Jaén
Lanzas sobre Guerrero: «Dormir juntos no hemos dormido nunca»
El ex sindicalista reduce el papel de la Junta en los ERE a «cuando te ha tocado, te jodes»
Sevilla- Llegó con gafas negras de sol, que sólo se quitó cuando los periodistas gráficos que iban a inmortalizar su rostro salieron de la sala parlamentaria que acoge la comisión de investigación sobre los expedientes de regulación de empleo (ERE) de la Junta, y desplegó todo un repertorio de sonrisas, muecas, miradas hacia distintos puntos de la estancia y frases gruesas. Lejos de desvelar la trastienda del reparto de ayudas públicas, el ex sindicalista de UGT, Juan Lanzas, se acogió a su derecho a no responder a las preguntas de los Grupos Parlamentarios agarrado a que «existiendo una imputación penal –por parte del juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla–, la misma no deber ser politizada». Dijo entender que «el marco parlamentario» no es «el más adecuado para aclarar ni contrastar» muchos aspectos del caso en cuestión. Si bien, matizó: «Entiendo, no obstante, la curiosidad que puedan sentir los miembros de la comisión y el público en general por mi actuación en todo este asunto, visto, sobre todo, el desmedido despliegue informativo que se ha hecho de mi persona». Crítica hacia los medios de comunicación que repetiría en varias ocasiones.
Arrancó el turno de los interrogantes la portavoz de IU, Alba Doblas, quien lo definió como el «ingrediente ácido de todas las salsas que se han cocinado en este asunto». «Se ha llevado dinero de los andaluces por todos los conceptos: informes, comisiones, negociar ERE, asesorarlos, cobro de pólizas, autoprejubilación....», le lanzó. Aseveración que provocó la respuesta de Lanzas, quien tras consultar con su abogado, Pablo Luna, criticó el tono de la izquierdista y quiso dejar constancia de que ha «sufrido mucho». Llegó a plantear que «quizá, sea el tonto del pueblo que pasó por aquí en un momento determinado».
A su réplica a Doblas se redujeron sus respuestas. El portavoz del PP, Carlos Rojas –el PSOE no preguntó «in situ»–, se tuvo que conformar con gestos y risas. Con todo, tras escuchar los cuestionarios, el supuesto «conseguidor» de los ERE leyó unos párrafos entre los que aseguró que nunca cobró por «ningún concepto» de empresa pública, funcionario o autoridad alguna y que tampoco recibió encargos por su parte.
De hecho, mantuvo que siempre percibió sus ingresos con el firme convencimiento de que «procedían de la empresa privada que le contrataba». Negó, asimismo, su acceso a los expedientes y haber trabajado en cualquiera de sus fases, al ser un mundo «totalmente ajeno» a sus labores en el sindicato UGT, al que estuvo vinculado entre 1979 y 2002. «No sé –apuntó también– si en los procedimientos administrativos ha habido irregularidades». ¿La causa? «Carecía de formación».
Durante su intervención, relató haberse reunido con políticos del PSOE, PP e IU, «según conviniera», siempre «en defensa de los intereses de los trabajadores y de los andaluces».
Admitió tener «cierta amistad» con el ex director general de Trabajo Francisco Javier Guerrero, imputado en la causa judicial y en prisión. Y añadió: «Dormir juntos, lo que se dice dormir juntos, no hemos dormido nunca», para sorpresa de la sala. Reconoció, además, que en algunas ocasiones ha mantenido contactos con el ex consejero de Presidencia Gaspar Zarrías, para tratar sobre la implantación de empresas en la provincia de Jaén. En relación al ex consejero de Empleo Antonio Fernández, declaró haber tenido «tan sólo» una reunión con él, después de dejar UGT.
«Y a Viera –antecesor de Fernández en la Consejería de Empleo– , a lo mejor lo he visto y lo he saludado», deslizó.
No quiso volver al silencio sin hacer constar que también negoció con los ex ministros del PP Manuel Pimentel, Javier Arenas y Juan Carlos Aparicio y con el actual titular de Hacienda, Cristóbal Montoro.
A su juicio, ha habido «buenos gestores» en la Junta. En ese sentido, criticó que se haya puesto «el ventilador» en esta trama. Es más, se refirió al hundimiento en 2002 del «Prestige», episodio controvertido para el entonces ministro Rajoy y comparó: «Cuando te ha tocado, te ha tocado y te jodes».
Detrás de las gafas ya graduadas para leer, lanzó un último mensaje: «Ni soy el perejil de todas las salsas ni mi vida está llena de andanzas». Distinto es que por su «perfil», terceras personas le adjudiquen «cosas con facilidad» para exculparse ellos. Está imputado por la juez Mercedes Alaya junto a otros 58 mediadores. Su esposa y su cuñada son «intrusas».
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