Barcelona
La obra imborrable por Consuelo Ciscar
Hay recuerdos, en la relación con los artistas, que sobrepasan la admiración, el cariño y el respeto a la maestría. Tàpies no ha sido sólo un gran artista, un mago de la letra y la figura, un intelectual que ha cambiado la forma de ver el mundo. Ha sido, especialmente para el IVAM, una persona que, desde 1985, cuando comenzaron a dibujarse las líneas de la colección de un museo nuevo, estuvo en primera línea. La relación con el artista al que has conocido te lleva a mantener un vínculo especial. Es lo que me ocurre cuando viaja una obra de su autoría, la fantástica «Línea roja», la «Superficie gris con cinco perforaciones» o el «Gran paquete de paja», requeridos por museos de todo el mundo. Las observo antes de que emprendan su itinerario, vuelvo a ver su traslado, tratado con exquisita precaución, porque no hay mayor dicha que la que nos proporcionan esas piezas únicas, esas obras rotundas y, a la vez, poéticas. Obras que constituyen una prueba de lo que se hizo en décadas que algunos (Saura, Millares, Chillida) las convirtieron en prodigiosas para el arte. Esto es impagable. Tàpies estuvo tan cerca de la poesía, de la relación entre Oriente y Occidente y de los movimientos que atravesaron la segunda mitad del siglo XX que se encuentran en él casi todas las claves de una centuria que removió los conceptos del arte. Fue provocador sin provocarlo; referencia de todo lo que se movía en Barcelona en décadas efervescentes, reposado intelectual, discreto, distante y amable.
Consuelo Ciscar
Directora del IVAM
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