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Rossi y el motociclismo italiano dos crisis paralelas

Los malos resultados de Valentino Rossi (Ducati) han acentuado esta temporada la crisis del motociclismo italiano, que va camino de sumar su segunda temporada consecutiva sin ganar un título mundial.

Después de volver a ganar los mundiales de MotoGP en 2008 y 2009 con Yamaha, de sufrir una fuerte caída en el Gran Premio de Italia de 2010 y de verse superado ese año por el español Jorge Lorenzo con la Yamaha que él había desarrollado, Rossi decidió fichar por Ducati.

Una decisión con cierta lógica si se tiene en cuenta que a lo largo de su carrera había convertido, con 30 años, en campeona del mundo toda aquella moto que había pilotado. ¿Qué mejor epílogo a su vida deportiva que ganar un título con una máquina que se fabrica en Bolonia, a un centenar de kilómetros de su casa?

De momento, la jugada le ha salido mal. En doce carreras solo ha subido una vez al podio, el 15 de mayo, en el Gran Premio de Francia. Ha sido séptimo en la primera carrera, en Qatar, y ayer en San Marino; cuarto en Holanda; quinto en España, Portugal y Cataluña; sexto en Gran Bretaña, Italia, Estados Unidos y la República Checa, y décimo en Indianápolis, su peor resultado.

No solo no ha mejorado la moto, sino que sus puestos han ido a peor, y en Ducati se trabaja ya en las motos de 1.000 c.c. con las que se competirá la próxima temporada.

El declive de Rossi ha ido paralelo al del motociclismo italiano, que con el de ayer suma 16 grandes premios sin que uno de sus pilotos suba a los más alto del podio en MotoGP.

Hay que remontarse más de una década, entre 1998 y 1999, para encontrar una racha parecida, cuando Max Biaggi ganó en la República Checa y en Suráfrica, entonces con las 500 c.c. Entre esos dos grandes premios hubo 17 sin una victoria italiana en la categoría reina.

En 2011, solo Andrea Iannone ha ganado, dos victorias en Moto2, en España y la República Checa, para ser tercero del campeonato por detrás del alemán Stefan Bradl y el español Marc Márquez, pero sin posibilidades de luchar por el título en la categoría intermedia, en otra época dominada por los pilotos transalpinos.

En MotoGP, Andrea Dovizioso es tercero. Una posición propiciada por la caída de Dani Pedrosa, en Le Mans, en un accidente provocado por otro italiano, Marco Simoncelli, hoy la gran esperanza de ese país, amigo y paisano de Rossi, un deportista mediático y llamado a suceder a Valentino.

Simoncelli ha vivido un año difícil con sus incidentes con Pedrosa, Lorenzo y Stoner. Sin embargo, en el último mes parece haber olvidado su nefasto comienzo y ha sido tercero en la República Checa y cuarto en San Marino.

Aunque difícil, Pedrosa podría recuperar los 35 puntos de ventaja que le lleva Dovizioso en la clasificación en los cinco carreras que faltan para el final de la temporada.

La crisis italiana también ha coincidido con la mejor época del motociclismo español. Por si fuera poco, en los dos grandes premios disputados en ese país, el de Italia en Mugello y el de San Marino en Misano, tres pilotos españoles, Lorenzo, Márquez y Terol, han copado los tres primeros puestos del podio.

Lorenzo ha sido pitado cada vez que ha subido este año a lo alto del podio.

En 125 c.c. tampoco aparece un sucesor. Hay un nombre y apellido italiano en lo alto de la clasificación, Sandro Cortese, pero es alemán. El primer transalpino de esta cantera es el decimocuarto, Simone Grotzky.

Al menos, Italia tiene un consuelo: Lorenzo Baldassarri se impuso el sábado en la carrera de San Marino correspondiente a la copa de los debutantes.