Marina Murillo: «Es muy cómodo ser una ‘‘ni-ni''»

–Una media de 9, 9 en su licenciatura. Le falta un pelo para ser mujer diez.
–Nunca seré una mujer diez, tengo muchos defectos. La perfección aburre, no quiero ser perfecta. Además, la perfección es imposible.

–¿Cambiaría su intelecto por un cuerpo diez?
–No. Estoy muy bien como estoy. La inteligencia dura más que el físico.

–¿Empollona o superdotada?
–Ni lo uno ni lo otro. No estoy todo el día con un libro entre los codos. Sé disfrutar de la vida. Todo consiste en organizarse.

–¿Llama más la atención lo suyo porque la mayoría estudia poco o nada?
–Sí, pero también le diré que hay más gente que estudia de lo que parece.

–Dígame algo de la llamada generación «ni–ni»...
–Es muy cómodo y aburrido ser «ni–ni».

–¿Se apunta a acampar en una plaza con los indignados?
–Si esto continuara así, estaré en alguna, pero con los que de verdad quieren un futuro mejor, no con los antisistema o los okupas.

–El ministro Gabilondo le entregó la beca de La Caixa. Salió en la televisión...
–Me ha gustado, eso te pone en una nube; está bien por un rato, pero no para siempre. No me gustaría ser famosa.

–¿Ha hecho alguna vez una chuleta?
–Nunca, lo juro. No sería capaz. No podría vivir con eso encima.

–¿Qué ha aprendido aprendiendo?
–Algo de la vida: los años de Universidad me han hecho madurar, he crecido en responsabilidad.

–¿Un 9,9 de media es compatible con un novio?
–Sí, lo he tenido. Ahora no tengo ganas de aguantar a ninguno.

–Decía Thomas Mann que ocuparse de matemáticas es el mejor remedio contra la concupiscencia...
–Sí, lo abstracto distrae de lo concreto. Se nos va la cabeza. Por eso los matemáticos tenemos fama de locos. Pero yo no estoy nada loca.

–Se enamora, tiene hijos. ¿Lo deja todo y se queda en casa?
–No, para nada. Investigar es para mí lo primero. Luego, ya veremos.

–Con más mujeres en el poder, dice Michelle Bachelet, habría más paz.
–No sé si habría más paz, sí más competitividad. Somos mucho más competitivas y más inteligentes que los hombres. Y, claro, tenemos un poco más de maldad.

–¿Necesitamos una presidenta matemática?
–Sí: pondría un poco de razón donde parece que no la hay.

–Incluso es posible que le salieran bien las cuentas...