Yihadismo
Ignacio Echeverría, tres años de la muerte del "héroe de monopatín”
El español falleció en medio de un ataque terrorista cuando trataba de ayudar a una mujer
Ignacio Echevarría, de 39 años, se encontraba caminando cerca del puente de Londres el 3 de junio de hace tres años, después de haber practicado una de sus aficiones favoritas, el “skateboard”. Esa noche el destino le había tendido una trampa mortal. Una mujer estaba siendo apuñada por uno de los terroristas que habían sembrado el pánico por la zona del mercado de Borough. Ignacio pudo mirar para otro lado pero decidió socorrerla utilizando su monopatín como arma. Tras la pelea que se desencadenó perdió la vida.
Su padre Joaquín describió en una entrevista con LA RAZÓN aquel fatídico atentado en el que murieron ocho personas y casi una cincuentena resultaron heridas: “Cuando vimos las grabaciones de lo que había ocurrido nos dimos cuenta de que Ignacio corría hacia el lugar dónde estaban los policías y cuando llega a la pelea, los policías estaban luchando contra los terroristas y él podría haber huido pero se quedó defendiendo a las víctimas hasta que lo mataron, su acto fue heroico, no cabe duda”.
La peripecia vital de Ignacio, conocido como “el héroe del monopatín”, está relatada en un libro escrito por su padre para mantener vivo el recuerdo. Su hijo, decía, no debía ser mitificado sino comprendido. Era persona con sus limitaciones pero también con sus virtudes. “Si Ignacio fue capaz de hacer lo que hizo, eso nos dice que cualquiera podemos ser extrordinariamente buenos si trabajamos para serlo. Y eso es lo que nos ha dado Ignacio, la oportunidad de creer en nosotros mismos”.
Las horas posteriores al atentado fueron un calvario para la familia, sobre todo porque no supieron hasta dos días después cuál era el paradero de su hijo: “Lo más difícil fue la zozobra de no saber dónde estaba Ignacio porque en ese momento te inventas conjeturas de cosas que podrían haber pasado y que son peores que la muerte. Cuando nos enteramos de que había muerto supimos también que no estaba en manos de una red terrorista que lo podría haber secuestrado o que no estaba tirado en una sala de un hospital. Eso es peor que la muerte”, recordaba su padre.
Ignacio vivía en Londres desde hacía años. En la capital británica trabajaba en el departamento de prevención de blanqueo de un banco. Siendo niño se trasladó con su familia desde Galicia a Las Rozas, en Madrid. Se había graduado en la Universidad de La Sorbona en París y estudiado Derecho en la Complutense de Madrid. También había sido también técnico de comercio exterior en España, Alemania y Bélgica.
Su acción le valió a título póstumo innumerables reconocimientos como la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, la Orden del Mérito Policial, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo, la Medalla de la Comunidad de Madrid y la Medalla de Jorge. Esta última fue le fue entregada a la familia del español por parte de la reina Isabel II.
La medalla de San Jorge es la segunda distinción más alta que se puede entregar en el Reino Unido, después de la Cruz de San Jorge. Se remonta a 1940, cuando el rey Jorge IV quiso reconocer la valentía de los ciudadanos londinenses bombardeados por los nazis en la II Guerra Mundial.
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