Bélgica
¿Por qué Bélgica es el país con el récord de muertes por millón de habitantes?
Empieza hoy el desconfinamiento tras haber contabilizado a todos los fallecidos en residencias como víctimas del Covid-19
País pequeño, con fama de caótico y en perenne crisis política debido a sus graves problemas territoriales. Bélgica tenía todas las papeletas para ser un mal ejemplo en cuanto a la gestión del coronavirus. Quizás por eso mismo y, en un exceso de transparencia, el Ejecutivo federal ha decidido contabilizar como defunciones por coronavirus todas las muertes transcurridas en las residencias de ancianos en este periodo, sin ningún tipo de verificación sobre el motivo real de la muerte.
Esto ha ocasionado que Bélgica haya encabezado el ranking mundial de muertes por coronavirus por millón de habitantes, algo que ha ocasionado críticas por parte de la oposición debido a la mala imagen internacional que proyecta el país, sobre todo en aquellos que no leen la letra pequeña. Al cierre de esta edición, Bélgica ha sufrido 7.844 fallecimientos, pero hay que tener en cuenta que más de la mitad (4.164) han transcurrido en residencias de ancianos en las que la mortalidad suele ser muy alta en fechas normales.
Durante todo este periodo, la reclusión ha sido mucho más relajada que en España y las autoridades del país no sólo han permitido sino que han alentado las salidas en soledad o con los familiares con los que se convive bajo el mismo techo para realizar deporte o dar un paseo en las inmediaciones del hogar.
Aunque Bélgica comienza hoy su primera etapa de desconfinamiento, la apertura generalizada de bares y restaurantes tendrá que esperar. También la de las peluquerías o gimnasios para los que no hay una fecha marcada en el calendario, ni siquiera aproximativa.
Dentro de la hostelería, tan sólo permite que permanezcan abiertos aquellos locales que venden comida para llevar a domicilio, entre ellos las emblemáticas friteries. El país es el mayor exportador de patatas fritas congeladas del mundo y el cierre de los bares y restaurantes en todo el mundo ha causado una acumulación de excedentes inédita que supone hasta el 40% de las cosechas.
De momento, todas las tiendas permanecerán cerradas exceptuando las ya permitidas con anterioridad. El único cambio ha llegado con las mercerías y tiendas que venden telas y que se han convertido en servicios esenciales debido a que a partir de hoy, será obligatorio el uso de mascarillas en los transportes públicos. En su defecto, también se permiten pañuelos o fulares que tapen la boca. Además, a partir de mañana la venta de mascarillas estará permitirá en los supermercados.
Al igual que otros países, Bélgica ha sido timada en la compra de mascarillas falsas y el Ejecutivo federal ha sido acusado de imprevisión por no haber almacenado este producto. Destruyó un stock en 2019 ya que su caducidad había terminado y no renovó estas reservas. Además, el Gobierno ha tenido que salir al paso de informaciones periodísticas que le acusaban de haber permitido la exportación de estos bienes, a pesar de la escasez vivida en el país. Unos hechos que la ministra de Economía, Nathalie Muylle, ha negado ya que esos lotes no pertenecían a Bélgica
A pesar de estas polémicas, hay cierto consenso en señalar que el Ejecutivo presidido por la liberal francófona, Sophie Wilmès, ha capeado el temporal mejor de lo previsto en un país que fue calificado como un Estado fallido por la prensa internacional tras los atentados yihadistas de 2016.
Cuando el coronavirus mostró toda su virulencia, Bélgica llevaba más de un año sin gobierno y el primer ministro interino, Charles Michel, había abandonado el barco para convertirse en presidente del Consejo Europeo. El país quedaba al mando de una política prácticamente desconocida que, sin embargo, consiguió el apoyo de nueve partidos para gobernar con poderes especiales como modo de luchar contra la pandemia. Esto permite al Ejecutivo gobernar por decreto, durante un periodo de tres meses prorrogable, en todo lo relacionado con la gestión de la crisis sanitaria. La propia Wilmès, cree, sin embargo, que en junio no será necesaria esta renovación de poderes ya que la situación estará controlada.
Pero a nadie se le escapa que la prueba que de fuego para el Ejecutivo con las medidas de desescalada en diferentes fases y sujetas a cambios según la evolución de los acontecimientos. Si todo va según lo previsto, habrá que esperar hasta el 11 de mayo para la apertura generalizada de los locales comerciales, siguiendo las medidas de protección preceptivas.
A partir del día 18, el Ejecutivo estudia permitir reuniones en los domicilios y la vuelta paulatina a las clases escolares y a partir del 8 de junio podrían abrir sus puertas los bares y restaurantes. A pesar de esto, el Ejecutivo ya ha anunciado la cancelación de los festivales de música hasta el 31 de agosto, incluido el mítico Tomorrowland aunque quizás abra la mano con pequeños conciertos al aire libre.