Dos atentados con coche bomba sacuden Damasco y las afueras de Hama

En el barrio de Al Mezze, situado en el suroeste de la capital, fallecieron al menos once personas y decenas resultaron heridas, entre ellas mujeres y menores, según la agencia oficial de noticias siria, Sana.

La fuente informó de que "un grupo terrorista"detonó un artefacto explosivo que había sido previamente colocado en los bajos de un vehículo.

Los cadáveres fueron trasladados a los hospitales de Al Muasa y Al Shahid, que han atendido a 31 y 24 heridos, respectivamente, algunos de ellos en estado grave.

La explosión, de la que también informó el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos, causó importantes daños materiales en los coches aparcados en los alrededores, así como en edificios y comercios de la zona.

Al Mezze y otros barrios de Damasco han sido blanco en los últimos meses de numerosos atentados de los que el régimen sirio siempre ha responsabilizado a "grupos terroristas", como se refiere a la oposición armada.

El pasado 11 de septiembre, una fuerte explosión se registró en Al Mezze frente a la sede del Tribunal Militar de Damasco, mientras que tres días antes un coche bomba estalló en este barrio cerca del Ministerio de Información.

Ayer, siete personas resultaron heridas por una fuerte explosión junto al aparcamiento de la sede del Sindicato Obrero sirio y cerca del hotel Damarose en el acomodado barrio de Abu Rumaneh, en el centro de la capital.

Mientras, el atentado de Hama tuvo lugar en la localidad de Talmeya al Rifeya, donde se concentran un gran número de las tropas leales al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, de acuerdo con las informaciones de los opositores.

El portavoz de la Unión de los Revolucionarios de Hama, Abu Qasem al Hamaui, explicó a Efe por teléfono que el atentado fue perpetrado por una brigada rebelde por el procedimiento del coche bomba.

Al Hamaui no pudo precisar una cifra de víctimas mortales, mientras que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos elevó a cincuenta los efectivos del régimen fallecidos y la agencia Sana cifró en dos el número provisional de muertos y en diez los heridos.

El activista consultado por Efe también señaló que los rebeldes atacaron un puesto de control del régimen en la localidad de Al Siara, en Hama, que provocó varias bajas en las filas gubernamentales.

En el resto del país, prosiguieron en esta jornada los combates entre los insurgentes y las fuerzas del régimen, así como los bombardeos de estas sobre los feudos de la insurgencia.
En este sentido, el Observatorio indicó que una veintena de combatientes rebeldes murió en bombardeos del ejército sirio contra la población de Harem, en la provincia septentrional de Idleb.

En esta localidad, la Comisión General de la Revolución Siria informó, por su parte, de la muerte de doce personas, entre ellas ocho rebeldes, por los bombardeos de aviones de combate Mig.

Los ataques de los cazas también causaron 22 muertos en la aldea de Kafrnabel, en Idleb, según dijo a Efe vía internet un activista de esta provincia identificado como Abu Hamam.
En el plano político, la oposición siria mantiene una cumbre en Doha para afrontar la creciente pérdida de credibilidad del Consejo Nacional Sirio (CNS).

La Asamblea General del CNS, compuesta por 220 miembros, se reúne desde ayer en la capital catarí para evaluar su estrategia política y económica después de que esta semana Estados Unidos le retirase de forma explícita su reconocimiento como único representante de la oposición.

Mientras, el mediador internacional para Siria, Lajdar Brahimi, se entrevistó anoche en El Cairo con el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, cuyo Gobierno ha vetado en el Consejo de Seguridad de la ONU toda resolución de condena contra el régimen de Damasco.

En este encuentro no se logró ningún avance concreto y Lavrov consideró innecesaria una resolución sobre Siria en el Consejo de Seguridad, aunque expresó su apoyo total a la iniciativa egipcia de formar un cuarteto internacional para frenar la crisis siria.

El conflicto que se vive en Siria desde marzo de 2011 ha causado ya unos 27.000 muertos, mientras que 2,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y más de 250.000 se han refugiado en los países vecinos, según cifras de Naciones Unidas.