Puerto Rico
Vida extraterrestre: hay alguien ahí
Varios radiotelescopios del mundo apuntan al cielo buscando sonidos artificales que resuelvan esta incógnita de la ciencia. Expertos como Stephen Hawking no dudan que existe vida fuera del planeta Tierra, basándose en un simple cálculo de probabilidades. Aunque los datos obtenidos no son concluyentes, varias sondas navegan por el espacio llevando consigo saludos humanos
El hombre lleva mirando perplejo la inmensidad del cielo desde que es hombre, formulando preguntas e hipótesis sobre la composición y estructura del cosmos. Uno de los grandes interrogantes, ¿estamos solos o hay alguien más ahí fuera?, sigue sin respuesta y es todavía hoy tema de interés científico y alimento de especulaciones de lo más variadas. El físico y cosmólogo inglés Stephen Hawking ha declarado en una entrevista que se transmite hoy en el canal de televisión Discovery Channel que «es perfectamente racional aceptar la existencia de vida inteligente fuera de la Tierra» y advierte que deberíamos evitar el contacto con ellos. Sin pretenderlo Hawking ha reabierto una vieja controversia, pero ¿la ciencia se toma en serio la búsqueda de vida extraterrestre?Desde que nuestro desarrollo tecnológico lo ha permitido, han existido y existen programas oficiales cuyo objetivo es contestar si esas formas de vida se encuentran, desarrolladas o no y, en un segundo orden, establecer comunicación con «ellos». Hawking dice que para él los números hacen pensar en la existencia de extraterrestres de forma racional. Y no ha sido el único en tomar posiciones desde la teoría de la probabilidad. Durante los años 60, el astrónomo Frank Drake esbozó una ecuación sobre la que se podría extraer un cálculo real de las probabilidades de vida fuera del globo terrestre. Factores como el número de estrellas similares al sol, planetas con características parecidas a la Tierra, la posibilidad de civilizaciones tecnológicamente desarrolladas al menos a un nivel similar al nuestro o la duración de un civilización podrían dar resultados matemáticos favorables, pero la realidad es que la información con la que se cuenta a día de hoy es muy escasa. rastreando el espacioLas décadas de los 60 y 70 fueron especialmente prolíficas en lo que a programas de búsqueda de vida y comunicación se refiere. Una cronología que se extiende hasta hoy, con variantes pero sin resultados determinantes. Quizá sea especulativo o igual las palabras de Hawking vayan en esta dirección… «Quizá ha querido provocar, llamar la atención y estimular que se invierta en este tipo de cosas», considera Javier Gómez-Elvira, vicedirector del Centro de Astrobiología del Instituto Nacional de Técnica Espacial.Fundado por Drake, el proyecto SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre en sus siglas en inglés) nació en el seno de la NASA con el propósito de utilizar la tecnología de recepción por radiotelescopio para analizar las señales que llegan a la Tierra desde el espacio. En 1977 y fuera del SETI, el gran radiotelescopio de la Universidad Estatal de Ohio, «la gran oreja», recibió una señal anómala . Tal fue la sorpresa del científico que la encontró que la exclamación «WOW» que apuntó al lado del registro dio nombre a las señales dudosas que desde entonces se han analizado. Un registro que nunca se volvió a repetir y el único que ha hecho dudar sobre la causa que la produjo. El SETI fue cancelado por el Congreso americano a principios de los 90 y, desde entonces, los investigadores han seguido trabajando en torno a la Universidad de Berkeley y gracias a donaciones privadas. La variante Seti@home de finales de los 90 recoge los datos de radiotelescopios e investigadores de todo el mundo y utiliza la potencia de los ordenadores de millones de internautas para analizar las distintas frecuencias electromagnéticas que reciben. El enorme radiotelescopio de Arecibo en Puerto Rico es el receptor más grande del mundo, con sus más de 300 metros de diámetro, y el eje central de estas investigaciones. «Los datos que obtenemos en las investigaciones se envían a California. La filosofía del Seti@home consiste en tantos usuarios que, con la descarga de un programa, analizan los datos. Es una forma de procesar mucho más rápida», explica Elio González, técnico operacional de Arecibo. Esto no significa que los centros que participan en SETI ocupen todo su tiempo en la búsqueda de señales de vida extraterrestre. Mientras los radiotelescopios apuntan a un determinado punto del cosmos barriendo las diferentes frecuencias electromagnéticas para los estudios que se lleven a cabo en ese momento, los datos son enviados a Berkeley para que analice si en el abanico de señales encontradas existen sonidos sospechosos. Otra publicación de Cocconi y Morrison de finales de los 50 aseguraba que la comunicación alienígena, si se produjera, sería a una frecuencia de transmisión cercana a los 1.420 Mhz, la frecuencia del hidrógeno neutro. Es una más de las bases teóricas del SETI.lengua y distanciaStelio Montebugnoli de la Estación Astronómica de Medicina en Bologna, perteneciente al Instituto Nacional de Astrofísica italiano y colaborador de SETI, explica cómo trabajan los radiotelescopios: «Se cubre el espacio por zonas. Se puede estudiar el universo a través de estas bandas, desde las de baja frecuencia como las ondas radio hasta las más altas, rayos gamma, que se den en fenómenos más energéticos. Los fenómenos naturales usan la banda ancha, es decir, ocupan varias frecuencias de onda. Aquellos que se registran en una sola frecuencia son sospechosos de ser artificiales».Lo cierto es que no es fácil aclarar los misterios del espacio y en casos como éste comunicar o recibir respuesta es dificilísimo; los códigos de comunicación, sólo viendo el número de lenguas de la Tierra, tiene que ser radicalmente distinto. Y nadie puede saber cuál podría ser el grado de desarrollo de esas vidas exteriores. Además, las distancias en el espacio son tan grandes que las señales enviadas o recibidas pueden pertenecer a tiempos que para los habitantes de otros mundos o para nosotros mismos sean tan remotos que ni siquiera nos asegure que la civilización alienígena, tanto ellos como nosotros, siga existiendo. «Para establecer contacto se necesita mucha energía y mucho tiempo. Las distancias, sólo dentro del Sistema Solar, alcanzan cifras de más de 6.000 millones de km2, explica Fernando Pina, matemático de la empresa Deimos Space. «Un simple "Hola"lanzado a mil años luz desde la Tierra necesitaría 1.000 años para llegar a su destino y otros mil para volver», detalla Montebugnoli.Remitente: la TierraLa astronomía no sólo ha empleado parte de sus recursos a buscar señales del espacio, también se ha esforzado para lanzar mensajes a lo desconocido. Los destinatarios: los seres de otros planetas. Las sondas Pioneer 10 y 11 y las Voyager 1 y 2, lanzadas al espacio en los años 70, han atravesado el Sistema Solar recopilando información y llevando con ellas mensajes de la Tierra. Con la participación de Frank Drake o Carl Sagan, estas sondas portan unos discos dorados con información relevante sobre los terrícolas y la situación de la Tierra. En el caso de los Voyager, contiene 115 imágenes de la Tierra, una selección de música o 55 saludos en 55 idiomas.En el disco del Voyager 1 se describe: arriba a la izquierda, la manera de reproducir adecuadamente un disco fonográfico y la velocidad correcta (3,6 revoluciones por segundo) escrita en código binario. En la parte derecha, cómo de esos sonidos se pueden extraer imágenes. Un dibujo de la forma correcta de lectura de las imágenes (de arriba, abajo) y otro que muestra que una imagen entera contiene 512 de estas líneas. Abajo, a la izquierda, la colocación del Sistema Solar y de la Tierra y a la derecha, el átomo de hidrógeno, el elemento más habitual del espacio y un referente de comunicación sencillo para cualquiera en el universo, hable el idioma que hable.
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