Nueva York
El spot de Freixenet se estrenará en Madrid por Jesús Mariñas
Los de Freixenet cambiaron su política publicitaria antes de la crisis y ahora el sector está reactivado y suben las ventas. Un clásico navideño es su «spot», ya tan necesario como el turrón, la zambomba y los villancicos. En tiempos de cierto distanciamiento de lo tradicional, mantiene su mensaje, que ya no burbujea, aunque en uno de sus últimos anuncios sí lo hizo con Gemma Mengual y sus chicas bajo el agua. El de ahora lo baila Sara Baras y, manteniendo la política del alternar los estrenos en Barcelona y Madrid, este año le toca el turno a la capital de España, ya con calles iluminadas como paliativo a la carestía. Al menos, en alumbrados, como diría un castizo de los que José Luis Garci saca en su película, que cuenta con gran parte del rodaje en el restaurante Lhardy: el local inmortaliza los cocidos suculentos a los que montan competencia cada jueves los del Hotel Preciados, que hace esquina con la calle Veneras de Madrid y la Plaza de Santa Domingo. Son tan espectaculares como en tiempos lo fueron los de la Gran Tasca donde solíamos ponernos las botas Encarna Sánchez, Carmen Jara, Maruja Díaz y yo.
Pero a lo que iba, que estos comentarios no admiten ser salpicados por el cava catalán que en tiempos de Leopoldo Pomés y Lluis Bassat ofreció dúos míticos en el mundo publicitario. ¿Recuerdan a Shirley MacLaine con Miguel Bosé, a Montserrat Caballé y su hija Monsita? No resulta difícil recordar a otros míticos protagonistas como Gene Kelly, Norma Duval, Paul Newman y Kim Basinger, que en San Francisco nos regaló dos horas de inolvidable rueda de prensa mientras que, al año siguiente, Andie MacDowell fue tan borde como Demi Moore en Berlín y Meg Ryan en Nueva York. Por no comentar lo de Anthony Quinn, cabreado por el retraso de Mar Flores en la cita veneciana. La modelo dejó pasmadas y pendientes del reloj a sus compañeras Juncal Rivero y Sofía Mazagatos.
Todos estos anuncios llevan paralela una historia de arrogancias y anécdotas «made in Hollywood». Pedro Bonet, presidente de la Cofradía del Cava, podría escribirla. Fue testigo directo y padeció a las «celebrities» con sus imposiciones, intentando esquivar situaciones incómodas, como el año pasado tuvo que hacer con Shakira en Barcelona. Aún la acompañaba un Antonio de la Rúa agonizante en lo amoroso pero pendiente de lo profesional, porque todavía era su manager. Fue cuando la colombiana, que ya llevaba cuatro meses con Piqué, soltó aquello del «waka rumor». Se mantienen pese a la distancia y les falta tiempo para reencontrarse. Parecen un dúo de cine, acaso de anuncio, como este entrañable de Freixenet que el lunes 28 se estrena en la Escuela Reina Sofía.
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