Barcelona
Marta no es el «Galgo»
La jueza separa a la atleta de «la red de dopaje y suministro». Se ha probado que no le une relación con Manuel Pascua y Eufemiano Fuentes. Sólo queda pendiente el delito fiscal
Madrid- La jueza Mercedes Pérez Barrios ha decidido separar los procedimientos de la «operación Galgo» y ha dejado a Marta Domínguez al margen de todos los demás. Ha comprobado que la atleta palentina no tiene relación alguna con Manuel Pascua Piqueras, Eufemiano Fuentes y el resto de la supuesta red de dopaje, y así lo ha constatado. La «operación Galgo», que empezó a cojear al poco de trascender a los medios, se queda así sin su protagonista estelar, en este caso, «la liebre».
«Desde el inicio cabía apreciar la falta de relación entre sí de los autores de alguna de las conductas investigadas» por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil , concluye la magistrada. Tira así por tierra las apreciaciones que la UCO plasmó en su informe para el juzgado, donde se refería a Marta Domínguez como integrante «de una red organizada para el tráfico de sustancias dopantes».
El pasado 9 de diciembre se efectuaron 15 registros, en Madrid, Alicante, Segovia, Palencia y Las Palmas, y fueron detenidas 14 personas. La mediática, Marta Domínguez, campeona mundial de 3.000 obstáculos. Otros: Manuel Pascua Piqueras, entrenador de atletas como Nuria Fernández y Reyes Estévez, quienes con posterioridad declararon ante la jueza; César Pérez, entrenador de Marta; José Alonso Valero, su representante; Eufemiano Fuentes, médico que aparece cada vez que se suscita un escándalo de este tipo, que negó su participación en esta «operación» y que espera sentencia de otra, la «operación Puerto» (mayo de 2006); Alberto León, ex corredor de mountain bike, presunto correo de la organización, ahorcado el 10 de enero en el domicilio de su hermano en San Lorenzo de El Escorial; Alberto García, atleta que estuvo dos años sancionado por dopaje; José Luis Pascua Piqueras, preparador de ciclistas, quien quedó en libertad sin cargos, y otras seis personas más, entre ellas, dos farmecéuticas.
A Marta Domínguez la acusaban de tráfico de sustancias dopantes. Los indicios, unas ampollas de medicina natural que contenían oro, que entregó a Alberto García y que, según parece, están siendo analizadas; y una bolsa negra, con un vestido de fiesta en su interior. En el sumario se dice que Marta suministró un tratamiento prohibido a Eduardo Polo, 44 años, su «liebre». El tratamiento en cuestión, a base de glucocorticosteroides aplicado mediante la técnica de iontoferosis, es legal desde que el 18 de diciembre de 2009 fue aprobado por la Presidencia del Consejo Superior de Deportes, según publicó el BOE una semana después.
Las conclusiones favorables a la deportista sobre las dos acusaciones anteriores han sido suficientes para que la jueza haya desvinculado a Marta Domínguez del resto de los imputados, presuntos integrantes de una «red de tráfico de sustancias prohibidas».
Por lo que se investiga ahora a Marta Domínguez es por un presunto delito fiscal, o de blanqueo de dinero, como trascendió el 9 de diciembre, junto a las demás acusaciones. Se han abierto sendas comisiones rogatorias en Andorra y en Mónaco, donde la atleta tiene dos cuentas a su nombre, para esclarecer el asunto. En España, se entiende como defraudación fiscal no declarar un mínimo de 250.000 euros al año. En las cuentas de Marta la cifra total ni se aproxima a la cantidad que tendría carácter delictivo. Y no sólo eso, por algunos de esos ingresos ya ha tributado en el extranjero.
Una vez separado el procedimiento de Marta del de los demás, cabría suponer que el sobreseimiento de su caso será inminente. No va a suceder así porque continúa pendiente de la mencionada investigación por supuesto delito fiscal. Lo que parece evidente es que los indicios que sugirieron su imputación no son suficientes y ni siquiera han sido suficientemente probados. La palentina, galga o liebre, puede salir indemne judicialmente de este proceso. Si así fuera, de ella depende establecer denuncias posteriores por el daño que se le ha ocasionado, en cualquier caso, irreparable.
Cada día más implicados y menos claridad
El pasado 24 de diciembre publicaba LA RAZÓN que la «operación Marta» cojeaba. Las pruebas entonces no parecían concluyentes; un mes después, no pasan de ser indicios, sospechas, en ningún caso argumentos para terminar con la carrera deportiva de la atleta española más importante de todos los tiempos. «Pero si la investigan...». Las acusaciones de suministro y tráfico de sustancias dopantes se están cayendo por su propio peso; el blanqueo de dinero está en estudio y la jueza la ha separado de una trama poco clara en la que casi cada día aparecen nuevos implicados. Ninguno despierta el interés de Marta.
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