Leopoldo López
“Queremos para Venezuela lo que Pablo Iglesias fue a celebrar a Bolivia: elecciones libres y justas”
El opositor político Leopoldo López afirma a LA RAZÓN no sentirse derrotado por Maduro y reconoce que ha habido “mucho sufrimiento del pueblo venezolano”, pero alienta a tomar las calles
El político venezolano Leopoldo López logró salir de su país en octubre después de más de siete años privado de libertad. Este opositor, la cara más visible de la lucha contra el régimen de Nicolás Maduro, llegó a España para reunirse con su esposa y sus hijos. Ahora está a la espera de regularizar su situación para poder desplegar en el exterior una agenda internacional. En una entrevista con LA RAZÓN el disidente asegura que el objetivo de esa agenda es lograr la celebración de elecciones presidenciales justas y democráticas, algo que le transmitió al presidente Pedro Sánchez nada más llegar a España. López recuerda que en la reunión con el dirigente español éste le dejó “muy claro” que quien dirige la política exterior española es él, en referencia a la creciente influencia del vicepresidente Pablo Iglesia.
¿Qué momento fue el más difícil durante sus cuatro años de cárcel?
Cada persona vive la cárcel de una manera distinta. A mí me tocó estar aislado. La cárcel militar de Ramo Verde está a una hora y media de Caracas, en una colina. Tiene dos torres, en una está la población carcelaria y en la otra estaba yo solo. En esos cuatro años hubo periodos en los que pude convivir con otros presos políticos como Daniel Ceballos y Antonio Ledezma. Fue muy duro, así que me tocó desarrollar una rutina, algo que había leído en la experiencia de Mandela y de un cardenal católico preso en Vietnam durante muchos años. Todos los días hacía tres cosas: rezaba y trataba de leer cuando tenía libros. Escribía, aunque luego me robaban los escritos. Y hacía ejercicio físico. Vivía en una celda reducida, pero aprendí a ejercitarme en poco espacio. Eso me permitió vivir la cárcel centrado con lo que podía y no podía hacer.
¿En algún momento pensó que le iban a matar o que podía morir en prisión?
Sí, hubo varias amenazas. En una ocasión, durante un motín en la cárcel, la guardia me sacó de la celda de una forma muy violenta. Pensé que mi vida corría peligro. En otros momentos pensé que me iban a envenenar. Tiempo después, al salir de la cárcel, conversé con una persona que fue mi custodio y me confesó que es algo que habían hablado, posibles escenarios para afectarme contaminando los alimentos y llevándome a una situación extrema de aislamiento. De hecho, hace dos semanas, el propio dictador Nicolás Maduro, dijo que estando yo en cárcel hubo un proceso para planificar mi asesinato. Yo no lo viví solo. Otros presos políticos también fueron sometidos a atropellos. Algunos fallecieron en la cárcel como presos políticos.
Hugo Chávez no fue tan duro contra usted si se compara con Nicolás Maduro, quien le ha encarcelado y ha logrado que abandone Venezuela. ¿Es un líder más ambicioso?
Chávez no es Nicolás Maduro, hay una diferencia en la práctica autoritaria, represora, violenta y criminal de Maduro. Esto lo piensa mucha gente que acompañó a Chávez muchos años. Maduro ha tomado una deriva criminal y autoritaria mucho más profunda que la de Chávez. Esto no exculpa a Chávez de ninguna manera. Fue Chávez quien me inhabilitó para poder participar electoralmente. Y fue Chávez el que creó las condiciones para que Maduro llegara al poder, dando pie a la destrucción del país en todos los terrenos, en el económico, en el social y en el político.
¿Se siente derrotado por Maduro tras haber tenido que abandonar Venezuela de forma clandestina?
No quería salir del país, lo dije muchas veces, pero las circunstancias cambiaron y tuve que irme para contribuir con lo que es mi pasión, mi entrega a la lucha de la libertad por Venezuela. Llegó un punto en que mi contribución a la lucha podía ser mayor estando fuera que dentro. Nicolás Maduro no me ha derrotado a mí, ni a las fuerzas democráticas, ni al pueblo de Venezuela. Maduro será derrotado por un pueblo que quiere libertad y un mundo libre que nos va a acompañar en esa búsqueda. Ha sido un proceso difícil y largo, y ha habido un sufrimiento profundo del pueblo venezolano.
¿Cree que el Gobierno español se dejará guiar en su política hacia Venezuela por las ideas del vicepresidente Pablo Iglesias, quien hace poco estuvo en Bolivia celebrando la victoria del partido de Evo Morales?
Yo tuve una reunión con el presidente Pedro Sánchez muy larga y positiva y me dejó muy claro que él es quien conduce la política internacional. Con respecto a Venezuela, está comprometido con la libertad de mi país y con unas elecciones presidenciales libres, justas y verificables. Usted habla de que Pablo Iglesias estuvo recientemente en Bolivia. Lo que yo planteo y lo que queremos los venezolanos es lo mismo que lograron los bolivianos. Nosotros queremos para Venezuela lo que fue a celebrar Pablo Iglesias a Bolivia, unas elecciones libres y justas, y que decida el pueblo. El resultado de una elección libre no se decide ni desde España ni desde Estados Unidos sino en Venezuela. Lograr esas elecciones verificables requiere del apoyo de España, Europa y de Estados Unidos y de América. Allí es donde debe estar la coherencia, en la lucha a favor de la libertad en Venezuela. Este debe ser un tema lo más unitario posible. Espero que la causa de Venezuela unifique al espectro de los partidos políticos en España y dentro del Parlamento Europeo y que unifique a Europa con Estados Unidos y con la región con el objetivo de unas elecciones presidenciales en Venezuela justas.
¿Cómo piensa movilizar a los venezolanos si sienten miedo a la represión y muchos carecen de alimentos y trabajo o se han ido del país?
La circunstancia ahora es mucho más difícil por muchas razones, incluida la pandemia. Venezuela es hoy un país desmovilizado, no hay gasolina siendo el país con las mayores reservas de petróleo y con una capacidad instalada para producir dos millones de barriles de gasolina al día. Tampoco hay electricidad y los apagones son diarios. La represión y el terror que se ha sembrado en Venezuela hacen que esta circunstancia sea mucho más compleja para poder movilizar a la gente. Pero esa situación no puede llevarnos a rendirnos, eso es lo que quiere el dictador. Maduro quiere que estas circunstancias nos terminen de asfixiar y que lleguemos a la conclusión de que no podemos más, de que nos tenemos que arrodillar. Pero el régimen no puede vencer a quien no se rinde. Es probable que las movilizaciones de diciembre no sean tan masivas como las del pasado, pero no por eso las tenemos que dejar de hacer. Este es un proceso de ciclos. Cuando se está abajo hay que tener la capacidad y la vocación para volver a construir un ciclo ascendente de entusiasmo y esperanza.
¿Qué errores ha cometido la oposición en su estrategia para luchar contra el régimen?
Ha sido un proceso muy desgastante en el que hemos enfrentado a una estructura criminal. Maduro está señalado por la ONU por haber ordenado crímenes de lesa humanidad, torturas, abusos sexuales y ejecuciones extrajudicial, algo que ocurre de forma sistemática. Un error fue haber subestimado la estructura criminal de la dictadura y haber pensado que podíamos lograr un cambio político con las formas democráticas que estaban puestas sobre el terreno. Otro error fue la gestión de las expectativas, eso nos ha ocurrido en varias ocasiones. Hemos visto un ciclo ascendente de entusiasmo, de esperanza y de movilización y hemos pensado que estábamos muy cerca. En esos momentos cometimos errores. Para mí ha sido una gran lección para aprender a tener más cautela. También hay que saber manejar el derrotismo. Es muy fácil ahora llegar a decir que ya no hay nada más que hacer en Venezuela. Yo me resisto a esa visión. Al liderazgo le corresponde lograr que en momentos como este sigamos empujando hasta que se termine de romper la cadena de la tiranía.
Uno de esos momentos de gran expectativa fue la amenaza de Trump de usar todos los recursos para acabar con Maduro. ¿Cree que con Joe Biden la estrategia de EEUU va a ser más efectiva?
Forma parte de un proceso, que comenzó con Obama cuando definió al régimen de Maduro como una amenaza para la seguridad nacional. Eso construyó el camino para el endurecimiento de la posición de Trump. Estamos muy agradecidos porque en los últimos años se le dio una relevancia al caso de Venezuela. Ahora, en esta nueva etapa, hay que manejarlo distinto. Cuando se habla de que todas las opciones están sobre la mesa hay que entender que se puede trabajar con muchas opciones y no con una sola.
Muchos pensaron que esa opción era la intervención militar.
Sí, y eso vulneró la cohesión de nuestra coalición. Yo creo que tenemos que reducir todas las opciones a una sola, que es lograr elecciones justas, libres y verificables, y que eso nos permita articular a lo interno nuestra coalición y fortalecer la alianza internacional a favor de Venezuela.
¿Le hubiera gustado que la Unión Europea hubiera sido más exigente con el Gobierno de Maduro? ¿Es partidario de que Bruselas aumente las sanciones?
Las sanciones son una herramienta muy poderosa y hay que utilizarla estratégicamente. Existe una gran oportunidad para Europa, Estados Unidos y América en estos momentos de hacer planteamientos con respecto a las sanciones para que sean eficaces. El 15 de septiembre, Naciones Unidas publicó un informe desgarrador donde se relatan cientos de casos de torturas y ejecuciones extrajudiciales en Venezuela. En el informe se señalan los nombres de 46 jueces, fiscales, policías, militares y políticos responsables de crímenes de lesa humanidad. Esas 46 personas deben ser sancionadas por Europa, Estados Unidos y los países de la región. Es una manera de mandar un mensaje muy claro en Venezuela y generar un inhibidor a los violadores de derechos humanos.
¿Qué pasará el 5 de enero, la fecha en que se tiene que renovar la directiva de la Asamblea Nacional?
En 2015 se eligió una asamblea que ganamos nosotros con dos tercios del parlamento. Tras la victoria, la dictadura fue rebanando las competencias, y en enero de este año arrebató el edificio y sacó a la asamblea del palacio federal. Esa asamblea tenía que haber sido reemplazada este mes de diciembre, pero la convocatoria de Maduro es una convocatoria a un fraude y por tanto no va a salir un parlamento legítimo. Así que no habrá un vacío de poder. Por tanto, la asamblea legítima del 2015 debe continuar su mandato. Y eso es lo que va a ocurrir, habrá continuidad institucional.
¿Cree que los altos mandos militares seguirán apoyando a Maduro a toda costa?
En la cárcel conocí a muchos militares de todos los estamentos porque cada seis meses cambiaban a los custodios: la Guardia Nacional, el Ejército, la Armada y la Aviación. Ellos también quieren cambio, pero ésta es la institución que está sometida a un mayor nivel de presión por parte de la dictadura y de sus aliados internacionales. En la Fuerza Armada venezolana ha habido una infiltración de la estructura cubana que ha llegado tal nivel que todo el mundo acusa a todo el mundo. Todos los oficiales tienen a una persona puesta por la contrainteligencia militar que los acompaña. Esa persona puede tener menor jerarquía pero manda más porque es la persona que puede acusar al oficial. Hay un descontento muy profundo dentro de las Fuerzas Armadas y un síntoma de eso es que hay casi 300 presos políticos militares por haber expresado la necesidad de un cambio.
Si algún día hay elecciones transparentes y creíbles en Venezuela, ¿usted será candidato?
Aún falta camino para llegar allí, y lo más importante es que tenemos un acuerdo para ir a esas elecciones juntos, con un apoyo popular que vamos a lograr a través de unas primarias. En estos momentos tenemos que estar unidos y con un solo candidato, y ese candidato es unas elecciones justas, libres y verificables. Hoy tenemos un líder en este proceso que esJuan Guaidó, que sigue en Venezuela y lidera la coalición internacional.
¿El régimen venezolano puede asentarse con reconocimiento internacional como Cuba?
Eso es lo que busca el dictador. En los diálogos de Oslo del año pasado, el representante de la dictadura expresó su deseo de tener el mismo estatus que Cuba. Pero Venezuela no es Cuba. La situación es mucho peor. La característica criminal de Maduro y quienes le rodean es mucho más profunda de lo que ocurre en Cuba. Cuba es una dictadura, no la estoy exculpando. Maduro quiere mantener esta estructura con un reconocimiento del mundo. Hoy no estamos en este punto, pero es muy peligroso que podamos llegar ahí. No se puede estabilizar la crisis en Venezuela. No podemos asumir que Maduro está para quedarse siempre. Tenemos que mantener la llama de la esperanza y de la lucha. No pueden vencer a quien no se rinde.
¿Es partidario de incluir a altos cargos chavistas en una hipotética transición?
La transición en España incluyó a representantes de distintos sectores políticos. También fue así en los países de Europa del Este y en Suráfrica. Las transiciones son momentos en los que pueden confluir quienes vienen y quienes se van. Ahora bien, tiene que haber una línea roja para excluir a quienes han sido violadores de derechos humanos. Sí creo que una transición debe ser incluyente para permitir la estabilidad y llevar al país a unas elecciones. También estoy convencido de que en unas elecciones todos deben tener el derecho de participar. No quiero para nuestro país lo que me hicieron a mí, que me inhabilitaron políticamente cuando iba a ganar la alcaldía metropolitana de Caracas.
¿Hasta dónde llega la influencia de Cuba e Irán dentro del Gobierno de Maduro?
Es un proceso creciente. Cuba, Irán, Rusia y Turquía son países que tienen cada vez una mayor presencia en Venezuela y que le han dado herramientas a la dictadura para mantenerse en el poder, sobre todo en lo referente al aparato represivo de las fuerzas armadas y de la inteligencia. Tanto los iraníes como los rusos manejan temas muy sensibles dentro de las fuerzas armadas. A lo que nos lleva es que no estamos enfrentando a Nicolás Maduro sino a una estructura criminal de la que él es la cabeza y que cuenta con el apoyo de países aliados. Es una estructura que busca penetrar las dinámicas políticas en el continente, teniendo a Venezuela como su base de operaciones para llegar a otros países de América Latina. Por eso, esta causa requiere del apoyo decidido de los países que respetan las libertades. Hay que articular una coalición firme y cohesionada y muy comprometida. La causa por la libertad de Venezuela va mucho más allá de las fronteras venezolanas.
¿Cuál va a ser su agenda política a partir de ahora?
Cuando pueda salir de España, porque ahora estoy arreglando todo el tema migratorio, tengo interés en ir a Bruselas para reunirme con el Alto Representante de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, y también quiero ir a Colombia, Brasil y Estados Unidos.
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