Represión en China
Hong Kong se blinda en el aniversario de la matanza de Tiananmen
Desplegados 7.000 policías para impedir las manifestaciones en el aniversario
Hong Kong se prepara para una tensa jornada. Hasta 3.000 agentes antidisturbios –7.000 según un canal local– estarán desplegados hoy por la ciudad con el fin de prevenir cualquier intento de concentración o manifestación en conmemoración de la masacre de Tiananmen, de la que se cumplen 32 años. Por segundo año consecutivo, las autoridades de la ex colonia británica han prohibido la celebración de la tradicional vigilia, el único acto que daba voz a la tragedia dentro de China. La razón oficial: la pandemia. La extraoficial: la mano de Pekín.
El año pasado, unas 20.000 personas se congregaron en el parque Victoria pese a la prohibición. De entre todas ellas, un total de 26 figuras destacadas de la oposición fueron arrestadas meses más tarde acusadas de participar en una asamblea ilegal, incluido el magnate de los medios Jimmy Lai o el activista Joshua Wong. En la actualidad, ambos se encuentran cumpliendo condena en prisión. Por eso, ahora se teme que echando mano de la Ley de Seguridad Nacional que Pekín impuso en la ex colonia británica en junio del año pasado, la tradicional vigilia que durante años fue la única conmemoración a gran escala en suelo chino desaparezca.
Desde que el Gobierno central impuso esta norma que castiga con penas de hasta cadena perpetua la secesión, subversión o terrorismo, la libertad de expresión en la ciudad vive sus horas más bajas. Hasta la fecha, más de cien personas han sido arrestadas, 57 de ellas procesadas y muchos han puesto tierra de por medio para evitar sus consecuencias. La ley ha acabado con casi toda la disidencia en la ciudad y las autoridades han advertido de que caerá con todo su peso sobre aquellos que osen desafiarla.
Para disuadir a los más atrevidos, la Oficina de Seguridad de Hong Kong ha insistido en que asistir a una protesta ilegal puede conllevar penas de hasta cinco años de cárcel, así como ha advertido de que no se librarán de pasar un año entre rejas aquellos que alienten el ir a este tipo de manifestaciones. Por su parte, la controvertida ley ayudará a que no se escuchen consignas del tipo «Fin al Gobierno de partido único» o «Democracia para China».
Este escenario ha empujado a la Alianza de Hong Kong en Apoyo de los Movimientos Patrióticos Democráticos de China, tradicional organizadora del evento, a no hacer un llamamiento para que las personas se presenten en el parque ni tampoco llevar a cabo una ceremonia como el año pasado. Según explicaron, temen que la Policía acuse a quienes pudieran ver esa transmisión en vivo juntos de compartir un «propósito común» y los arresten por reunión no autorizada.
Temores que se materializaron también el miércoles, cuando el Museo del 4 de Junio de Hong Kong, dedicado a conmemorar a las víctimas de la represión de China en 1989, anunció que cerraba temporalmente debido a una investigación sobre una licencia. Al parecer, varios miembros del Departamento de Higiene Ambiental y Alimentaria (FEHD) acudieron a sus instalaciones el martes alegando que no habían obtenido el permiso como lugar de entretenimiento público y que por lo tanto infringían las regulaciones. Ante tal situación, la Alianza que dirige el museo decidió echar el cierre hasta nuevo aviso para proteger la seguridad del personal y de los visitantes.
Sin embargo, parece sospechoso que, a tan solo dos días de tan señalada fecha, las autoridades se hayan puesto a husmear en un espacio único donde los hongkoneses podían encontrar testimonios sobre la masacre y rendir en cierto modo un homenaje a las víctimas. Por eso, desde el museo han instado a los habitantes de Hong Kong a seguir «siendo sabios, flexibles y decididos a conmemorar el 4 de junio de forma legal, segura, pacífica y racional a su manera, en un momento y lugar adecuados, de modo que la verdad no se olvide».
En esas también están otros ciudadanos que se las han ingeniado para conmemorar a las víctimas de aquel incidente en el que el Ejército chino acabó con la vida de numerosos estudiantes –más de 10.000 según algunas organizaciones–. Entre los más osados, se encuentra la artista Kacey Wong, quien en anteriores vigilias se dedicó a recolectar para hacer obras de arte los restos de los cientos de velas que sus paisanos sostuvieron. Para ella «cada vela encendida contiene el duelo de una persona por aquellos que se sacrificaron en pro de la democracia, así como el anhelo de la democracia». Por eso, su particular homenaje consiste en «redistribuirlos a la gente de Hong Kong para que puedan recolectarlos, preservarlos y ponerlos en un lugar seguro», explicó.
Otros como Albert Ho, ex parlamentario ahora encarcelado y uno de los organizadores de la vigilia anteriormente, sugirió que los hongkoneses podrían encender velas o las linternas de sus teléfonos móviles en sus vecindarios. El que otros años dedicara parte del mes de mayo a organizar el evento, esta vez permanecía pendiente de la sentencia por asistir a protestas anteriores. «Podemos considerar todo Hong Kong como si fuera Victoria Park», declaró al diario «South China Morning Post» justo antes de conocer el fallo que le envió a prisión.
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