Entrevista
Roberta Metsola: «Hay que seguir ayudando militarmente a Ucrania»
La presidenta del Parlamento Europeo advierte que la Unión se debe preparar para los ataques híbridos y aplaude el papel de las sanciones contra Rusia. «Los retos deben afrontarse con decisiones responsables y a veces duras»
En la semana clave y con más ajetreo para el Parlamento Europeo, su presidenta, Roberta Metsola, nos recibe en su despacho de Estrasburgo. Cuando Metsola asumió el cargo en enero, tras lo peor de la pandemia, pensó que la UE entraría en un período de crecimiento económico. Hasta que Putin invadió Ucrania el 24-F y se sacudieron los pilares de la UE. La política maltesa del Partido Popular Europeo reconoce que, a pesar de la difícil situación, la ayuda a Kyiv, las sanciones a Rusia y los ambiciosos planes medioambientales, «nuestros ciudadanos necesitan sentirse reconfortados».
¿Habrá más ayuda para Ucrania? ¿Necesitan más armas?
Hemos adoptado una macro ayuda financiera a Ucrania de 5.000 millones de euros. Desde el Parlamento Europeo no hay absolutamente ninguna objeción a no dar a Ucrania todos los medios financieros posibles. El respaldo militar y logístico tiene que seguir. También el político: se trata de personas que están luchando nuestra guerra en Europa. Desde el punto de vista del PE, tenemos un memorando de entendimiento que firmamos con el Parlamento ucraniano en 2015, que hemos ampliado para ayudarles con la infraestructura, la seguridad, etc., así como con la forma en que aprueban las leyes y se establece su legislación. Porque los ucranianos, realmente necesitan nuestra ayuda y deberíamos ser capaces de dársela.
¿Están funcionando las sanciones contra Rusia y habrá consenso para ir más allá?
Funcionan. La prueba es que han empezado a ser percibidas por cada vez más personas cercanas a Putin, y aquellos que pensaban que podían continuar su vida con normalidad aunque el Kremlin invadiera Ucrania ilegalmente y violara el principio fundamental de la soberanía e integridad territorial. Lo que también advierto es el hecho de que todavía hay lagunas. Me gustaría asegurarme de que todos los países están aplicando las sanciones. Ya sea dentro de la UE, o en todos los países que quieran convertirse en miembros de la Unión. Siempre estaríamos dispuestos a debatir otras medidas que pudieran conducir, antes, mejor que después, a que Ucrania gane la guerra. Hay una disposición muy fuerte en cuanto a la solidaridad con Kyiv.
Tras el Brexit, Afganistán y la pandemia se recuperó la unidad. Con la invasión rusa de Ucrania, ¿se ha fracturado la UE por la postura de Hungría o de los países que tienen más dependencia energética de Moscú?
Es una realidad que algunos países dependen más de Moscú que otros. Si nos fijamos en Bulgaria, al principio de la invasión dependía al 100% de Rusia para el gas. Al mismo tiempo, la Península Ibérica tiene más suministros de los que necesita. Tiene más reservas, pero no hay interdependencia, así que esa realidad también se refleja en el discurso político, o en cómo los ciudadanos están viendo a los dirigentes políticos o en la comprensión de que esa realidad tiene que reflejarse en las decisiones que tomamos. Esto no significa una carta blanca para los países que piensan que el Estado de Derecho es opcional. Para que digan que no van a acatar algunas sanciones o seguir pisoteando el Estado de derecho. Así que, en mi opinión, no son mutuamente excluyentes. Tenemos que ser mejores en la búsqueda de la solución inmediata. Aunque siempre hemos encontrado zonas comunes, como con la prohibición de los visados turísticos a Rusia. Si bien es cierto que hay mucho ruido alrededor de las reuniones de los ministros de Energía. Hay terreno para tratar de encontrar soluciones.
El ministro de Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba, criticó a Alemania por la falta de ayuda militar. En el PE, ¿los alemanes votan de manera diferente?
Eso fue más el caso antes, con las primeras resoluciones. Después hubo un cambio tras la discusión en torno a Nord Stream. Ahora las posiciones están mucho más unificadas. Hay debates, por supuesto, a nivel nacional sobre la ayuda militar que no pueden ser dictados por el PE. Pero nuestro llamamiento y nuestro compromiso seguirán siendo que el mayor número posible de países siga ayudando militarmente a Ucrania.
Volviendo a Hungría, ¿es una democracia plena? ¿Qué espera que haga la Comisión tras la votación en el Parlamento Europeo?
Estamos asistiendo a un retroceso del Estado de Derecho en toda la UE. El PE ha aprobado esta semana una resolución muy firme en la que se deja claro que esto no se tolerará. No es aceptable que en ningún estado miembro de la UE se vulnere el Estado de Derecho, se pisoteen los derechos de las minorías, se ataque a los periodistas o se someta a los medios de comunicación a un escrutinio innecesario. Somos una unión de valores compartidos y cuando éstos se vean amenazados, los defenderemos.
Con las elecciones en Italia, ¿se teme que cambie el apoyo y las posturas contundentes frente a Moscú?
No puedo prever el resultado. Lo que sí puedo decir es que la gran mayoría de los partidos en Italia son proeuropeos y ya han identificado una relación transatlántica muy fuerte y que también fortalecen a la UE. Espero que eso se mantenga. Tengo una experiencia muy positiva del Consejo Europeo, con diferentes primeros ministros y Jefes de Estado de distintas procedencias políticas que realmente se han unido. Así que mi esperanza sería esa, pero no puedo especular sobre quién ganará.
Respecto al visado a los turistas rusos. ¿No extraña que hubiera habido un consenso aún mayor?
Era suficiente. Estoy casada con un finlandés. La discusión es muy diferente en los países con una frontera común con Rusia. Doy la bienvenida a la decisión para que se suspenda el Acuerdo de Facilitación de visados pero con opciones. Eso significa que cualquiera que tenga una necesidad fundamental o de protección o de derechos, ya sea humanitaria, de investigación, de estudio, médica, etc., debería seguir teniendo derecho a entrar, pero al mismo tiempo tampoco creo que sea justo, ni para los ucranianos ni para el resto de Europa, que ciudadanos de un país que ha invadido ilegalmente a otro puedan verse como turistas en nuestras playas.
En la semana del SOTEU, ¿cuál es el estado de salud de la UE?
La Unión está bien, teniendo en cuenta todos los retos. Cuando fui elegida, pensé que entraríamos en un período de crecimiento económico después de una pandemia muy difícil. Ahora no sólo nos enfrentamos a una inflación creciente y a un aumento estratosférico del precio del gas y la electricidad, sino también a una sensación de dependencia de nuestros ciudadanos y con nuestros gobiernos para que tomen las decisiones adecuadas para ellos. Tenemos movimientos populistas y nacionalistas que están creciendo porque se alimentan de esa frustración, de la desinformación y la propaganda de actores malignos en nuestro continente o en nuestra vecindad inmediata. Aun así, creo que es «saludable» que la Unión esté dispuesta a tomar decisiones, aunque sean difíciles. En primer lugar, porque no tenemos otra opción, y, en segundo, porque hemos aprendido mucho. Corremos el riesgo de una mayor fragmentación si no estamos sanos. Así que estoy orgullosa y es realmente un privilegio, pero una gran responsabilidad para mí dirigir el PE en un momento así. También veo a los 705, incluyéndome a mí, eurodiputados reunidos como nunca antes en una muestra de solidaridad, pragmatismo, eficacia, pero también de visibilidad política. Calificaría de bastante buena nuestra salud, sólo que los retos deben afrontarse con decisiones responsables y a veces duras.
Se avecina un complicado invierno en la UE, ¿las medidas serán suficientes para que no sea tan doloroso?
No hay más remedio que hacerlo. Habrá que tomar medidas financieras inmediatas y otras provisionales para garantizar que se siga suministrando electricidad. Preferiría que se mirara este invierno no con la idea de la fatalidad que están propagando las fuerzas extremistas. Se lo he escuchado a algunos colegas, –no puedo reclamar la autoría– pero lo llamaría «el invierno de la solidaridad». Necesitamos la solidaridad más que nunca.
¿Hay más consenso para impulsar la Europa de la Defensa con una guerra a las puertas?
Hemos conseguido activar instalaciones que nunca se habían activado porque había que tirar de recursos militares. También tenemos una situación sin precedentes en la que Finlandia y Suecia han solicitado entrar en la OTAN. No se trata de una competencia con la Alianza, se trata más bien de una medida complementaria, porque hay países de la UE que no son o nunca serán miembros. Pero eso también significa que tenemos que examinar detenidamente nuestra infraestructura. ¿Tenemos las herramientas adecuadas? Tras Afganistán, ¿tenemos las respuestas idóneas? En el PE hemos pedido durante mucho tiempo que este debate se lleve a cabo adecuada y abiertamente, para ver dónde están los errores. Es un Estado de derecho, por qué no hacerlo en el marco de una convención.
¿Debemos prepararnos para más ataques híbridos, como el de Bielorrusia a Lituania?
Sí, si no los contrarrestamos, debemos estar preparados para ellos. Los vimos no sólo en las fronteras del Báltico, este nuevo método de amenaza de ataque. Europa tiene que seguir siendo lo suficientemente ágil para proteger sus fronteras exteriores, terrestres y marítimas. Tenemos el marco legislativo sobre la mesa. Estoy haciendo todo lo posible para desbloquearlo. Porque realmente quiero encontrar soluciones también en el área de la migración para que podamos asegurar esas fronteras exteriores.
Usted, que hasta ha estado en Kyiv, cuándo la guerra termine, veremos a diputados ucranianos en el Parlamento Europeo en el corto plazo?
Ya recibimos a bastantes diputados ucranianos en el Parlamento Europeo. Y podrán ser eurodiputados tras la adhesión de Ucrania a la UE. Eso sí, también he de decir que no se puede subestimar la fase previa a la adhesión. Yo la viví en mi país y vi el efecto transformador que tuvo en nosotros la preparación para el proceso. Y eso también significa que hay una política más intensa, cooperación y coordinación. Así que sí, por supuesto, hay muchas ganas.
¿Qué país cree que se incorporará antes?
Por supuesto que no hay que olvidar los Balcanes Occidentales. Han estado esperando durante mucho tiempo, han hecho grandes esfuerzos, algunos más que otros. Todavía no hemos concedido la liberalización de visados a Kosovo, un país de apenas 1,9 millones de habitantes. Sería estupendo que se levantara el veto en ese sentido. Para dar una perspectiva a esas personas, más que especular sobre quién sería el primero, diría que cada país tiene su propio camino y que se necesitan dos partes. La nación y la Unión Europea. Nosotros estamos preparados.