Estados Unidos
¿Qué hay detrás de las tensiones en el Mar del Sur de China?
La tensión regional aumenta por el control de esta zona estratégica rica en recursos energéticos como el petróleo
Esta semana, Estados Unidos endureció su posición sobre el Mar Meridional de China al acusar a China de intentar construir un “imperio marítimo” en las aguas potencialmente ricas en energía, que son fuente de tensiones regionales.
Estados Unidos y China se han acusado mutuamente de avivar la tensión en esta zona estratégica en un momento en el que se multiplican los frentes con el estallido del coronavirus, Hong Kong o la guerra comercial.
El pasado 13 de julio el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, calificó por primera vez de ilegales las reivindicaciones de China en el mar y acusó a Pekín de orquestar una “campaña de acoso”.
La escalada verbal se ha extendido por la región. Brunei, Malasia, Filipinas, Taiwán y Vietnam desafían el intento de China de hacerse con el control de aproximadamente el 90% del mar.
Tensiones regionales
Vietnam, que ha declarado reiteradamente su desacuerdo con China sobre este asunto, preside este año la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) de diez miembros. En una cumbre del 26 de junio en Hanoi, Vietnam y Filipinas, los principales detractores de China sobre sus pretensiones en el mar, advirtieron sobre el aumento de la inseguridad regional como consecuencia del avance de China en la zona en disputa durante la pandemia del covid-19.
Mientras China realizaba este mes ejercicios militares en el Mar del Sur de China, Vietnam declaró que las acciones de Pekín eran “perjudiciales” para su relación con el bloque del sudeste asiático. Estados Unidos desplegó simultáneamente dos portaaviones en el área para realizar unos ejercicios militares planificados previamente.
En una respuesta violenta a los simulacros chinos, el ministro de Relaciones Exteriores de Filipinas, Teodoro Locsin, aseguró que China “se encontrará con la respuesta más severa, diplomática y cualquier otra cosa que sea apropiada”, si los ejercicios invaden el territorio filipino.
Eso siguió a un giro sorpresivo del presidente filipino, Rodrigo Duterte, quien había cortejado a China desde que asumió el cargo en 2016, al prorrogar el acuerdo con más de dos décadas de vigor que permite a EE UU el despliegue de efectivos militares.
Aguas conflictivas
China dibuja una vaga “línea de nueve trazos” en forma de U que incluye franjas de la zona económica exclusiva de Vietnam, o ZEE, así como las Islas Paracel y las Islas Spratly. También se superpone a las ZEE de Brunei, Indonesia, Malasia, Filipinas, Taiwán y Vietnam.
Un tribunal de La Haya, basado en una demanda presentada por Filipinas, dictaminó en 2016 que China no tiene un “título histórico” sobre las aguas, y que su demarcación de las aguas fue reemplazada por la Convención de 1982 de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
El año pasado, los buques chinos y vietnamitas se vieron envueltos en un enfrentamiento de meses en la ZEE de Vietnam, donde un buque de investigación chino realizó un estudio sísmico de aguas superpuestas sobre bloques de petróleo vietnamitas.
En mayo, el mismo buque de investigación chino estuvo involucrado en otro enfrentamiento con barcos de Malasia, cerca de donde había estado operando un buque de perforación contratado por la petrolera estatal de Malasia Petronas. Las tensiones se alargaron durante un mes.
El Gobierno de Malasia ha contabilizado hasta 89 incursiones chinas entre 2016 y 2019. Indonesia también ha comenzado a adoptar una postura más dura. En enero, Yakarta convocó al embajador de China y envió patrullas aéreas y marítimas después de que los buques chinos ingresaran a la ZEE de Indonesia alrededor de las islas del norte de Natuna.
Las tensiones ya han afectado la producción de petróleo vietnamita en el área, incluidas las operaciones controladas por Rosneft de Rusia y Repsol de España. “Ya estamos viendo un apetito reducido por la inversión en petróleo y gas en Vietnam”, dijo Andrew Harwood, director de investigación de la consultora Mackenzie. “La intensificación de las tensiones no mejorará la situación”.