Unión Europea
«Estamos en negociaciones con Gilead para asegurar las dosis de Remdesivir»
La comisaria de Sanidad de la UE, Stella Kyriakides, afirma en una entrevista en La Razón que «tenemos que movernos rápidamente en investigación y producción. Nadie estará seguro hasta que todo el mundo lo esté»
Quizás cuando la chipriota Stella Kyriakides (Nicosia, 1956) asumió el cargo de Comisaria de Sanidad de la Unión Europea, nunca pensó que tendría que lidiar con una de las mayores crisis sanitarias de la Historia, desde una cartera que delega la mayoría de las competencias en los Estados miembros. Tras unos primeros meses de egoísmo y titubeos en la respuesta europea al coronavirus, que incluso llegaron a poner en jaque la propia supervivencia del club comunitario, la comisaria atiende en exclusiva a LA RAZÓN vía telemática un día después de que EE UU anunciara el acopio de la práctica totalidad de las existencias mundiales del antiviral Remdesivir. A pesar de las dificultades y de que la pesadilla no ha terminado, la comisaria no pierde la sonrisa.
Tras el anuncio de Washington, ¿peligra el suministro de Remdesivir para los 27?
Sí, soy consciente del anuncio sobre las dosis disponibles para EE UU. He estado hablando durante las últimas semanas con Gilead para asegurar el acceso de Remdesivir para la UE y estamos en negociaciones para asegurar dosis para las próximas semanas. No puedo darle más detalles porque estas negociaciones son confidenciales.
¿Pero existe alguna alternativa a este antiviral?
Estamos mirando todas las posibilidades terapéuticas. Estamos preparando una nueva licitación pública para cubrir las necesidades de los Estados a partir de octubre y 19 países están interesados. Remdesivir es una de las opciones, pero estamos viendo todas las alternativas con los Estados miembros y agencias.
Algunos expertos aseguran que puede haber una nueva ola de coronavirus en otoño pero otros consideran que puede adelantarse al verano. ¿Cuál es la hipótesis de la Comisión Europea?
Estamos siguiendo la situación de manera muy estrecha para que cuando haya nuevos casos podamos responder de la manera más rápida posible. Prefiero no referirme a una segunda ola porque creo que lo que tenemos que hacer ahora es realmente aprovechar esta situación –en la que los contagios han decrecido y se han estabilizado– para no bajar la guardia: seguir respetando la distancia física, medidas de salud estrictas y asegurarnos de que somos capaces de detectar y contener los rebrotes allá dónde ocurran. Hemos visto rebrotes localizados y esto significa que debemos seguir trabajando. Esto no ha terminado y ése es el mensaje que debemos transmitir a los ciudadanos.
¿Los ciudadanos europeos se están comportando de manera irresponsable?
No me gusta discutir sobre si la gente es irresponsable porque entiendo que después de unos momentos muy duros durante el confinamiento, cuando la gente tuvo que aislarse y detener completamente sus vidas, todo el mundo quiere volver a un modo de vida más normal. Hay que entenderlo, pero también hay que tener en cuenta que el virus sigue ahí fuera, sigue circulando y tenemos una nueva normalidad. No podemos volver a lo que teníamos antes. Si cada ciudadano respeta las normas no sólo se protege a sí mismo sino también a los demás, especialmente los más vulnerables. Los ciudadanos han sido de manera general extraordinariamente responsables durante el confinamiento. Pero hay que seguir escuchando los consejos sobre salud pública.
En estos meses hemos escuchado opiniones contradictorias en España y otros países sobre el uso de las mascarillas, por ejemplo. ¿Teme que estos mensajes socaven la confianza en los expertos y las autoridades públicas?
Tiene razón. Cuando hemos celebrado reuniones de los ministros de los Veintisiete lo más importante era dar información de manera coordinada de acuerdo a los criterios del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés) y por eso pusimos en marcha recomendaciones sobre test, medidas de contención, desconfinamiento o el uso de mascarillas. Lo que es importante es que los ciudadanos sigan las recomendaciones de las autoridades sanitarias y no la información que desafortunadamente vemos en redes sociales. Esto es desinformación y aporta mucha confusión. Por eso tuve una reunión con Twitter la semana pasada y tendré otra con Facebook la que viene para afrontar este problema sobre la desinformación relacionada con el coronavirus.
Se han abierto la práctica totalidad de las fronteras interiores europeas y ha comenzado la apertura con 15 países terceros. Los protocolos de seguridad en los aeropuertos, sin embargo, no son los mismos en todos los países...
Hemos puesto en marcha recomendaciones sobre esto y después los Estados miembros deciden cuáles siguen.
¿Es suficiente? ¿No debería haber una mayor estandarización en los controles entre países de embarque y de llegada?
Para nosotros está muy claro que la salud es una competencia nacional y cada país decide proceder cómo quiere ya que no todos los Estados miembros están en la misma situación. No todos los países llegaron a la pandemia a la vez y los números están cambiando de manera continúa. Nuestras recomendaciones están basadas en criterios científicos, quiero resaltarlo.
Hay un debate sobre la necesidad de que Bruselas asuma mayores competencias sobre salud, ¿pero se puede hacer sin cambiar los Tratados teniendo en cuenta que las capitales no parecen muy proclives a esto último?
Todas las crisis conllevan una oportunidad, lo vemos también en la vida. Ahora la salud se ha convertido en una prioridad y por eso hemos puesto en marcha una fondo ambicioso dentro del nuevo marco financiero 2021-2027 de 9.400 millones de euros que triplica lo que teníamos antes. Esto se puede hacer dentro de los tratados así como reforzar las agencias, el ECDC. Incluso podremos enviar grupos de médicos o equipamiento a un Estado miembro en casos de crisis. Sé que los ciudadanos europeos se preguntan dónde está Europa.
La Comisión Europea ha presentado una estrategia para centralizar la compra de vacunas y adelantar el dinero a los laboratorios a través de contratos. ¿Cuál es el plazo para firmar esos contratos?
El plazo en mi cabeza es que tenemos que movernos lo más rápidamente posible tanto en la investigación como en la producción. El dinero lo hemos movilizado a través del instrumento de emergencia, de unos 2.400-500 millones de euros, con el objetivo de invertir lo más rápidamente posible en las vacunas potenciales. Nadie estará seguro hasta que todo el mundo lo esté.
¿Tienen ya alguna lista de los proyectos más prometedores?
Estas negociaciones están teniendo lugar pero son muy delicadas y muy confidenciales, así que no se lo puedo decir. Pero hay negociaciones diarias.
Puede que se adelante dinero a estos laboratorios y que después algunas vacunas no tengan éxito y se acabe perdiendo parte de este dinero.
Lo sabemos, hay un riesgo. Vamos a poner en marcha estos contratos con las empresas con el objetivo de actuar lo más rápidamente posible, pero puede que no tengamos éxito. Pero es un riesgo que debemos correr, no hay alternativa debido al gran impacto de esta pandemia en Europa, el resto del mundo,y en los últimos meses de mi vida. Cada día miro los números, pero detrás de esos números hay una historia y una persona.
Aunque la adquisición de dosis dependa de los Estados, ¿será necesario establecer grupos prioritarios de vacunación si en una primera fase la producción no es lo suficientemente masiva?
Sí, ya estamos trabajando con nuestros expertos y los Estados miembros sobre cómo priorizar a los grupos vulnerables al principio del proceso. Los países decidirán sobre estos grupos prioritarios pero es nuestra responsabilidad darles criterios comunes.
En caso de una segunda ola de coronavirus. ¿Cree que las medidas de confinamiento que deban tomar los Estados deben ser igual de drásticas que las primeras? Hay un difícil equilibrio entre la salud y la reactivación de la economía.
Vamos a presentar un plan de acción en dos semanas con el objetivo de que los Estados sepan cómo comportarse en caso de nuevos casos. Hay un punto de encuentro dónde se encuentran la economía y la salud. Como comisaria de Sanidad siempre pondré primero la seguridad en la salud, es mi responsabilidad. Pero debemos asegurarnos de que estamos preparados para contener los contagios, con el objetivo de no volver a la misma situación que tuvimos hace dos o tres meses.
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