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Unos colmillos poco retorcidos

Un fotograma de la película larazon

El cine reinventó la figura literaria del vampiro en ese blanco y negro que Murnau improvisó para Nosferatu. Reimprimía en imágenes al personaje noctámbulo y temido que había dado el folclore y que habían popularizado por vía de la literatura Bram Stoker y Sheridan Le Fanu (que escribió «Carmilla», el relato de una mujer vampiro y el primer cuento moderno –anterior a «Drácula»– sobre uno de estos seres). El filme contó con Max Schreck, un actor de personalidad tan difusa y extraña como el monstruo que encarnaba, para visualizar las espeluznantes características físicas del príncipe de la noche. El cine fue respetuoso con esa proyección. Pero desde hace unos años, Hollywood ha ido suavizando la naturaleza salvaje de estas criaturas hasta convertirlas en unos tipos románticos, adorables, de los que a uno le gustaría tener como vecinos para compartir la tarta de cumpleaños.

Con la saga de «Crepúsculo», un culebrón de vampiros y hombres lobo, este argumento se ha llevado al paroxismo. Si algo caracterizaba al vampiro era su promiscuidad y violencia. Stephenie Meyer los ha convertido en pudibundos. En la primera parte de «Amanecer», la última entrega de la serie, el argumento gira alrededor de una boda y el embarazo de la protagonista, que tendrá problemas porque el feto, que es un vampiro, pondrá en riesgo su vida. Poco más se sabe, porque la productora estrena la película en todos los países a la vez por eso de evitar la piratería.

Todo está en los libros
Nikki Reed, en el filme, es Rosalie Hale. Su papel es de uno de los caracteres que más evolucionan en esta parte. De odiar a la protagonista femenina pasará a convertirse en su amiga, en su confidente. «Me han ayudado mucho los libros de Meyer para formarme una idea de cómo tenía que interpretar», aseguró a su paso por Madrid. La actriz, que reconoce lo triste que fue la separación del reparto al acabar el rodaje, afirma que el vampiro sigue manteniendo parte del encanto que le dieron las novelas en el pasado a pesar de esta paulatina transformación. Sin embargo, Jackson Rathbone, su compañero, que da vida a Jasper Cullen, matiza uno de los puntos fundamentales del filme: «Es cierto que estos vampiros necesitan casarse. Pero para mí eso no es un problema. El punto de vista en Europa y América es diferente por las culturas. Sin embargo, yo esto lo veo como algo muy romántico.

Una relación no es únicamente sexo. Está hecha de otras cosas. Y se ve precisamente en estas películas».


 

De locura
Los actores Robert Pattinson y Taylor Lautner desataron ayer la locura adolescente en la «premiere» de la primera parte de «Amanecer» en Barcelona, con varios miles de jóvenes a la entrada del edificio Fòrum que corearon sus nombres hasta desgañitarse, lo que sorprendió incluso a los actores: «No me gusta que mis fans griten tanto», dijo Pattinson con una sonrisa.