Miriam Giovanelli
Sexo drogas e ídolos de televisión
Inicios de verano. Una playa estaría desierta de no ser por la presencia de dos amigos que charlan sobre sus planes para el futuro inmediato. No tardan en despojarse de toda su ropa y caminar hacia el mar, mostrándole sendos traseros depilados a un espectador que no se imagina que esto es sin duda lo más inocente con lo que va a toparse en «Mentiras y gordas», la última película del tándem Albacete-Menkes. Mario Casas y Hugo Silva, de «Los hombres de Paco», Yon González y Ana de Armas, de «El Internado», Ana Polvorosa -«Aída»- y Alejo Sauras -«Los Serrano»- forman parte de un reparto catódico que completan Maxi Iglesias, Marieta Orozco, Duna Jove y Miriam Giovanelli. La mayoría son actuales estrellas de las series de televisión, lo que pudiera conducir a la sospecha de que se ha buscado la rentabilidad en taquilla de modo descarado, pero David Menkes asegura: «Son los actores más talentosos que encontramos, los más valientes y profesionales». ¿Nuestra generación? Sexo explícito, consumo feroz de drogas y una juventud eferverescente en plena experimentación emocional convierten a este filme, rodado en Alicante y en la Ciudad de la Luz, en un estreno «polémico», como Menkes admite, pues ya comienzan a alzarse voces contrarias a que éste se convierta en el referente de la actual generación. Sin embargo, Giovanelli explica: «Ésta no es una reflexión sobre la juventud, sino de lo que les ocurre a unos personajes concretos. Que no cunda el pánico». Al fin y al cabo, «no es una película didáctica», dice Menkes. Para Silva, «la cinta plantea qué pasa si para sobrevivir necesitas creerte una mentira y convertirla en la base de tu vida». Y es que los personajes, cuyas historias están entrelazadas, «viven al límite, en medio de un viaje a ninguna parte, con sus problemas y un futuro incierto, y todos se engañan. Toda la película es un via crucis», según Albacete. Este es el universo, que además trata otros asuntos como la homosexualidad, la amistad y la obesidad, que los autores de «Más que amor, frenesí» han creado en una ciudad que, aunque es Alicante, podría ser «cualquier otra, porque el tema es universal», concluye Menkes.
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