Caravana de migrantes
Miles de inmigrantes hondureños siguen varados en Guatemala rumbo a Estados Unidos
Los “sin papeles” fueron fuertemente reprimidos y dispersados por la Policía guatemalteca
Un éxodo de pobreza y miseria que a pocos parece importarle en tiempos de pandemia ni el muro del saliente Donald Trump ni las Fuerzas de Seguridad de otros países vecinos, pararán el hambre. La Policía de Guatemala dispersó ayer una caravana con miles de migrantes hondureños, apostados durante el fin de semana en una carretera en el poblado de Vado Hondo (este), donde fueron cercados en su ruta a pie hacia Estados Unidos.
El contingente policial avanzó con fuerza sobre la masa, haciendo un fuerte ruido mediante el golpe de sus macanas contra escudos, logrando que unos 4.000 migrantes retrocedieran y otros corrieran hacia los lados, dispersándose dentro del pueblo, pero aún en territorio guatemalteco. La ruta quedó despejada para el avance del transporte de carga, retenido más de tres días. Es una victoria pírrica para la policía porque los inmigrantes volverán a la carga.
Por ahora el Ejército Guatemala mantienen detenido el avance de miles de migrantes hondureños, algunos contagiados de covid-19 y con cada vez menos opciones, de reanudar la marcha.
Los caminantes fueron reprimidos el domingo con gases lacrimógenos y aporreados con varas por militares en una carretera del poblado de Vado Hondo, departamento de Chiquimula, fronterizo con Honduras, país que protestó por la violencia usada contra sus ciudadanos.
Unas 4.000 personas permanecen a la cabeza, de las 9.000 que se contabilizaron al comienzo. Otros 800 han sido contenidos en un pueblo vecino, cientos se han dispersado por los alrededores y al menos 1.568 personas han retornado a Honduras, entre ellas 208 menores. México, que blindó su frontera y envió autobuses para facilitar el retorno a Honduras, llamó al diálogo para evitar acciones violentas.
“Estamos haciendo propuestas de que se busque el diálogo con los migrantes (...). Que se les atienda para que no entren a ningún país por la fuerza”, declaró el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
La caravana está contenida en Vado Hondo, un punto estratégico a menos de 50 km de la frontera, desde donde se hace difícil continuar el rumbo por otro lado ante lo escarpado del lugar.
Melvin Cabrera, de 50 años, quien pasó la noche frente al bloqueo, aseguró que resistirá y pidió a las autoridades que los dejen continuar. “Soy soldador, carpintero, albañil y más, pero no consigo trabajo” en Honduras, dice.
Como muchos de los que marchan, culpó al mandatario Juan Orlando Hernández de la complicada situación que vive su país.
Los migrantes, entre ellos familias completas con niños, aguantan a la intemperie y elevan plegarias, esperanzados en que podrán seguir, pese a que Guatemala desplegó a 5.000 militares en todo el camino.
El éxodo hondureño comenzó la madrugada del viernes desde San Pedro Sula y los caminantes ya dan muestras de cansancio.
La tensión que se vive no fue impedimento para que una pequeña caravana de 300 salvadoreños se uniera ayer al flujo, al entrar sin presentar documentos ni prueba negativa de covid-19 como lo exige Guatemala.
Sin apenas trenes, los camiones son la clave de la carga
En tanto, Guatemala comienza a sufrir los estragos en sus actividades económicas. La caravana ha provocado largas filas de vehículos, la mayoría transporte de carga.
“Tienen que dejarnos pasar, Guatemala es un caos porque esta es la vía internacional por donde viene el transporte. Sus productos se están arruinando”, mencionó un migrante de 28 años, consciente del problema que están generando al bloquear las vías.
La caravana generó tensión entre Guatemala y Honduras, al punto que Tegucigalpa reclamó a su país vecino la acción represiva de los cuerpos de seguridad contra los migrantes, y le pidió una investigación de los hechos.
Guatemala, por su lado, ya había fustigado a Honduras por no contener el flujo que irrumpió de manera desordenada en la frontera entre viernes y sábado. Autoridades migratorias locales advirtieron que en el grupo caminan “infiltrados” miembros de pandillas.
Los uniformados tienen la orden de hacer retroceder la caravana ante el riesgo de contagios de covid-19, según un decreto del presidente Alejandro Giammattei, que autoriza el uso de la fuerza.
Hasta el momento, 21 personas del grupo que pasaron por puestos de control sanitarios han dado positivo al virus, y deberán guardar cuarentena en Guatemala antes del regreso a su país.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), un ente autónomo de la OEA, manifestó su “preocupación” por la violencia usada contra la caravana, e instó a Guatemala a “garantizar el principio de adecuación y progresividad de la fuerza en acciones y controles migratorios”.
Los migrantes hondureños aseguran que escapan de la violencia, la pobreza, el desempleo y la falta de educación y salud, situación agravada por la pandemia.
Prevenir futuras caravanas
Los que van en caravana aseguran que tienen la esperanza de una posible flexibilización de las políticas migratorias en Estados Unidos, cuando el presidente electo, Joe Biden, asuma el próximo miércoles. Posibilidad que Washington ya rechazó. “Instamos a Honduras a evaluar y fortalecer medidas de control fronterizo y protocolos de salud para prevenir futuras caravanas”, señaló Michael Kozak, subsecretario de Estado interino para el Hemisferio Occidental. La caravana tiene previsto recorrer entre 450 o 664 km por Guatemala para entrar por el paso fronterizo de Tecún Umán (suroeste) a México.
Desde octubre de 2018, más de una docena de caravanas, algunas con miles de migrantes, han salido de Honduras rumbo a Estados Unidos, pero la mayoría ha fracasado por la intensificación de los controles. Las venas siguen abiertas en el continente.
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