Atentado en Moscú
La alerta terrorista que Putin ignoró
Rusia afronta una brecha en su seguridad interior tras obviar la advertencia de EE UU sobre «un ataque inminente»
Estados Unidos ya había advertido del ataque de Estado Islámico en Moscú, pero el Kremlin lo ignoró. La embajada norteamericana en Rusia emitió una alerta el pasado 7 de marzo asegurando que se estaban «vigilando informes de un ataque en Moscú planeado por extremistas, potencialmente dirigido a grandes reuniones, incluidos conciertos». Al parecer, el Estado Islámico-Jorasán, conocido como ISIS-K, la rama del grupo con sede en Afganistán, llevaba tiempo planeando un atentado en la capital rusa. La organización terrorista no es nueva para EE UU. Es la misma que en el 2021, durante la evacuación estadounidense de Afganistán, atacó a más de una docena de miembros del servicio norteamericano y decenas de civiles.
A pesar de la tensión entre los dos países por la invasión rusa de Ucrania, Estados Unidos asegura estar «horrorizado por los informes procedentes del ataque terrorista», y ha querido transmitir sus «condolencias al pueblo ruso por las vidas perdidas y por los heridos en el ataque» a través de un comunicado en la página web de su embajada en Rusia. Un mensaje al que se ha sumado el secretario de Estado, Antony Blinken, que ha dicho que su país condena el ataque y se «solidariza con el pueblo de Rusia que llora la pérdida de vidas».
Si bien las advertencias de Washington no daban muchos más detalles sobre la naturaleza del atentado en la capital rusa, sí dejaban claro que Ucrania no tenía nada que ver con lo que podía ocurrir, a pesar de las últimas insinuaciones del Kremlin. Desde el Departamento de Estado norteamericano aseguran que no hubieran utilizado la palabra «extremista» si la orden de ataque hubiese venido de Kyiv. En esa misma línea iba también el mensaje del portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, asegurando que la Casa Blanca «no tenía ninguna indicación en este momento de que Ucrania o los ucranianos estuvieran involucrados».
«El gobierno de Estados Unidos también compartió esta información con las autoridades rusas de acuerdo con su antigua política de ‘‘deber advertir’’ a los potenciales objetivos» de los peligros que enfrentan, dijo el viernes la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Adrianne Watson. Igual que en enero, Washington avisó a Irán de un posible atentado antes de que dos ataques bomba mataran a decenas de personas en un acto en memoria de un antiguo general iraní.
Las fuerzas rusas ignoraron la advertencia del 7 de marzo por pensar que se trataba de un intento de asustar a su pueblo en un momento de enfrentamiento entre las potencias por la invasión de Ucrania. De hecho, su presidente, Vladimir Putin, respondió a esta alerta 12 días después asegurando que se trataba de un «chantaje evidente», una «provocación» para «intimidar y desestabilizar a nuestra sociedad». Eso a pesar de que las propias autoridades rusas habían informado de varios incidentes relacionados con el ISIS en los últimos días. El 3 de marzo la agencia estatal RIA Novosti informaba de que habían muerto seis miembros del grupo en una operación antiterrorista en Ingush Karabulak.
Menos de una semana después, los servicios de seguridad rusos neutralizaron a una célula de la organización Vilayat Khorasan que planeaba un ataque a una sinagoga en Moscú, y el 20 de marzo, se detuvo al comandante de un grupo de combate de ISIS.
La embajada de Estados Unidos hizo oídos sordos a la negación de los responsables del Kremlin de sus informes de inteligencia y siguió insistiendo a los estadounidenses que viven en Rusia de que se mantuvieran alerta e informados, evitando las grandes aglomeraciones. De hecho, poco después del atentado la embajada norteamericana en Rusia ha colgado un comunicado en su página web informando de que la alerta de viaje es de nivel 4 y se recomienda no viajar a Rusia.
Según funcionarios estadounidenses, la mayoría de los complots que el grupo ha estado organizado en Europa han sido frustrados, por eso se creía que la rama estaba más debilitada.