Urrutia es el primer jugador de la era moderna en dirigir los destinos de la entidad y en el presidente más respaldado de los siete que han salido de las urnas en la historia del club vasco. Con la llegada de el que fue capitán del conjunto bilbaíno a finales de los 90 y comienzos del nuevo siglo, arriba en el Athletic un proyecto que se basa en los valores tradicionales de la entidad y que en el apartado deportivo liderará el carismático Marcelo Bielsa.

El técnico argentino tiene prevista su llegada a Bilbao durante el fin de semana para hacerse cargo del primer equipo rojiblanco, que este lunes, día 11, inicia el trabajo para la nueva temporada. Junto al nuevo presidente, regresarán al club bilbaíno José Mari Amorrortu, como director deportivo; José Ángel 'Cuco' Ziganda; para hacerse cargo del filial y el trabajo de Alto Rendimiento de la entidad; y Aitor Larrazabal, en su caso como Coordinador de Procesos de Mejora.

También contará Urrutia con el asesoramiento del estadístico Ignacio Palacios-Huerta, quien ocupará la dirección deportiva en calidad e investigación y del observatorio y asistencia de datos. Asimismo, acompañará al ex jugador un equipo gestor con 14 directivos entre los que el presidente de la Cámara de Comercio de Bilbao, José Ángel Corres, ejercerá de vicepresidente y economista Alberto Uribe-Etxebarria será el Contador y máximo responsable del área financiera.

El resultado de estos comicios, por otro lado, ha provocado que deje de regir los destinos del club un binomio, el conformado por Fernando García Macua en la presidencia y Joaquín Caparrós en la dirección del primer equipo, que curiosamente ha llevado al Athletic de las penurias clasificatorias y económicas de un 'bienio negro' que casi le manda a Segunda División a competiciones europeas y una holgada situación financiera.

Macua y Caparrós se despiden del sillón de Ibaigane y el banquillo de San Mamés, respectivamente, después de una jornada electoral con récord de participación histórica de la entidad y en la ha quedado claro que ni uno ni otro han conseguido granjearse el cariño con el que suele premiarse a dirigentes y entrenadores con sus indudables méritos.