Venezuela
Conservar su terraza la última batalla del Café Gijón
El mítico local ha perdido la concesión de su velador en el paseo de Recoletos. El Ayuntamiento le ofrece otra ubicación
MADRID- Mientras espero en la barra del Café Gijón a una leyenda viva del café y testigo de sus últimos 63 años de vida, José, uno de los camareros, me dijo: «Aquí viene Antonio, puntual como un reloj». Me estaba hablando del pintor y escritor Antonio Granados Valdez, que siempre acude a la misma hora –las cinco y cuarto– a tomarse una copa de manzanilla con anís. José Bárcenas –relaciones públicas y camarero desde 1974– me acompañó para presentarme a Antonio a la vez que José me apostilló: «Ya te gustaría estar así con 94 años». Tenía razón, desde que me senté con Granados para conversar a cerca de la situación que está viviendo el emblemático local madrileño, éste hizo gala de su buena memoria: «La primera vez que vine aquí fue en 1949. En la tertulia que participaba había ocho académicos y venían poetas y escritores que formaron la Juventud Creadora, de la que era miembro Camilo José Cela».
Al margen de su importancia literaria, la actualidad pasa por asuntos mucho mas tiviales: El Café Gijón ha conocido esta semana que perdía la concesión de terraza que venía regentando en el boulevar del paseo de Recoletos, a cuatro metros del establecimiento, desde su fundación en 1888. Este cambio se ha convertido ahora en su última batalla.
Una puja perdida
Quedarse sin la terraza «supondrá una caída de entre el 60 y el 70 por ciento de los ingresos». Según Bárcenas, «lo que ha hecho el Ayuntamiento está bien y está mal. Hasta las dos últimas subastas siempre se habían hecho de la manera clásica: uno puja y el otro sube. Pero las dos últimas no fueron así. Salió a concurso por 67.000 euros y nosotros ofrecimos 70.000. Otros, en cambio, daban el doble. Cuando lo supimos ya estaba cerrado el asunto». En este sistema de adjudicaciones siempre ha pesado «quién y desde hace cuánto se regenta. En la anterior hubo una empresa que pujó más que nosotros, pero se tuvo en cuenta la trayectoria cultural del Café Gijón. En esta, no», subrayó Bárcenas.
Y es que, en momentos de crisis como los actuales, el Ayuntamiento ha optado lógicamente por la fórmula que reporta un mayor beneficio para las arcas municipales. «Desde el Ayuntamiento nos han ayudado en lo que han podido, pero el concurso se hizo así», aseguró Francisco Notario, de la dirección del café, a quien los abogados han dado esperanzas de recuperarla: «los abogados nos dicen que hay posibilidades. Lo que es triste es que vamos a ser el único restaurante de España que no dispone de su terreno natural para la terraza y a cuatro metros la tendremos con otra empresa», se lamenta.
En este momento el Ayuntamiento les ha ofrecido una terraza en el mismo boulevar, pero al doble de distancia. «Sí que la vamos a aceptar porque somos 44 empleados. Pero seguiremos luchando por nuestra terraza. Si viviera Francisco Umbral, que era llegó a escribir un libro sobre el café, quemaría su bufanda en el centro del local», añadió.
Retomando la conversación, Granados comentó con indignación que «desde siempre se ha usado la terraza, con todos los propietarios del café, que ha pasado de unas manos a otras, y ahora, de la noche a la mañana, se le dan a "unos"que nunca han venido por aquí y que no les interesa la literatura ni la cultura».
Prácticamente desde su inauguración el Café Gijón ha sido el epicentro de la intelectualidad ubicada en la capital. Por él han pasado destacados miembros de la cultura española, como Buero Vallejo, Benito Pérez Galdós, Juan Pérez, Francisco Umbral, Rafael Azcona, Luis García Berlanga o Fernando Fernán Gómez, que creó el Premio Café Gijón de literatura en 1949.
El pasado mes de mayo, la Asamblea de Madrid aprobó una proposición no de ley para declararlo Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Hecho Cultural. Esta «protección», que podría tardar aún más de un año en llegar, está aún en la fase inicial de su tramitación. En cualquier caso, la declaración del Café Gijón como hecho cultural no protegería ni el local, ni su terraza, sino su historia y su aportación, como escenario, a la literatura española.
Tertulias y comidas para parroquianos «de toda la vida»
Antonio Granados Valdez, de 94 años, pisó el Café Gijón por primera vez hace 63 años, en 1949, cuando vino a Madrid a estudiar pintura con Vázquez de Día y Evaristo Valle. Estuvo exiliado en Venezuela, donde fue catedrático de dibujo analítico y reconocido «con los más altos honores» y, de vuelta a la capital, llegó a escribir un libro sobre el Café Gijón. Desde este local, al que vuelve a diario a las cinco y cuarto, ha visto pasar y ha compartido mesa y tertulia, con personalidades del mundo de la literatura como Camilo José Cela, Juan Pérez, Leopoldo de Luis o Pancho Cossío. «Allí estábamos gente de derechas y de izquierdas, pero gente de la cultura». De la terraza entiende que «es parte de la historia del café. Ahí hacíamos las tertulias cuando hacía buen tiempo. Es absurdo que ofrezcan una terraza más lejos. Tendrían que haberles dado ésa a los que se van a quedar con ésta», razona uno de los más antiguos «parroquianos» del loca mientras, en la mesa contigua, se celebra la tertulia «Contra esto y aquello». El Gijón no pierde su esencia.
✕
Accede a tu cuenta para comentar