Estados Unidos
Así es Kensington, el barrio “zombie” de Filadelfia donde la droga y la violencia han tomado las calles
La droga y la violencia son las principales protagonistas de este distrito de la ciudad estadounidense, pues ha transformado el lugar en un ambiente de película de terror
Las calles repletas de basura, toda desperdigada. Un ambiente infausto, siniestro, que parece sacado de una película de terror o en un libro de Stephen King. Y un gran número de personas que, afectadas por el consumo de heroína o el fentanilo, deambulan por los rincones con lentitud, arrastrándose o sin saber a dónde ir.
Hablamos de Kensington Avenue, en el distrito que lleva su nombre y que pertenece a Filadelfia. Imágenes espeluznantes se repiten día sí y día también en este barrio. Alrededor de 300 personas viven sin hogar en la ciudad, según estiman los servicios sociales, pero ese número se duplica en la estación veraniega. Sillas maletas, zapatos, colchones, cojines... numerosos objetos aparecen por las aceras, y no solamente cerca de contenedores, sino también como muestra de que los sintecho buscan cualquier zona para vivir. La pobreza, la prostitución y la droga van de la mano en esta deprimida zona de la ciudad.
“Se inyectan agujas en brazos, cuello y entre los dedos de los pies. Cojean y cabecean. Algunos están tirados en el suelo y parecen estar muertos”, describía The New York Times en 2018. Ni siquiera la pandemia ha alterado el día a día, pero tampoco ha mejorado su vida. Prostitución, insalubridad, problemas financieros o gente sin hogar son algunos de los problemas presentes en este distrito, uno de los que se encuentra en peor situación social de Estados Unidos.
Más allá del coronavirus, es la droga el problema principal que se respira. Mientras unos dosis arreglan vidas en el mundo, otros dosis, como en este caso, las empeoran. Y su adicción agrava el problema.
Una larga lista de efectos
El fentanilo es un compuesto utilizado para potenciar los efectos de otras drogas, lo que le hace hasta cincuenta veces más poderoso que la heroína y 100 veces más que la morfina. Aunque su uso es legal, e incluso se recomienda en recetas médicas y bajo control médico, adictos lo consumen sin conocimiento y vendedores lo trafican con irresponsabilidad para aumentar sus ganancias. Pese a su peligrosidad, los compradores entran en un juego temeroso en el que tratan de conseguir más mercancía pese a sus efectos, audaces e inmediatos, que producen sedación, problemas respiratorios y deficiencia visual, además del cansancio., entre otras consecuencias que agravan la salud de las personas. Por ello, profesionales aseguran que es una peligrosidad añadida para aquellos que la toman y se ponen al volante.
Pero el problema no está en que solo sean estos habitantes, sino que Kensington atrae a centenares de personas de todo el país por la facilidad de la venta de esta sustancia. Y el mercado ilegal de la droga está poco perseguido.
Medio millón de personas, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, han muerto en las últimas dos décadas por sobredosis de opioides. Según la organización, tres epidemias de esta droga han tenido lugar en este tiempo. La primera, en la década de los 90, por opioides; la segunda, en 2010, donde se produjo un rápido crecimiento de las muerte debido también a la heroína, y desde 2013, también el fentanilo.
Denuncias de los vecinos
Organizaciones vecinales del barrio han denunciado en numerosas ocasiones la permisividad que tiene este mercado en el distrito, señalando que, pese a que se mueven cientos de millones de dólares a cambio de la degradación del distrito, afirman que hay un “racismo institucional”, pues no se actúa contra los puntos de venta de barrio y sí en los adyacentes, además de que la mayoría de las personas que residen en esta zona son latinos o de raza negra.
“Seamos claros: el esfuerzo de contención de gran éxito en Kensington es el racismo sistémico en acción”, concluía el presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio, Eduardo Esquivel. Además, el vecindario tiene una tasa de delitos relacionados con las drogas del 3,57%.