Japón
Japón se disculpa por sus crímenes de guerra
Shinzo Abe reconoce el daño, pero avisa de que las nuevas generaciones no pueden vivir pidiendo perdón
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, pidió ayer «disculpas» ante el «daño y sufrimiento inconmensurables» que el país nipón causó a «gente inocente» con sus agresiones durante la Segunda Guerra Mundial, aunque subrayó que las generaciones más jóvenes no deberían sentirse obligadas a pedir perdón por unos actos bélicos que no guardan relación con ellos.
«Las generaciones de la posguerra ya superan el 80% de la población en Japón. No debemos dejar que nuestros hijos, nietos y las generaciones que quedan por venir, que no tienen nada que ver con esa guerra, estén predestinadas a pedir disculpas», señaló en su discurso conmemorativo del setenta aniversario del final del conflicto bélico. «Aun así, los japoneses debemos hacer frente a la historia del pasado», añadió.
Abe, marcado nacionalista y aconsejado por sus aliados más conservadores, quiso marcar el camino para poner fin a un ciclo en el que Japón ha pedido reiteradamente disculpas por un periodo de su historia que dista mucho del papel que el país ha jugado posteriormente en el mundo. En su alocución, el jefe del Ejecutivo no quiso ir más allá de lo expresado en idéntica circunstancia por su predecesor Tomiichi Murayama en el cincuenta aniversario del fin de la guerra o por Junichiro Koizumi diez años después.
Sin embargo, el legado de la guerra todavía está presente en los países de la zona que sufrieron una brutal ocupación y dominio colonial por parte de Japón. Tanto China como Corea del Sur venían reclamando en los días previos al primer ministro que mostrara un «profundo remordimiento». El jefe de Gobierno hizo referencia al sufrimiento del pueblo chino durante el conflicto y mostró su esperanza de que Pekín reconociera «las sinceras disculpas» de Japón y que el presidente de China, Xi Jinping, aceptara reunirse con él. Sin embargo, la tensa relación entre ambos países también pasa por solucionar las disputas territoriales que mantienen por unas islas tanto en el mar de China Oriental como en el de China Meridional. En otro intento de acercamiento a la presidenta surcoreana, Park Geun Hye, Abe declaró que «nunca olvidaremos que había mujeres detrás del campo de batalla, cuyo honor y dignidad fueron gravemente heridos». Con estas palabras quiso referirse a las 200.000 esclavas sexuales que el Ejército japonés usó para satisfacer los deseos de sus soldados y que provenían de China, Corea del Sur, Taiwán, Filipinas o Indonesia. Unas «mujeres de consuelo» de cuyas demandas Park Geun Hye se ha hecho portavoz. «Japón tomó el rumbo equivocado y avanzó en el camino hacia la guerra», apuntó Abe. En este aniversario, su discurso estuvo más contextualizado que en otras ocasiones y habló del colonialismo de la época, algo que le sirvió para justificar el expansionismo militar del país nipón en aquel momento. «Con la Gran Depresión agudizándose y los países occidentales montando bloques económicos con sus colonias, Japón sufrió un serio revés. En tales circunstancias, se intensificó el sentido de aislamiento de la nación e intentó superar su punto muerto económico y diplomático a través de la fuerza».
En su propia casa, muchos siguen viendo con malos ojos las reformas políticas en materia de defensa del primer ministro. El proyecto de ley de Abe apuesta por reforzar el papel del Ejército y permitirle el uso de la fuerza en conflictos bélicos para ayudar a sus aliados fuera de sus fronteras. Según los más críticos, el giro tomado por Abe viola la Constitución pacifista que ha regido la vida de Japón en los últimos setenta años, un cambio que ha hecho caer su popularidad un 40%.
El Gobierno de EE UU valoró el «profundo arrepentimiento» expresado por Abe. «También valoramos las garantías dadas por el primer ministro sobre la intención de Japón de expandir sus contribuciones a la paz y prosperidad internacional en los próximos años», dijo un portavoz, que afirmó que el compromiso nipón por la paz es «un modelo» para otros países.
La respuesta de Pekín
UN DISCURSO «AGUADO»
Las reacciones de los países que fueron víctimas del imperialismo japonés no se hicieron esperar.
La agencia estatal china de noticias Xinhua criticó a Shinzo Abe por sus disculpas «aguadas», que suponen un «retroceso» desde las disculpas anteriores de otros líderes nipones. «La disculpa adulterada está muy lejos de ser suficiente para los vecinos de Japón y para que la comunidad internacional baje su guardia», explicó. Por su parte, la agencia estatal surcoreana Yonhap criticó que el primer ministro nipón se hubiera referido «indirectamente» a la cuestión de las «mujeres de consuelo».
El ministro de Exteriores del país señaló que las palabras aisladas no sirven de nada y consideró que las acciones son más importantes que la retórica.
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