Reino Unido
Beatriz de York cambio radical
Fue el día después de la boda de su primo, el príncipe Guillermo,con Kate Middleton, cuando Beatriz de York tomó nota de las críticas a su estilismo. Su diseño de Valentino Alta Costura fue sin duda el protagonista de los que aparecieron en las listas de las peores vestidas del acontecimiento, y en ese momento decidió poner punto final a una situación que venía de largo.
Si Pippa Middleton se había convertido en un icono de estilo tras el enlace, ¿por qué no lograrlo ella también? Al fin y al cabo, cuenta con más medios que la hermana pequeña de Catalina y, sobre todo, cae mucho mejor a los ingleses que la estirada hermana de la duquesa de Cambridge.
Gracias a su empeño, la nieta de la Reina Isabel II de Inglaterra ha pasado en tiempo récord de ser el patito feo de la «high society» británica a convertirse en un cisne blanco. Y si su hermana Eugenia todavía arrastra el apodo «Curvy» (sigue estando rellenita) –incluso la revista «Vogue Italia» la bautizó como la nueva «enfant terrible» de la familia, en sustitución de su primo Harry–, Beatriz ha dado un vuelco a su reputación y se refieren a ella en los tabloides como «Bea-utiful» (guapa, bella) gracias al cambio radical que ha dado en los últimos meses.
Sin duda, es el nuevo «style icon» de la familia real y, aunque menos agraciada que su hermana en cuanto al físico –ha heredado la chirriante melena pelirroja de su madre, y sus ojos y su boca son especialmente grandes–, gracias al apoyo de su guapo novio de nombre Dave Clark y sus ganas de superación física ha obtenido los resultados que buscaba.
En algo ha tenido que ver el hecho de haber perdido más de 15 kilos gracias a una estricta dieta y a un completo entrenamiento con la conocida «personal trainer» Nadya Fairweather. Ella le ha enseñado a comer bien, incluso consiguió que la joven corriera la maratón de Londres el año pasado (es el primer miembro de la familia real inglesa que lo consigue).
Además, en este intento acelerado por borrar de su mente los estilismos de antaño que tantos quebraderos de cabeza le han dado, Beatriz sacó a la venta en una subasta benéfica en eBay su tocado maldito en color maquillaje,que lució en la boda de Guillermo y Catalina, con el que se recaudaron casi 100.000 euros.
Sobrio frambuesa
En esta evolución también ha tenido mucho que ver su madre, Sara Ferguson, quien ha puesto a su hija en manos de la afamada experta, en este caso en moda, Charlie Anderson, la gran artífice de los cambios de looks de celebrities como Emma Watson, Anne Hathaway o Katie Holmes.
Con una tarifa diaria que se acerca a los 2.000 euros (y que paga, según dicen, su padre, el príncipe Andrés), la estilista ha convertido a Beatriz en un referente de estilo. La tremenda transformación se observa desde su primera aparición pública tras «el desastre», en una exposición floral en Londres el pasado mes de junio. Ataviada con un sobrio vestido en color frambuesa del diseñador francés afincado en Londres Roland Mouret (uno de los creadores preferidos de Victoria Beckham hasta que sacó su propia firma), la princesa estaba realmente espectacular.
Después hizo varias apariciones vestida de Elie Saab, como en la fiesta previa a la boda de su amiga Petra Ecclestone, y su presencia en el «front row» del desfile del libanés durante la última Fashion Week de París ha servido para confirmar lo que ya algunas expertas presagiaban y que varias revistas de moda tan prestigiosas como «InStyle» o «Vogue» destacan en sus secciones del «look del día»: que ha nacido una estrella en Reino Unido y, esta vez, más real que nunca.
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