Tras la moción de censura
Los centristas suecos retiran la ley de alquileres para allanar una salida a la crisis
Tras perder el lunes la confianza del Parlamento, el socialdemócrata Löfven negocia contra reloj con sus aliados para evitar un adelanto electoral
Con el largo fin de semana del “Midsommar”, en el que los suecos celebran el solsticio de verano, a la vuelta de la esquina, los partidos aceleran los contactos para superar las crisis política en al que vive inmerso el país nórdico. El lunes, el socialdemócrata Stefan Löfven pasó a la historia como el primer jefe de Gobierno en funciones derrotado en una moción de censura en la historia de Suecia, Y eso que el antiguo líder sindical de 63 años tiene experiencia en estas lides, nada menos que seis mociones de censura desde que llegó al poder en 2014. La séptima, sin embargo, triunfó con 181 votos (seis más de los necesarios).
Löfven dispone de una semana para decidir si presenta su dimisión o adelanta las elecciones a un año de que concluya la actual legislatura. Los socialdemócratas no pierden el tiempo y tratan de reconstruir el acuerdo a cuatro bandas que les permitió permanecer en el poder en coalición con Los Verdes tras el reñido resultado electoral de 2018. Suecia tardó cuatro meses en levantar un inédito compromiso político entre la izquierda y la derecha para evitar que los ultras Demócratas Suecos (SD), la tercera fuerza del “Riksdag” se convirtieran en al árbitro de la política nacional.
La primera que dio un paso al frente fue el miércoles la líder del Partido del Centro, Annie Lööf, que anunció por sorpresa que retiraba el proyecto deley que liberaliza el mercado de alquiler para las nuevas construcciones, un texto que ha provocado nada menos que la caída del Gobierno. “La propuesta no tiene el respaldo de la mayoría parlamentaria y por eso ya no está sobre la mesa”, explicó Lööf al diario “Dagens Nyheter”, el más importante diario sueco.
En opinión de la líder centrista, resulta imprescindible renovar el conocido como Acuerdo de Enero, un texto de 73 puntos que allanó el camino de la investidura de Löfven en enero de 2019 gracias al apoyo parlamentario de centristas y libares. Ambos partidos rompieron su tradicional alianza electoral con los otros dos partidos de derechas (conservadores y democristianos) porque no querían depender de la ultra derecha para gobernar.
“Dado que la propuesta ya no está sobre la mesa, creemos que es importante que ajustemos el Acuerdo de Enero para lograr un mejor equilibrio”, explicó Lööf. En concreto, propuso avanzar en la bajada de impuestas para las rentas bajas y medias.
El problema es que los liberales de Nyamko Sabuni ya dan por muerto el Acuerdo de Enero y no están por la labor de reemplazarlo por un Acuerdo de Junio. apuestan, en cambio, por formar un Gobierno de derechas aunque dependa de los populistas xenófobos de Jimmie Akesson, líder de los Demócratas Suecos.
Desde la izquierda se recibió con esperanza la renuncia a un proyecto de ley que amenazaba uno de los pilares del Estado del Bienestar sueco, los alquileres asequibles. Löfven se apresuró a decir que “el mensaje de Annie Lööf es una buena noticia. Es constructivo y supone un paso adelante”. “Lo principal es que más partidos actúen ahora por el bien del país”, añadió.
Para que el actual Gobierno rojiverde sobreviva a septiembre de 2022, fecha prevista para la celebración de las próximas elecciones suecas, puede prescindir de los liberales, pero necesita que el Partido de Izquierda, socio parlamentario de Löfven hasta que sumó sus votos con la derecha para darle un escarmiento por la ley de alquileres, forma parte de la ecuación. Es decir, que centristas y ex comunistas alcancen un denominador común. Por ahora, el punto que les une es evitar a toda costa que el próximo Gobierno sueco esté tutelado por la ultraderecha.
Los sondeos publicados tras la moción de censura apuntan a una subida de los ex comunistas hasta el 12%, lo que contribuye a erosionar a los socialdemócratas, que, aunque seguirían siendo el partido más votado, caerían al 24%. En conjunto, el bloque de derechas, contando con los populistas de SD, lograría una estrecha mayoría, mientras verdes y liberales quedaría fuera del Parlamento por no alcanzar el 4% de los votos.
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