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Trueba protagonista de los premios Forqué por Jesús Mariñas

Trueba protagonista de los premios Forqué por Jesús Mariñas
Trueba protagonista de los premios Forqué por Jesús Mariñaslarazon

Ignacio González puso orden en lo que semejaba desconcierto o una de las actuales y trepidantes comedias de nuestro cine. Él adoptó un gesto nostálgico avocando «lo último» que había visto. Fue anoche y era la reposición de «El año de las luces». Un Trueba con marchamo de calidad igual que «Belle époque», luego continuada en el spot de las burbujas. Mary Carmen Ramírez estuvo insuperable en sus agallinadas romanzas, lo mismo que Maribel Verdú y Jorge Sanz, «repetidos» en la evocadora historia rural con «Sección femenina» incluida y Chus Lampreave en estado de gracia. Enrique Cerezo, perfecto, atento y hasta desvividor anfitrión, aguantó toda la noche a pie de escalinata incluso acosado por el eterno Álvaro Luis, que el 14 de febrero entregará sus premios jamoneros en el «Corral de la Morería», que mantiene viva la llama del flamenco como Merche Esmeralda hasta hace poco. La otra mañana me topé con ella en Atocha. Está semiretirada y conserva el tronío señorial de gran artista. Mientras, González, que está más delgado, apuraba al grupo de Cultura. Menuda diferencia con las que se han ido, tan sólo Fernández de la Vega y Elena Salgado dejaron impronta de inquietud indumentaria. Trueba llegó rezagado, siempre tímido, cuando todos estaban sentados. Los Forqué nacieron sin más ambiciones que realzar en el politizado Círculo de Bellas Artes, y aquí ya significan lo que los Globos de Oro respecto a los Oscars.

Un aparente portero, que luego resultó ser uno de los seis bailarines, convocó a sentarse a golpe de campanazo, vestido cual domador o igual que Cayetano Martínez de Irujo al casarse obligado con Genoveva Casanova, ahora ordena y manda, todo ha cambiado con el reparto patrimonial donde hace o deshace –ya detallaré–. El tema tiene tela ahora que está amortiguado el dúo Cayetana–Alfonso. Pasmo con el atrevimiento bajo blazer amarillo de Elena Anaya, con el estoicismo casi máscara inamovible de Pilar López de Ayala y el tipazo chic de Cris Uchoa, realzado por «Boss», y también con el cultivado refinamiento de Mar Saura. Ríe como nadie y reparó en que la joven directora del Instituto de Cine, entendida donde las haya, habló con Cerezo. Paco León casi se pierde posar para el rebosante «photocall» que ya querrían en Hollywood. Checho Arias impactó bajo capa española marrón, Ludmilla ponía glamour en terciopelo devoré granate, la barroca Mary Paz Pondal se hizo notar y Álex de la Iglesia no escurrió posar con Carolina Bang en blanquinegro como el cine. Trueba es el hombre y nombre del momento: porque tras merecer la Medalla de Oro a toda una carrera, sus dibujos mano a mano y con Mariscal optan al Oscar. Algo que Almodóvar no logró con «La piel que habito». Parece que los Goyas están cantados tras este prólogo.