Novela
La caligrafía en extinción
¿Cuándo fue la última vez que escribió una carta de su puño y letra? Seguramente, ni siquiera sea necesario apelar al género epistolar para reconocer que hace ya unos meses que no cogemos el bolígrafo; ni una simple lista de la compra es motivo suficiente para tan arcaica costumbre. «Uno de cada tres adultos no ha escrito nada a mano en los últimos seis meses, según un estudio reciente», advierte el tabloide de mayor tirada de Europa, que, erigido en defensor de la caligrafía, ha decidido publicar su portada escrita íntegramente a mano. «¡Alarma! La escritura manual se extingue», reza su titular principal.
Esencial para el cerebro
Amantes de la tecnología poco nostálgicos podrán restar importancia a tal preocupación, pero las consecuencias de dejar a un lado la caligrafía parecen tener consecuencias más allá del romanticismo de la pluma y el tintero que Cela utlizó para escribir «La familia de Pascual Duarte». En declaraciones al tabloide, el director de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Ulm, el profesor Manfred Spitzer, comenta que la escritura es fundamental para fomentar la coordinación y las habilidades manuales y que su ejercicio periódico es fundamental para la actividad cerebral, informa Efe. SMS, chats, tweets, whatsapp, mensajes de Facebook y correos electrónicos son algunos de los responsables de esta práctica que para las nuevas generaciones resultará todavía más lejana. De hecho, la costumbre de escribir, aunque sea sobre un teclado, también sufre la amenaza de la extinción. Spitzer considera preocupante que las nuevas generaciones de teléfonos inteligentes y ordenadores ofrezcan ya la posibilidad de dictar y dar órdenes de viva voz, de manera que ni tan siquiera sea necesario utilizar el teclado.
En todo caso, también corresponde recordar que han sido innumerables los gurús que han alertado a lo largo de la historia de la desaparición de los medios tradicionales en favor de los nuevos: «La radio acabará con la prensa», «La televisión, con la radio» y así sucesivamente. Por fortuna, ninguna de estas mesiánicas predicciones ha acertado, por lo que cabe esperar que recibir una carta manuscrita no se convierta en una cosa del pasado, y recogerla, una de las pocas alegrías que podremos encontrar en un buzón.