Murcia
El error de los González
El secretario general de los socialistas murcianos, Pedro Saura, se dio el domingo, en plena debacle electoral del PSRM-PSOE, la peor de sus noticias: «Mi carrera política ha terminado». A la mañana siguiente corría por las agrupaciones de la Región un manifiesto en el que se urgía a la actual dirección a abandonar sus responsabilidades y a refundar el partido. «Hay que empezar de menos cero», comentaban ayer a este columnista viejos militantes socialistas aún sobrecogidos por la dimensión de la catástrofe electoral. Nadie se atrevía 24 horas después a vaticinar el futuro y, menos aún, a ponerle cara a los nuevos dirigentes que deberán enderezar el rumbo de una nave que se ha metido de lleno en un proceloso mar de afilados y acerados arrecifes. «Hay que hacer una traqueotomía urgente al ahogado si queremos evitar la inminente asfixia», sentenciaban otros. Sea como fuere, en esta inimaginada o esperada situación había un madero a flote al que asirse, y esa tabla de salvación no era otra que la familia González-Veracruz. Rafael González Tovar, padre y actual delegado del Gobierno, pilotando, desde la veteranía del partido la transición ordenada a los jóvenes cachorros y, desde la juventud, con una cabeza bien amueblada y una carrera política todavía por recorrer, la hija, María González Veracruz, un tándem perfecto para una crisis a la que se habría unido sin complejos el senador elegido ayer y ex secretario general, Ramón Ortiz. Este triunvirato era el relevo ideal ante la nueva situación diseñada por las urnas, pero que fruto del azar, la ambición política desmedida o las prisas se ha ido con todo el PSOE al traste. De no ser así, los González-Veracruz serían hoy los llamados a salvar el partido, incluyendo que el padre hubiese tratado de administrar una derrota cualquiera de su hija. Todos lo habrían entendido, excepto que el padre quiera salvarle los muebles a la hija del peor resultado de toda la historia del socialismo regional, que es lo que la marca para siempre y en lo que estamos. Pero de no haberse embarcado hasta las trancas en el proyecto perdedor de Rubalcaba y con María González en el comité federal, los socialistas de Murcia tendrían relevo asegurado y con recorrido, aunque repito que tal vez las prisas, la ambición desmedida o vaya usted a saber ha hecho, también de la salvación, un madero a la deriva.