Suecia
Suecia investiga la muerte de ancianos en residencias
Las autoridades cierran cinco restaurantes en Estocolmo por no respetar el distanciamiento social
Como en el resto de Europa, en Suecia el flanco más débil en esta pandemia son los ancianos, que representan la mayoría de las víctimas en unas residencias cuyo personal también demanda más medios y protección. Éste es el caso de Sonja Aspinen, una enfermera que trabaja en el hospital Nynäshamn en el sur del condado de Estocolmo. Durante las últimas semanas, se ha ocupado principalmente de ancianos y, en particular, de pacientes con coronavirus.
En una de las regiones más afectadas de Suecia, asegura que son las personas mayores las que se llevan la peor parte por la forma en la que el Gobierno trata la pandemia. “Creo que el propio personal ha causado muchas infecciones, especialmente en las residencias de ancianos. Al principio fueron los familiares. Creo que han traído la infección desde el exterior a las residencias y se ha fallado en proteger a estos ancianos”, asegura “No ha habido voluntad de hacernos pruebas sistemáticamente, al menos en los lugares donde yo he trabajado. Incluso ha habido personas con síntomas, a las que no les han hecho las pruebas”, lamenta la enfermera. Sonja también cree que la falta de sanitarios ha abierto la puerta a gente con muy poca capacitación, con un dominio del idioma y de protocolos de higiene insuficientes.
“Donde estoy trabajando, no tenemos mascarillas, y estamos con las personas más vulnerables de todas”, asegura la televisión pública SVT otro sanitario de atención domiciliaria, que quería permanecer en el anonimato. “No tenemos desinfectante de manos, solo jabón. Todos estamos preocupados”, añade. “Lo peor es que somos nosotros, el personal, quienes estamos transmitiendo la infección a los ancianos”, se quejó una enfermera a la emisora pública sueca SVT. “Es increíble que no hayan sido infectados muchos más. Es un escándalo”.
Ahora las autoridades sanitarias suecas han iniciado una investigación tras admitir que no han protegido de forma adecuado a los residentes de los geriátricos, donde se produce una de cada tres muertes por coronavirus en Suecia. Precisamente, son los ancianos un grupo de riesgo en el que se centraba la estrategia sanitaria del Gobierno. En concreto, a todos los mayores de 70 años se le recomienda no salir de casa ni para realizar sus compras y desaconseja al resto de la población visitar los centros geriátricos para evitar transmitir el Covid-19 a los residentes.
Entretanto, las autoridades sanitarias de Estocolmo se han puesto manos a la obra tras las fotos que han dado la vuelta al mundo de las terrazas de bares y restaurantes atestadas de suecos disfrutando de la ansiada primavera los últimos fines de semana. Un comportamiento que dista mucho del distanciamiento social recomendado por el Gobierno rojiverde de Stefan Löfven, que ha apostado por unas restricciones contra el Covid-19 más suaves que sus vecinos nórdicos confiando en la responsabilidad individual y colectiva de sus ciudadanos.
Los funcionarios ordenaron el cierre inmediato y hasta nuevo aviso de cinco locales que, según ellos, no respetaban las pautas de distanciamiento social y la norma de servir en mesa y no en la barra. Cuatro de los cinco establecimientos se encuentran en Södermalm, el bohemio barrio de moda de la capital sueca.
“El principal problema era el hacinamiento, tanto dentro de las instalaciones como al aire libre”, señaló el funcionario de salud de Estocolmo Per Follin, a la agencia de noticias sueco TT.
El Parlamento ha concedido al Gobierno poderes especiales para poder cerrar de forma inmediata puertos, aeropuertos, centros comerciales, bares y restaurantes si la emergencia sanitaria lo requiere. Con 18.926 positivos y 2.274 fallecidos, Suecia está lejos de las cifras de Italia, España o Francia, pero registra una tasa de mortalidad por coronavirus que dobla la de Dinamarca y cuatriplica la de Finlandia y Noruega.
Preguntado sobre la particular estrategia sueca para combatir el coronavirus, el epidemiólogo jefe de la Agencia Pública de Salud, Anders Tegnell, responde que “básicamente porque creemos que podemos lograr los mismos resultados con medidas voluntarias, y creo que en gran medida hemos demostrado que podemos hacerlo”. “Hemos logrado, mediante medidas voluntarias, lograr que las personas se muevan mucho menos de lo que suelen hacerlo. Hay una serie de medidas indirectas que nos dice que la forma en que hemos hecho que el distanciamiento social funcione con medidas voluntarias ha sido bastante efectiva, tal vez tan efectiva como lo han hecho otros países con restricciones”, añade Tegnell.