Pandemia
Disturbios en Países Bajos, ¿protestas contra las restricciones o jóvenes amotinados?
Antivacunas y negacionistas aprovechan el malestar social por un año y medio de pandemia para alimentar la violencia. Un tercio de los detenidos son menores
El Gobierno de Países Bajos considera que los disturbios del fin de semana contra las restricciones, en el que han sido detenidas más de un centenar de personas, un tercio de ellos menores de edad, son “pura violencia” de grupos que aprovechan la frustración social.
El escenario es de vandalismo, quema de coches policiales y bicicletas; rotura de escaparates; lanzamiento de piedras y pirotecnia; heridos de bala cuya autoría se están investigando; agentes acorralados lanzando disparos de advertencia en un gesto poco habitual en Países Bajos; y decenas de detenciones cada noche.
Detrás está el descontento social y la creciente polarización tras un año y medio de pandemia, pero los analistas consultados por Efe coinciden en que no hay un movimiento organizado de antivacunas o negacionistas, por ejemplo, sino que confluyen un conjunto de factores y grupos muy heterogéneos a los que las restricciones afectan de diferentes formas.
Si hubiera que definirlos, serían “antirestricciones” con diferentes prioridades, señala Arnout de Vries, investigador de redes sociales y seguridad en la Organización Neerlandesa para la Investigación Científica Aplicada (TNO).
Arnout de Vries subraya la frustración contra medidas que “quitan cada vez más libertades”, pero asegura que influye también “la forma en la que nos hablamos unos a otros; hasta los políticos usan un lenguaje amenazador y duro, y eso se refleja en estos grupos donde hablan de derrocar al gobierno o cosas por el estilo”.
El primer ministro de Países Bajos,Mark Rutte, ve tensión en la sociedad y defiende la protesta como primordial del Estado de derecho. “Pero lo que nunca voy a tolerar es que haya idiotas que usen pura violencia” bajo la excusa de: “Estamos insatisfechos”. “Esto no es más que pura violencia”, aseveró.
El malestar ha ido creciendo este último mes: hinchas que no pueden ir a los estadios, prohibición nacional de los fuegos artificiales en Nochevieja y los planes de excluir a los no vacunados del pase covid aunque den negativo, lo que aún no tiene apoyo parlamentario.
Además, la hostelería cierra a las ocho de la tarde y las opciones de ocio son pocas, en un país bajo un “confinamiento limitado” y con más de 23.000 casos diarios.
“Hay muchas tensiones sociales, sentimientos antigubernamentales, como por la vacunación, pero posiblemente también aburrimiento entre grupos de jóvenes e hinchas. Ahora, el fenómeno no es nuevo, los ciudadanos saben cómo organizarse más rápida y fácilmente, y el Gobierno se está quedando atrás”, agrega a Efe Willem Bantema, investigador sénior en ciberseguridad en la Universidad NHL Stenden de Ciencias Aplicadas.
La Policía y la Fiscalía reconocen que lo veían venir con su monitoreo de las redes sociales y plataformas como Telegram, pero, dice De Vries, solo pueden vigilar “la punta del iceberg”, grupos públicos que incluso se llaman “Disturbios Róterdam”, pero a los cerrados solo se accede por invitación y es ahí donde la Policía debe infiltrarse.
El viernes por la noche, una manifestación no autorizada contra las restricciones en Róterdam resultó en disturbios, lo que el sábado y domingo imitaron grupos en varias ciudades, repitiendo imágenes que ya se vieron en Países Bajos a principios de año, con los choques entre jóvenes amotinados y la Policía por el toque de queda.
Organizados en la redes sociales
En realidad, aún había grupos “dormidos” en las redes sociales desde entonces y “los hinchas ya tienen grupos de Telegram desde hace tiempo y cuando hay un nuevo tema para protestar, como el público en los estadios, restricciones o fuegos artificiales, se suman. Se les invita para sumar fuerza”, agrega De Vries.
Bantema subraya que “hoy en día, la comunicación digital juega un papel en muchas, si no en todas, las manifestaciones”, y eso repercute “en el orden público y la seguridad”, por lo que “cualquiera que se sorprenda en 2021 no ha estado prestando atención” a la vida digital.
“En muchos casos, empiezan con un llamamiento en línea. Hace años, esa información estaba disponible en fuentes abiertas. Con grupos cerrados en Whatsapp, Facebook y Telegram, es más difícil para las autoridades responder rápido”, dice Bantema.
El alcalde de Roosendaal, Han van Midden, señaló “las tensiones en la sociedad por las restricciones”, pero definió a estos grupos como “el núcleo muy duro de agitadores que aprovechan cada oportunidad para atacar al Gobierno y los edificios públicos”.
Una de las cosas que más han llamado la atención es la presencia de menores de edad. “La investigación acaba de empezar, el tiempo dirá. Sólo cuando se calmen las cosas y se hayan realizado los arrestos podremos decir de dónde viene la violencia”, señaló Ernst Pols, de la Fiscalía de Róterdam.
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