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Irlanda del Norte

Católicos y protestantes pactan tres años después un Gobierno en el Ulster

El acuerdo entre los unionistas del DUP y el Sinn Fein reconoce por primera vez el gaélico como lengua oficial. Irlanda del Norte permanecerá alineada al mercado único tras el Brexit

Mary Lou McDonald (centro), líder del Sinn Fein, con la diputada Michelle O'Neill y otros miembros del partido en la rueda de prensa ofrecida hoy en el Parlamento norirlandés Brian LawlessAP

Tras tres años en silencio, el Parlamento de Stormont recuperó ayer su voz. Los protestantes, unionistas y monárquicos del DUP y los católicos, nacionalistas y republicanos del Sinn Fein lograron finalmente acercar posturas para gobernar en coalición, tal y como les obliga el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, con el que se puso fin a cuatro largas décadas de sangriento conflicto en la provincia británica. Todo este tiempo de parálisis ha sido tanto triste como preocupante. Pero, como con otras muchas cuestiones en Reino Unido, la situación pasaba prácticamente desapercibida por el huracán del Brexit, que ha tenido monopolizado al Ejecutivo central.

Las formaciones daban ayer su visto bueno al documento de 62 páginas redactado por Londres y Dublín que, bajo el título «Nueva Década, Nuevo Enfoque», buscaba limar asperezas entre los puntos que generan más tensión entre ambas comunidades, como el uso de la lengua gaélica.

Los nacionalistas querían que se redactase una ley específica para proteger el idioma autóctono irlandés, mientras los unionistas preferían incluir este asunto en una legislación cultural más general, que contemplase también aspectos relacionados con la identidad protestante. Al final, estos últimos aceptaban la inclusión en la Ley general de Irlanda del Norte de tres nuevas piezas legislativas para abordar la cuestión cultural, entre las que figura una sola para el gaélico.

Cualquier ministerio del nuevo Gobierno podrá hacer uso de una unidad especial establecida para facilitar la gestión de asuntos en gaélico o la lengua propia de los unionistas, el «escocés del Ulster». Asimismo, las sesiones de la Asamblea autónoma norirlandesa podrán desarrollarse en esos dos idiomas o en inglés con traducciones simultáneas.

El otro punto más controvertido era la «petición de preocupación», diseñada en 1998 para proteger a una comunidad de la legislación que favoreciera a otra. El ultraconservador DUP había utilizado este derecho a veto en los últimos años para frenar leyes que contaban con el apoyo mayoritario de la Asamblea de Belfast, como la ley del aborto o el matrimonio homosexual. A partir de ahora, los partidos solo podrán usar ese instrumento en «circunstancias excepcionales» y «como último recurso», después de haber agotado cualquier otro «mecanismo disponible».

La líder del DUP, Arlene Foster, celebró que el acuerdo reconoce que en Irlanda del Norte hay gente con «identidad irlandesa» y otra con «identidad británica», sin «necesidad de situar a una por encima de la otra». Por su parte, la presidenta del Sinn Fein, Mary Lou McDonald, declaró que el gaélico tiene «por primera vez reconocimiento oficial como lengua irlandesa, al tiempo que se mostró dispuesta a cooperar con el DUP en el próximo Ejecutivo.

El Gobierno británico había dado de plazo a ambas formaciones hasta el lunes 13 de enero a medianoche para que lograran acercar posturas. Si fracasaban, debían celebrarse los que habrían sido los terceros comicios en menos de cuatro años en la provincia británica. Pero ninguno de los dos partidos quería llegar ahora a esa situación, ya que ambos fueron duramente castigados por los norirlandeses en las generales de diciembre.

La formación del Gobierno autonómico también urgía por el Brexit. Reino Unido saldrá finalmente de la UE el 31 de enero. Y aunque comienza luego un período de transición que durará hasta finales de 2020, evitar una frontera dura entre la provincia británica y la República de Irlanda siempre ha sido el mayor quebradero de cabeza en las negociaciones del complejo divorcio.

El pacto de retirada que el «premier» Boris Johnson logró cerrar en octubre con los Veintisiete establece que el Ulster formará parte de la Unión Aduanera de Reino Unido. Sin embargo, su economía seguirá alineada con un conjunto limitado de reglas del Mercado Único europeo, lo que significa que la frontera en la que se realizarán los controles y verificaciones estarán en el mar de Irlanda y no en la división entre norte y sur de la isla.