Australia

Una superviviente de la erupción del volcán White Island muestra su cara 900 días después de sufrir graves quemaduras

Stephanie Browitt, que perdió a su padre y a su hermana, pasó dos semanas en coma con quemaduras de tercer grado en el 70 por ciento del cuerpo

Stephanie ha estado más de dos años con la cara tapada con una máscara
Stephanie ha estado más de dos años con la cara tapada con una máscaraLa Razón

Stephanie Browitt, de 26 años, estaba en Nueva Zelanda realizando un crucero con sus padres y su hermana. El 9 de diciembre de 2019 tenían contratada una excursión para visitar la isla en la que se encontraba el volcán White Island, pero la madre prefirió quedarse en el barco. Sthephanie, su hermana y su padre realizaron la excursión y cuando salían del cráter comenzaron a ver humo negro saliendo del cráter.

En apenas unos segundos, todo se convirtió en una pesadilla. Gritos de terror y gente corriendo con todas sus fuerzas para alejarse del lugar. “Venía por detrás, se hacía más y más fuerte a medida que se acercaba y podía escuchar el ruido de todas las rocas golpeando el suelo y la gente gritando. Pensé que no sobreviviría, que iba a morir”, dijo Stephanie en el programa “60 minutos”, emitido el domingo por la televisión australiana 9Now.

La protagonista de programa recordó cómo pasaron horas hasta que las fuerzas de salvamento lograran rescatarla a ella y a su padre y trasladarles a un hospital. Su hermana no salió de la isla y su cuerpo fue encontrado días. Su padre, Paul, murió un mes después debido a la gravedad de las heridas sufridas. Stephanie estuvo dos meses en coma. Tenía el 70 por ciento del cuerpo con quemaduras de tercer grado que la obligaron a someterse a numerosas operaciones durante los seis meses que estuvo ingresada en el hospital, que incluyeron la amputación de sus dedos y muchas cirugías de reconstrucción.

Precisamente este pasado domingo publicaron las primeras imágenes de las consecuencias de las quemaduras, que le produjeron grandes daños en cabeza, espalda, torso y piernas, zona esta última en la que necesitó numerosos injertos de piel.

A pesar del dolor físico inimaginable que ha soportado, la parte más dolorosa para ella ha sido aprender a vivir sin su padre y su hermana. “Desearía que mi padre y mi hermana todavía estuvieran vivos. Ojalá me pueda quitar ese día de la cabeza, me ha provocado muchas noches de insomnio y pesadillas. Hay muchas veces en las que mi mente no se apaga. Incluso ahora, todavía me duele mucho”, afirmó.

Ante la ausencia de sus seres queridos, un pilar fundamental en su recuperación y en la asunción de su nueva realidad ha sido su madre Marie: “Mis cicatrices son evidentes, pero ella tiene las suyas que no son visibles, pero siempre se ha asegurado de que yo sea lo primero”, indicó.

Stephanie y Marie ahora están en proceso de demandar a Royal Caribbean por las lesiones físicas y psicológicas que sufrieron. Su abogado, Peter Gordan, dijo que según los informes de actividad sísmica disponibles para la compañía de cruceros, que el volcán era una “bomba de relojería” y lo sabían semanas antes de que se produjera la tragedia.

Aproximadamente a las 14:11 horas del 9 de diciembre de 2019 el volcán entró en erupción y generó una nube tóxica de gas, ceniza y vapor en forma de hongo que se elevó por encima de los 3.600 metros y que acabó con la vida de 22 personas e hirió gravemente a 25 más. El hecho conmocionó a Nueva Zelanda y Australia (de donde eran 14 de las víctimas) porque hubo familias que estuvieron mucho tiempo sin saber si sus seres queridos habían logrado sobrevivir en el que fue considerado como el desastre volcánico más mortífero de Nueva Zelanda desde la erupción del Monte Tarawera en 1886.

Stephanie ya recuperada, decidió dar un paso al frente y mostrarle al mundo tal y como es, después de casi 1.000 con la cabeza tapada con una máscara. Poco antes ya lo había hecho delante de sus amigos, con los que celebró de esa manera su 26 cumpleaños. Ahora solo quiere mirar hacia adelante “volver a una vida lo más normal posible”, trabajar, retomar su vida social y seguir viajando.

Desde la tragedia, Stephanie se ha convertido en una defensora de las quemaduras y ha compartido su larga travesía de recuperación con sus más de 1,5 millones de seguidores en TikToky 102 000 en Instagram.

A pesar de ello, quitarse la máscara delante de las cámaras no ha sido fácil por miedo a que los espectadores la juzgaran por su aspecto. “Muchas personas comparten sus propias historias sobre sus problemas personales. Si mi caso puede servir para inspirar a alguien, significaría mucho para mí”, añadió.

Stephanie es consciente de que nadie debería avergonzarse de sus cicatrices. Por eso espera poder seguir aprendiendo a sentirme cómoda en mi propia piel. No importa cómo sea o cómo la tengas, todos deberían sentirse cómodos en su propia piel.

‘“Soy más fuerte de lo que jamás pensé que sería. Creo que he aprendido que la lucha por la supervivencia es algo real. Luchaba todos los días para sobrevivir. Nunca supe que que tenía esa fuerza en mi interior”, concluyó.