Albacete
Ana Bono: «No tengo que justificar mis ingresos» por Jesús MARIÑAS
Es una «meiga» que resiste al temporal con la mejor de sus sonrisas. No la pierde ante la que están montando, y lo demostró como colaboradora en el bautismo de la nueva colección joyera de Eugenia Martínez de Irujo para Tous. Ana Rodríguez, esposa de José Bono, subrayaba esbeltez con un conjunto Chanel de botonadura lateral y chaqueta en tweed. En la muñeca izquierda, un reloj cuadrado de oro firmado por Frank Mülller. -Debe costar un millón...-Pero lo compré en los Tous con descuento. Es un regalo de Pepe, que «se alargó» -, ríe.-Hay que ver lo que dicen. Jiménez Losantos no para de daros cada mañana. Atiza fuerte -, la pongo al día.-Lo hace siempre, va por turnos: después de Gallardón, ahora la toma con mi marido. No lo oímos. Pierde el tiempo.-Y con vuestro posible, pero indemostrado enriquecimiento...-Es cierto que mis seis tiendas de La Mancha y Madrid marchan muy bien, aunque esta Navidad notamos el mismo bajón que todos. La crisis no perdona, pero tenemos precios que van desde los treinta a los miles de euros. Sin embargo, predomina el término medio, de ahí que haya mucha venta.-Aún recuerdo cuando la duquesita inauguró en Albacete tu primera tienda...-La ciudad se echó a la calle y Eugenia se asustó. Era muy tímida.-Tú tampoco las tenías todas contigo. Entonces eras debutante en esto.- Pero confiaba en mi olfato. Tengo buen ojo para la mercancía -, reconoce observando las vueltas del collar de plata dorada con piedras bailonas semipreciosas que luce la hija de Cayetana. Lo compara con otro, largo, que lleva una vendedora: diferente montaje para igual diseño. -Siempre pienso como vendedora, me gusta más el largo porque queda más ponible.-¿Y lo que os achacan?-Vivo de mis seis tiendas, de las que saco excelentes ganancias.-Hablan de contrato privilegiado con los Tous. -Bueno, además de las franquicias en sí –dos en El Corte Inglés–, colaboro en sus eventos como estoy haciendo hoy. Además de mantener una relación comercial, somos amigos. La verdad es que no tengo que justificar ninguno de mis ingresos. No pierde el aplomo, la sonrisa ni la calma. Una gallega templada que, como remate, me muestra la foto del nieto en el portátil: «Es igualito a mi marido, ¿a que sí?».
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