Análisis
“Pedro Castillo es un enigma. Podría ser comunista, pero no imponer un gobierno autoritario en Perú”
Preguntamos al analista político y periodista peruano Luis Felipe Gamarra sobre el agónico recuento de votos en el país andino
El candidato a la presidencia de Perú Pedro Castillo ha adelantado a su rival con un 50,1%, mientras Keiko Fujimori se queda en un 49,9%, en el apretado recuento de votos de las elecciones presidenciales, que ya ha contabilizado el 94% del voto. El periodista peruano Luis Felipe Gamarra asegura a LA RAZÓN que un Pedro Castillo es un “enigma”
La pregunta del millón ¿quién de los dos candidatos ganará el recuento final?
Con resultados al 97% (aproximadamente), y una diferencia entre ambos de decimales (la diferencia no llega al punto porcentual), no podemos afirmar quién ha ganado. Aún se están escrutando los votos del interior del Perú, aquellos que están más alejados de las mesas de cómputo electoral de la ONPE, así como las mesas en las que votaron los peruanos en el extranjero. Y, según datos de las encuestas realizadas a boca de urna, el Perú rural ha votado mayoritariamente por Castillo, mientras que los electores en el exterior, más de 1 millón de peruanos, votaron en una proporción de 70 – 30 a favor de Fujimori. Es una final de fotografía, en la que dos propuestas, a ambos extremos del espectro ideológico, han dividido a Perú en facciones que buscan conservar la política y la economía como los últimos 30 años, y otro que exige un cambio radical.
¿Cree que ambos candidatos aceptarán deportivamente el resultado? ¿Y si no lo aceptan? ¿Augura una parálisis política o protestas de sus seguidores en las calles?
Es difícil saber cómo responderá el candidato que pierda las elecciones. Pero, de los hechos, solo ayer, con resultados de conteo rápido (encuesta Ipsos 7:00 pm), que le daba a una ligera ventaja a Keiko Fujimori, Castillo convocó a sus seguidores a salir a las calles a defender el voto. Contradictoriamente, el boca de urna le dio una ventaja a Castillo, con lo que sus simpatizantes dejaron de hablar de fraude. Esta actitud pone en evidencia que si no gana el clima de agitación se agudizará. Del lado de Fujimori, cabe recordar cómo reaccionó en 2016 en el mismo escenario, en el que por 40.000 votos perdió frente a Pedro Pablo Kuczynski. Su reacción, si bien no fue en las calles, consistió en petardear un Gobierno hasta llevarlo a la vacancia. Y, si contamos su bancada, con 24 curules, que se podría sumar a otras que apoyaron a Fuerza Popular en esta segunda vuelta (Avanza País, Renovación Popular, Alianza para el Progreso, entre otros), podría sumar más de 70, cifra parecida a los 73 que sacó en 2016.
¿Qué representa Keiko Fujimori? ¿Quiénes le apoyan dentro de Perú? ¿Liberará a su padre? ¿Qué políticas pondrá en marcha si se gana?
Fujimori representa conservar la política económica e institucional del país de los últimos 30 años: una economía de mercado que, si bien ha logrado reducir la pobreza, no ha logrado que más de 10 millones de peruanos sigan sin acceso a una vivienda digna, con servicios esenciales de salud y educación. El apoyo que ha recibido, más urbano que rural, es de aquellos peruanos que ven en Castillo una amenaza a su nivel de vida o privilegios. No es casual que en este momento el desempate de las horas finales entre ambos candidatos se da entre peruanos en el exterior y peruanos en el interior del Perú. Sobre su padre, ella ha ofrecido como parte de sus promesas de campaña liberarlo, a pesar de que, por sus penas, lesa humanidad, secuestro y asesinato, esta liberación debe cumplir una serie de protocolos, que Fujimori no cumple. Es lo que pasó cuando Kuczynski lo liberó y por orden del Poder Judicial lo regresaron a prisión a las pocas semanas. Las políticas que pondrá en marcha probablemente serán las mismas de los últimos 30 años, menos Estado, más participación de los privados en el acceso a servicios básicos, y bonos y ayudas económicas a familias en estado de pobreza. Un elemento a añadir es que, si no gana Fujimori, sus procesos judiciales continuarán, y una de las posibilidades es que termine presa. Si gana obtiene su inmunidad por 5 años, y habrá que esperar.
¿Es Pedro Castillo un marxista o un izquierdista más pragmático que otra cosa? ¿Girará Perú hacia el bolivarianismo en caso de una victoria suya?
Pedro Castillo es un enigma. Cuando habla no es claro, es evidente su falta de conocimiento de cómo funcionan las instituciones y preocupa su análisis básico de la realidad. Si bien su análisis es claro respecto del Perú que no se ha visto beneficiado durante estos años de “crecimiento” del PBI, con hospitales y colegios que se caen a pedazos en el interior del Perú, es verdad que tiene muchos allegados políticos que enmiendan, corrigen o “traducen” sus propuestas en lo político y económico. Podría ser marxista, pero eso no lo hace terrorista como le han endilgado sus críticos. Podría ser comunista, pero no podría imponer un gobierno autoritario en un país en el que más de la mitad de peruanos han votado por Fujimori, y una élite de políticos y empresarios a favor del actual modelo. Podría ser un gobierno moderado, como el de Ollanta Humala, con énfasis en querer ofrecer más ayuda o crédito a familias pobres, para que el desarrollo también los alcance.
¿Alguno de los dos contendientes puede dar estabilidad política y social al país?
Todo dependerá de que sus políticas, en el caso de ganar al final Fujimori, conserven el actual modelo pero que haga un profundo trabajo por llevar desarrollo a ese Perú rural que ha votado en su contra. Y, de ganar Castillo, que genere empleo y acceso a crédito a bajo costo entre las familias pobres del Perú, promoviendo la libre empresa y atrayendo capitales del exterior. Y, para comenzar, un discurso que llame a la paz y el encuentro entre peruanos.
¿Cómo ha golpeado el coronavirus al Perú y de qué manera se ha notado en la elección?
El covid-19 ha sido el tema central de esta campaña. Y de los dos lados hemos visto declaraciones o situaciones preocupantes. Del lado de Fujimori, su principal asesor en temas de salud, Ernesto Bustamante, afirmó que la vacuna Sinopharm era “agua destilada”, y días más tarde la OMS validó esta vacuna, obligando a Fuerza Popular a “esconder” a su experto. Y, del lado de Perú Libre, decir que van a renegociar los contratos entre Perú y los principales laboratorios en un momento en el que las vacunas están llegando en pocas cantidades, con tal de favorecer las vacunas producidas en Cuba, Argentina y Rusia; es realmente preocupante. El coronavirus ha provocado la muerte de más de 180.000 peruanos y hoy, a un ritmo de 200 personas diarias, debería ser la principal preocupación de estos dos posibles presidentes, pero lamentablemente la forma de ver el mundo de ambos personajes los ha hecho enfocarse en sus rivalidades y no los problemas en común del país.