Arcade Fire al rescate del rock

Los diccionarios de los críticos han agotado los adjetivos mesiánicos con los chicos de la foto. Arcade Fire llegan desde Canadá con su tercer disco («The Suburbs») recién publicado con un éxito de público arrollador. Tanto, que esta banda de rock independiente lanza un álbum de tono conceptual, con 16 cortes y más de una hora de duración, y alcanzan el «número dos» de ventas en España. Sus entradas para los conciertos de Madrid y Barcelona, en los respectivos pabellones de deportes, están agotadas desde hace semanas.

Después del brillante «Funeral» en 2004 (que les puso en la portada de la revista «Time» versión canadiense) y de «Neon Bible» (2007), todas las miradas estaban puestas en ellos para saber si de verdad se cumple la promesa de su apuesta. A saber: un estilo instrumental elaborado que incluye piano, acordeón, violín, viola, ukelele, mandolinas... hasta el punto de ser calificado de «art-rock».

Criarse en el extrarradio
Sus letras se someten a debates: unos ven mensajes apocalípticos, y otros pequeñas piezas literarias. Al final, una modestia sincera: «Sólo somos una banda de rock», dice con insistencia Tim Kingsbury, bajista de la banda.

«The Suburbs» sigue un delgado hilo argumental, el de los chicos de la periferia, la vida urbana, subterránea y alejada de los centros de las ciudades donde se supone que pasan las cosas interesantes y vanguardistas. El extrarradio, por ejemplo de Houston, donde se criaron algunos componentes de la banda. No han cambiado el color crepuscular de sus canciones, el oscuro barroquismo de su encanto, y tampoco el protagonismo de la voz de Win Butler, núcleo del grupo junto a Règine Chassangne, su mujer, haitiana de origen, e involucrada en varias causas de apoyo al país más pobre de América, devastado por un terremoto este año.

El pasado agosto llenaron dos noches consecutivas el Madison Square Garden de Nueva York. Uno de esos dos conciertos fue emitido en directo por Vimeo y You Tube, y realizado para todo el mundo por el Monty Phyton Terry Gilliam. De su energía en directo podrán dar cuenta unos pocos privilegiados. Probablemente no salgan decepcionados.
 

DÓNDE: Palacio de los Deportes, Palau Sant Jordi.

CUÁNDO: mañana en Madrid, domingo en Barcelona. C

UÁNtO: entradas agotadas.