Balance
El sueño de Sunak se apaga: alcanza sus primeros 100 días con las peores encuestas
Tras el huracán de Boris Johnson, el primer ministro tuvo un buen comienzo, pero el panorama actual no pinta bien para al líder conservador
El primer trabajo que tenía Rishi Sunak, el de calmar los mercados, lo logró prácticamente el primer día que se mudó a Downing Street el pasado mes de octubre. Ante el polémico plan fiscal que había implantado su predecesora, la fugaz Liz Truss, con la reducción de impuestos más radical desde 1972, el nuevo primer ministro ofrecía políticas más reales para hacer frente a una deuda que roza ya el 100% del Producto Interior Bruto.
La libra se estabilizó. Y con ello también los ánimos dentro del Partido Conservador donde, tras el huracán de Boris Johnson, se buscaba cierto sosiego. En definitiva, Sunak tuvo un buen comienzo. Pero llegado al hito de los 100 días toca hacer balance. Y el panorama no pinta nada bien: el índice de satisfacción que despierta entre los votantes es el más bajo jamás registrado para un primer ministro en sus primeros tres meses en el cargo.
Solo el 27% de los votantes que respaldaron a los conservadores en 2019 creen que lo está haciendo bien, frente al 72% que no cree que continúe como primer ministro después de las próximas elecciones generales previstas para el próximo año, según el último sondeo publicado por “The Times”, donde la oposición laborista saca hasta 24 puntos de ventaja.
Desde luego que la situación que Sunak heredaba no era fácil: un Partido Conservador completamente dividido y con claros signos de agotamiento tras más de doce años en el poder, un Gobierno salpicado por los escándalos, una economía debilitada, una inflación con las cuotas más altas de los últimos cuarenta años, un Brexit que aún se sigue negociando con Bruselas, un récord de inmigrantes cruzando ilegalmente el Canal de Mancha, un sistema nacional de salud con la crisis más grave de su historia, una guerra en Ucrania y una familia real protagonizando titulares ante los ataques sin fin de Harry y Meghan. La imagen de Reino Unido a nivel internacional no puede estar más cuestionada.
Perfil bajo
Ante tal campo plagado de minas, Sunak está apostando por mantener un perfil bajo para no crear más tensiones. Pero sus críticos le acusan de ser un `primer ministro submarino´. Le ven demasiado débil y el hecho de que quiera evitar conflictos en la Cámara de los Comunes en lugar de enfrentarse a los rebeldes da munición también a la oposición laborista de Keir Starmer en los debates parlamentarios.
Los propios aliados del inquilino del Número 10 confiesan en privado que esperaban para los 100 días un rebote en las encuestas y el hecho de que la narrativa pesimista esté comenzando a establecerse les preocupa. Según algunos corrillos de Westminster, si los `tories´ cosechan un gran batacazo en las elecciones locales de mayo, los rebeldes intentarían forzar el regreso de Boris Johnson, un escenario rocambolesco, pero creíble teniendo en cuenta cómo se ha desarrollado la política británica en los últimos años.
El problema con Sunak es que, aunque el electorado, según las encuestas, le vea más íntegro que la “ambición rubia”, no acaba de conectar con la gente. El hecho de que tenga más dinero que la mismísima familia real (está casado con la hija del Bill Gates indio) y que cuente con un seguro médico privado, no juega a su favor en un momento en el que Reino Unido ha registrado la mayor protesta laboral en la última década por el incremento del coste de vida y las esperas en urgencias hayan llegado un máximo histórico de hasta 12 horas en algunos hospitales de Inglaterra.
En cualquier caso, su plan económico (que incluye subida de impuestos y congelación de salarios para el sector público) está funcionando. Después de que la inflación alcanzara en octubre el 11,1%, el índice más alto en 41 años, en diciembre logró bajar 10,5%. No es mucho, pero sí significativo. Los analistas vaticinan que puede reducirse a la mitad justo a tiempo para las próximas elecciones generales. Por lo que el primer ministro quizá no tenga aún todo perdido.
En este sentido, el debate más extendido es si los `tories´ van camino de repetir el escenario de 1992 o 1997. En el primer caso, el entonces líder conservador John Major se convirtió en el único primer ministro que, estando 20 puntos por detrás en las encuestas, consiguió luego ganar los comicios a pesar del agotamiento de la formación. Pero cinco años más tarde, Major perdió por una victoria tan aplastante que su partido estuvo fuera del poder durante tres mandatos.
La esperanza a la que se agarran algunos conservadores es que el líder laborista Keir Starmer no es un nuevo Tony Blair. El 20% del electorado aún se muestra indeciso ante el líder de la oposición. En cualquier caso, los ánimos son pesimistas. La mayoría de los `tories´ tiene asumido una derrota en la próxima cita con las urnas. Y a lo único que aspiran es que no sea devastadora para que puedan tener tiempo para reconstruirse y volver luego pronto al poder.