Asia
China fuerza la dimisión de la oposición en Hong Kong
Los parlamentarios pro democracia se van tras ser descalificados
Dicho y hecho. Este miércoles, en Hong Kong se cumplió una de las promesas más osadas que se han hecho en favor de la democracia. Todos los parlamentarios prodemocráticos de Hong Kong anunciaron su dimisión en bloque después de que Pekín aprobara una resolución que otorga a las autoridades locales el poder de destituir a los políticos sin tener que pasar por los tribunales de la ciudad. Su decisión ha dejado sin oposición a la ex colonia británica y supone para muchos la muestra más fehaciente de que el «un país, dos sistemas» que debería regir en la metrópoli pasa por su peor momento.
Hasta hace un par de años, Pekín siempre había jugado en un segundo plano su particular lucha contra la oposición prodemocrática en Hong Kong. Sin embargo, tras un año en el que las protestas antigubernamentales pusieron patas arriba la ciudad, el gobierno del Partido Comunista capitaneado por Xi Jinping dijo basta y dejó ver hasta dónde llegaba su mano sin miramientos. Primero lo demostró con la Ley de Seguridad Nacional aprobada para Hong Kong, que metió a la mayoría de manifestantes en sus casas e hizo huir lejos de allí a otros tantos. Y ayer le tocó a parte de los que se quedaron.
Se trata de los parlamentarios de la oposición Alvin Yeung, Kwok Ka-ki y Dennis Kwok del Partido Cívico, y a Kenneth Leung del Gremio de Profesionales. Su descalificación se producía inmediatamente después de que el máximo legislativo chino ordenara la expulsión inmediata de los legisladores que expresen su apoyo a la independencia o consideren que ponen en riesgo la seguridad nacional tal y como la entiende el Partido Comunista chino.
Por eso, la reacción de la bancada prodemocrática no se hizo esperar. «Hoy anunciamos que renunciaremos a nuestros cargos, ya que nuestros colegas están siendo descalificados por la despiadada acción del Gobierno central», sentenció Wu Chi Wai, representante de la oposición prodemocrática en el parlamento local. El político hongkonés explicó que la decisión del Gobierno central significaba la supresión de la separación de poderes existentes bajo la Ley Básica, la mini Constitución que rige la ciudad autónoma, y que a partir de ahora, «todo el poder estará centralizado en la jefa del Ejecutivo, un títere del Gobierno central. Así que hoy es el final de ''un país, dos sistemas''», agregó el parlamentario.
Precisamente, la líder del Ejecutivo, Carrie Lam, dijo por su parte que descartaba la posibilidad de realizar unas elecciones parciales para cubrir esos cuatro escaños y explicó que había sido su propio Gobierno el que solicitó una aclaración al Comité Permanente del Congreso Nacional del Pueblo sobre cómo actuar con los cuatro políticos acusados de colusión con fuerzas extranjeras durante las protestas pro democráticas del año pasado.
Por aquel entonces estos legisladores trataron de recabar apoyos en Estados Unidos para su causa, lo que les valió ser señalados de atentar contra la seguridad nacional. Más tarde, esa acusación les impidió presentarse a las elecciones legislativas del pasado mes de septiembre –pospuestas finalmente un año a causa de la pandemia-, pero sí se les permitió mantener sus escaños. Un privilegio que se acabó con el anuncio de China de ayer, que también servía para lanzar un claro aviso al presdiente electo, Joe Biden: nada de entrometerse en asuntos que incumban su soberanía nacional china.
Así que, con paso firme pero lento, los legisladores abandonaron el Parlamento condenando una decisión que consideran una «violación» de la Ley Básica. «Si luchar por la democracia puede llevar a la descalificación, será un honor para mí», sentenció Dennis Kwok ante los medios de comunicación.
Más tarde, sus colegas lanzaban un mensaje esperanzador. «Sabemos que la democracia no se logrará de la noche a la mañana. El camino es especialmente largo cuando se enfrenta a un régimen autoritario. Pero no seremos derrotados por la presión y la opresión. Encontraremos una nueva forma», concluyó Wu. Este último golpe a la oposición se produce cuando China todavía no ha felicitado al candidato demócrata por su victoria a diferencia de otros líderes internacionales.
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