Tribuna
A Ucrania se le acaba el tiempo para frenar a Putin
Zelenski necesita carros de combate occidentales para contrarrestar la contraofensiva que Rusia prepara en las regiones orientales
Tras las promesas polacas y británicas de entrega de tanques, Kyiv espera sin demora decisiones firmes de otros aliados occidentales. Los países que apoyan militarmente a Ucrania celebraron este viernes 20 de enero una reunión en Ramstein (Alemania), de la cual el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, espera decisiones contundentes, como el envío de tanques pesados, para ayudar a su país en las próximas y cruciales batallas contra Rusia.
Horas antes de la reunión en la base estadounidense de Ramstein, Estados Unidos, Reino Unido, Suecia y Dinamarca anunciaron nuevas e importantes entregas de armas a Ucrania. Washington desembolsa otros 26.700 millones de dólares en ayuda militar, con lo que el total de la ayuda militar estadounidense a Ucrania desde el inicio de la invasión rusa asciende a 6.000 millones de dólares. Reino Unido, Suecia, Finlandia, Dinamarca y Francia suministran sistemas, todos ellos de menor alcance que el que exigen los ucranianos. Londres ya había prometido vehículos pesados a Kyiv, y Polonia afirmó que estaba dispuesta a entregar tanques de combate de fabricación alemana, los “Leopard 2″.
La reunión de este viernes es la tercera en este formato, conocido como “Ramstein”, desde el comienzo del conflicto el 24 de febrero. Ministros de Defensa y altos mandos militares de unos 50 países se han reunido con el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin. La propia Europa Occidental debe proporcionar a Ucrania tanques más modernos para que pueda defenderse. Por este motivo, Alemania está recibiendo cada vez más presiones de varios de sus vecinos europeos para que permita la entrega de tanques de combate Leopard. Pero a Kyiv se le acaba el tiempo frente a Rusia, que prepara una contraofensiva. De ahí, su llamamiento a dejar de “temblar” ante el presidente ruso, Vladimir Putin. Los modernos vehículos pesados de diseño occidental supondrían una ventaja crucial para Kyiv en las próximas batallas en el este de Ucrania, donde Rusia está reanudando la ofensiva tras sufrir duros reveses este invierno.
Sin embargo, a pesar de las garantías ucranianas, Occidente teme que Kyiv pueda agravar la situación utilizando estas armas para atacar en profundidad el territorio ruso y las bases aéreas y navales de Crimea. El Kremlin ha advertido claramente de que la entrega de armas de mayor alcance significaría que el conflicto alcanzaría un nuevo nivel. Para Estados Unidos, los aliados deben aumentar su apoyo en un momento decisivo para Ucrania. Deben incrementar su contribución militar cualitativa y cuantitativamente a Ucrania en su lucha contra las tropas rusas.
Por su parte, el Kremlin ha argumentado que la entrega de tanques occidentales a Ucrania no cambiaría la situación sobre el terreno. Para Moscú, tales entregas de carros de combate no cambiarán nada en lo fundamental, sino que incluso crearán nuevos problemas a Ucrania, añadiendo que los países occidentales se hacían ilusiones sobre una posible victoria ucraniana en el campo de batalla.
¿Cuál es el verdadero papel que desempeña la reunión de Ramstein? La importancia de esta reunión depende de lo que allí se decida. Alemania finalmente no levantó el veto al envío de tanques Leopard, lo que significa que países como Polonia o España no pueden enviar grandes cantidades de vehículos. El envío de carros de combate, hubiero sido clave para la evolución del conflicto y la respuesta geopolítica de Occidente a la agresión rusa.
De hecho, el envío de tanques alemanes supondría tanto una ayuda decisiva para Kyiv como un cambio de rumbo para Berlín. El discurso del canciller alemán, Olaf Scholz, sobre un cambio de época, tres días después del inicio de la guerra en Ucrania, ya marcó una ruptura con la doctrina de defensa alemana. Hasta la invasión rusa, Berlín se había negado a suministrar armas a un país en guerra.
La reunión entre los aliados en la base estadounidense de Ramstein pretendía demostrar una vez más a Rusia que Occidente seguía unido y dispuesto a proporcionar a Ucrania material suficiente para defenderse. Al principio de la guerra, había una línea roja que no debía cruzarse en oposición al Kremlin. Esta línea roja ha ido retrocediendo poco a poco.
Occidente se está volviendo algo “confiado” en su capacidad para suministrar armas a Ucrania. Incluso si el Kremlin opta por una escalada, Occidente estará ahí para apoyar a Kyiv. En cualquier caso, no hay vuelta atrás. La violencia, la falta de humanidad que Rusia está mostrando en el frente en Ucrania significa que, desde un punto de vista moral, no es aceptable que Rusia gane. Ya no es posible prever ni el statu quo ni una victoria rusa.
No se trata de un enfrentamiento entre Moscú y Occidente, sino entre las democracias y un Estado autoritario. También es una advertencia para otros Estados que quisieran atacar a un país vecino. Si los occidentales no frenan al presidente ruso, Vladimir Putin, en un futuro no muy lejano, otras regiones en el mundo se convertirán en focos de invasiones y factores de desestabilización global.
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