenarios del grupo Wagner en Rusia, el presidente de EE UU, Joe Biden, subrayó que el país norteamericano y la OTAN no tuvieron nada que ver con el incidente.
En un acto celebrado este lunes en la Casa Blanca, Biden declaró: “No tenemos nada que ver”. Calificó la rebelión como una lucha interna dentro del sistema ruso. Según el mandatario estadounidense, aún se están evaluando las consecuencias de la revuelta encabezada por los mercenarios y su líder, Yevgueni Prigozhin.
Aún no está claro cómo afectará este hecho a Vladimir Putin y a la actual guerra en Ucrania. La situación ha causado inquietud entre los funcionarios, que han seguido de cerca los acontecimientos y estudiado las posibles ramificaciones en un país con un importante arsenal nuclear.
La atención se centra ahora en comprender las implicaciones de esta rebelión y sus posibles efectos sobre el mantenimiento de Putin en el poder, dado que representa uno de los retos más importantes a los que se ha enfrentado durante sus casi 25 años de gobierno.
Biden afirmó que había dicho al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que “pasara lo que pasara en Rusia”, Estados Unidos y sus aliados seguirían comprometidos con la defensa de Ucrania. De acuerdo con ese compromiso, Estados Unidos iba a anunciar un nuevo paquete de ayuda a Ucrania por valor de 500 millones de dólares. Incluirá hasta 40 vehículos de combate Bradley y vehículos de combate sobre ruedas Stryker, según un funcionario estadounidense familiarizado con el contenido.
El equipo extraído del arsenal estadounidense, del que ya informó Reuters, incluirá misiles Himars y Patriot, misiles de defensa antiaérea Stinger adicionales y misiles lanzamanos AT-4, dijo el funcionario, que pidió no ser identificado antes de un anuncio que se espera tan pronto como el martes.
Las fuerzas de Prigozhin tomaron el cuartel general del ejército en la ciudad meridional de Rostov y marcharon el sábado hasta 200 kilómetros de Moscú antes de dar media vuelta. Prigozhin dijo que quería destituir al ministro de Defensa de Putin, Sergei Shoigu, y a otros altos cargos, acusándoles de haber gestionado mal la invasión de Ucrania y de intentar “destruir” el Grupo Wagner.
Lo que inicialmente parecía una seria amenaza para el control del poder por parte de Putin se disipó rápidamente. Putin denunció los movimientos como “traición” y amenazó con castigarlos. Pero el Presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, negoció un acuerdo por el que Prigozhin ponía fin a la revuelta a cambio de que Putin le permitiera viajar a Bielorrusia y retirara los cargos penales contra los combatientes de Wagner.
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