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Aranjuez

Enrique Ponce celebra su faena cantando por Jesús Mariñas

La Razón La Razón

Después de su faena memorable que aupó la tarde de San Fernando en Aranjuez, Enrique Ponce lo celebró cantando. Esta es otra de sus grandes virtudes, aunque menos conocida que la gloria torera: «Tengo que ir recortando la contratación. Reducir el número de corridas y de plazas que visito», adelantó a Begoña Trapote, que ejercía de perfecta anfitriona de lo que ya es tradición ribereña.Lita Trujillo se mostró divertida pero algo nostálgica, por la fecha, la misma en que hace años «mataron a mi suegro, el tirano dominicano». Lo mismo hacía, pero apenada, la condesa del Asalto, en contrabarrera con el embajador francés, Delaye, Antonio Fournier y Enrique Múgica, que reconoció no estar al tanto de la maniobra sucesora como Defensor del Pueblo. A los duques de Fernán Núñez les saludaba Javier de las Heras, que guarda las altas espaldas de un encorbatado Jaime de Marichalar, que sigue marcando pautas de elegancia taurina. Durante la fiesta Trapote, lo mismo vimos a Pepe Hidalgo formando mesa masculina con San Agapito que a su esposa, Elu; a la renacida María Calleja con Beba Longoria de platino, mientras Cristina Yanes daba el parte médico familiar: «Mamá se ha recuperado. Lo pasamos muy mal». Ricky Trujillo formaba tándem con su inseparable José Antonio Muñoz, director del relanzado Pachá, donde hoy actuará Enrique Iglesias, que apadrina el fiestón de Azzare, al que acudirán 500 invitados. Trapote concentró algunos menos. Entre ellos, su hijo Sergio, que justificaba la ausencia de Marta. Lo hizo ante el endomingado Pascual Ortega y David Meca, de cuadros galos. No pasó desapercibido el hombre con el que acudió el nadador, amigo o compañero. Les admiraban con un «ay», mientras Koki García Font y su hija ya parecen casi hermanas, lejanos quedan los veranos en su casa marbellí, que ahora usa Isabel Pantoja. Detallaba cómo era y que le costaba 600.000 pesetas al mes. La escuchaba Isabel Gemio, que recogía sus palabras. Regi Fuster deslumbró con unos ojos que recuerdan a los de Ornella Mutti, la misma placidez. Su hija mayor es ahijada de Enrique Ponce, que, acompañado por un mariachi, se explayó con rancheras y boleros. Buen gusto y oído no le faltan.