Portugal
Portugal despide a Saramago: «Obrigado José»
En una emotiva ceremonia, los restos mortales de José Saramago fueron incinerados este domingo en el cementerio del Alto de San Juan de la capital lusa, al que asistieron los familiares del Nobel y numerosos amigos, intelectuales y autoridades lusas.
Tras un funeral en la capilla ardiente instalada en el Ayuntamiento de Lisboa, donde el féretro del escritor fue visitado desde el sábado por miles de personas, su cortejo fúnebre recorrió el centro de la capital entre los aplausos de las muchas personas que acudieron a darle un último adiós.
En la ceremonia de cremación, la esposa de Saramago, Pilar del Río, afirmó que ha muerto "un hombre bueno, una excelente persona y un magnifico escritor"y agregó, al resaltar la huella que deja en todos los corazones, que sólo deben llorar hoy "quienes no le conocieron".
Previamente, intelectuales y políticos de Portugal y España despidieron a Saramago en un funeral en el Salón de Honor del Ayuntamiento de la capital lusa cargado de emoción y evocaciones del Nobel y su riqueza literaria y humana.
"Obrigado José Saramago"dijo el alcalde de la capital, Antonio Costa, al agradecer, al principio del acto, la huella que deja en su país y en el mundo un escritor al que definió como enamorado de Lisboa.
Para la vicepresidente del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que tomó también la palabra en el acto, las páginas de ilusiones, sueños y también compromisos que escribió Saramago forman parte de los tesoros de la cultura universal, que queda huérfana de una voz "muy humana y muy digna".
Mientras cientos de personas seguían la ceremonia por una pantalla de televisión instalada en la fachada del Ayuntamiento, el ensayista Carlos Reis, el secretario general del Partido Comunista Portugués, Jerónimo de Sousa, y la ministra lusa de Cultura, Gabriela Canavilhas, evocaron también al "maestro y amigo Saramago".
Su mujer, Pilar del Río, su hija Violante, junto a los dos nietos del escritor, asistían emocionados al acto, que concluyó con la interpretación de una pieza de Bach al violoncelo y al que asistió también, entre otras muchas autoridades y personalidades, el primer ministro portugués, José Sócrates.
Al término de la ceremonia los asistentes, entre ellos numerosos intelectuales y amigos del Nobel, expresaron sus condolencias a la familia y Pilar del Río salió brevemente al balcón del Ayuntamiento para dar un saludo agradecido a los muchos lisboetas que acudieron a la Cámara Municipal a dar un último adiós al escritor.
Jerónimo de Sousa, en nombre del Partido Comunista en el que militó Saramago hasta su muerte, expresó el luto de "todo el pueblo al que amó y fue fiel"y subrayó que el Nobel no se limitó a narrar y participó activamente en muchas de las causas que defendió en sus creaciones literarias.
"Recordó a quienes con frecuencia son olvidados por la Historia oficial", afirmó el líder comunista ante el ataúd de Saramago, de quien destacó que "creyó"en los hombres tanto como en la fuerza de la literatura.
La ministra portuguesa Canavilhas resaltó, como los otros oradores, la fuerza que aportó Pilar del Río a la vida y la obra de un escritor de la más destacada aportación a la "afirmación y difusión de la lengua y la literatura portuguesa y lusófona"cuya producción llegó a múltiples facetas de las artes, desde el cine o la opera, al teatro.
"Era un hombre sencillo y valeroso del que se enorgullece Portugal", afirmó la titular lusa de Cultura.
El alcalde lisboeta Costa, anunció en su intervención que las cenizas de Saramago reposarán en Lisboa, la ciudad donde trabajó y escribió, en la que presidió su Asamblea Municipal y dónde reside la Fundación que lleva su nombre.
Fuentes de la familia del Nobel dijeron a EFE que todavía no se ha decidido el lugar exacto donde se depositarán las cenizas en la capital lusa, que según destacó el alcalde no sólo fue escenario de muchas de sus obras sino también "uno de sus personajes más queridos y a los que dedicó más amor en toda su obra".
En su breve discurso durante la ceremonia fúnebre, la vicepresidenta Fernández de la Vega también evocó la obra del escritor, al que definió como un creador y una persona de valor "extraordinario"que despertó el cariño y la admiración de todos.
María Teresa Fernández de la Vega transmitió el pesar del Gobierno y el pueblo de España por la muerte del escritor, que falleció el viernes, a los 87 años, en su casa de la isla española de Lanzarote.
Ayudo a "comprender"-agregó- lo extraordinarios que son los seres humanos con un obra y una vida que, como pocas, supo "hacer sonar las cuerdas del alma".
La vicepresidente ensalzó en su emotivo discurso las ilusiones de las que Saramago hizo partícipes a quienes le conocían y leían, su sueño de "una tierra libre de persecución y miseria", de un mundo en el que "los fuertes fueran un poco más justos".
El amor, la solidaridad, que regaló el escritor con sus obras han pasado "a formar parte de nuestros tesoros más queridos", dijo De la Vega al resaltar las vitales páginas que lega su producción literaria, "tan intensa como la realidad", a los millones de personas que nunca le olvidarán.
La figura del "tejedor de esperanza", como le denominó la vicepresidenta española, fue glosada también, en representación de la Fundación Saramago, por Carlos Reis, que se declaró uno de sus muchos "discípulos"y enalteció su "legado inestimable, literario y humano y el río cristalino de sus relatos y poemas".
Para cerrar el acto ejecutó una pieza de Bach la violoncelista Irene lima, que vestía el traje rojo que llevó Pilar del Río cuando Saramago recibió el Nobel y en el que él mismo escribió a mano esta frase: "quiero estar dónde esté mi sombra si es ahí donde estarán tus ojos".
Tras la ceremonia en el Ayuntamiento, el féretro partió en un cortejo fúnebre y entre aplausos de cientos de personas concentrados ante el Ayuntamiento, hacia el cementerio del Alto de San Juan, donde los restos de Saramago serán incinerados.
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