Feria de Bilbao
Aniversario de qué
El tiempo nos había robado la tarde. Nada nuevo bajo el sol, si es que lo hubo, ni la tibia sombra, ni el frío que se echó según nos devoraba la tarde. Qué tarde. Qué endemoniado festejo. En el top ten del aburrimiento.
Como sería la cosa, que denostado el divertimento en el ruedo, los olés recayeron en una japonesa que muy a la española se hizo con la bota, el vino y el público. Si el ruedo no llama... La decepción nos vino de uno en uno. Con sobrero incluido. Menuda pieza de sobrero por cierto, éste en ránking de cabroncetes igual gana. Las malas ideas las tenía claras. No quería pasar. Y no pasó. Para qué. De Adelaida Rodríguez era. Pero eso ocurrió después. Mucho después, porque Víctor Puerto optó por correr turno y en segundo lugar salió otro del hierro de Antonio Bañuelos.
El primero se lastimó en el primer lance y lo suyo ya fue padecerse de sí mismo. Antes lo tenía que haber devuelto el presidente, que no quería ver la evidencia. El que le sustituyó entró en el caballo en los terrenos de toriles, y luego sacó un universo de falta de casta. Se agradeció la brevedad de Puerto dado que aquello era jugar en otra liga, y no la del toreo lucido. El sobrero de Adelaida era para, además, pasar un mal rato. En los pases de tanteo ya se lo llevó por delante. Y su declaración de intenciones la mantuvo en el trasteo. Ni un pase tuvo el cinqueño que pasaba por sabérselas todas. El Capea no tuvo opciones con un lote infumable. La única opción que podía haber tenido es la de haber abreviado. Se enfrascó en faenas repletas de pases con toros que no dejaban lugar a nada. La media arrancada del tercero, más el viento... Se descomponía una historia de plomizo final. Tampoco se empleó el quinto y nos consumimos en la eternidad.
Jairo Miguel confirmó alternativa. No fue el toro de la ceremonia como para pasar un buen rato. Se rajó el toro y apretaba en el viaje. El extremeño intentó justificar su paso por Madrid. Le devolvía las ilusiones el sexto. El único toro que no se violentó en el último tercio, que llegó con la claridad del viaje. Brindó a su madre. Así lo valen. Y en el centro del ruedo con la diestra embarcó las primeras embestidas. Ligó por derechazos, le costó más al natural al no ganar la acción y poco a poco la faena fue perdiendo intensidad. Se iba la tarde, con gotas de lluvia, y con la sensación de no saber muy bien a estas alturas del festejo, de la feria, el sentido de este tipo de corridas. Media entrada. Mal espectáculo. Deslucida tarde. ¿Aniversario de qué? Un buen San Isidro, el espectáculo cuidado. Y a tirar. PD. Y un recuerdo inmenso para el compañero, Jorge Berlanga, que ayer nos abandonó. Le seguiremos recordando, entre otras muchas cosas, en las tardes de toros.
Las Ventas (Madrid). Segunda de la Feria del Aniversario. Se lidiaron toros de Antonio Bañuelos y un sobrero (4º) de Adelaida Rodríguez, bien presentados, descastados, deslucidos y algunos con malas intenciones salvo el 6º, que se dejó hacer con buen aire. Media entrada. Víctor Puerto, de azulón y oro, media caída (silencio); estocada, pinchazo hondo, tres descabellos (silencio). El Capea, de grana y oro, dos pinchazos, estocada (silencio); estocada baja y perpendicular, descabello (silencio). Jairo Miguel, que confirmó alternativa, de azul añil y oro, pinchazo, estocada, dos descabellos (silencio); pinchazo, pinchazo hondo, aviso, descabello (aplausos).
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