Relaciones
Sexo y poder en Francia: de Bardella y su romance con la sobrina de Le Pen a la novia de Mélenchon «que manda más que Napoleón»
Mañana se dirime si la balanza se inclina hacia la extrema derecha o hacia la extrema izquierda. Más allá de la política he aquí sus otras pasiones
En la certera y todavía vigente «El candidato» (1972), Robert Redford interpreta al aspirante al Senado de los Estados Unidos por el partido demócrata Bill McKay. En una de las escenas de la película, un reportero de televisión le pregunta a una viandante a qué candidato han votado ella y sus amigos, y la mujer suelta una frase que es un misil: «En mi barrio mucha gente ha votado por McKay porque es muy guapo, y a mí siempre me han gustado los hombres guapos». Jordan Bardella (Drancy, Isla de Francia, 1995), el presidente de la formación de extrema derecha Agrupación Nacional (RN) que ambiciona convertirse en el próximo primer ministro de Francia, no tiene el pedigrí de McKay, que era hijo de un gobernador, pues sus orígenes son humildes: su madre es una italiana que emigró a Francia y su padre un francés de ascendencia italoargelina, y se crio en el departamento con mayor número de inmigrantes del país, Seine-Saint-Denis, en una barriada de viviendas sociales. Pero Bardella sí posee la belleza y la juventud de aquel Redford, lo que sumado a la labia y la sangre fría que exhibe en sus intervenciones públicas hacen de él una figura poderosamente atractiva. Esas cualidades, que no se adquieren en una elitista universidad ni en el catálogo infinito de AliExpress, le otorgan, en un momento como el que Francia atraviesa ahora, de absoluto descontento social y de desafección política, una clara ventaja sobre sus rivales más directos, de mayor solidez intelectual pero faltos del magnetismo que atesoran los encantadores de serpientes natos. Pues es bien sabido que, en épocas de desaliento, un alto porcentaje de la población vota con las vísceras, los ojos y el oído.
Creado por una agencia
La implicación de Bardella en el partido que ha arrasado en la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas va más allá de la política, pues es novio de Nolwenn Olivier, la sobrina de su jefa, Marine Le Pen, eterna aspirante al palacio del Elíseo. El padre de la dulce Nolwenn, Philippe Olivier, es uno de los asesores de mayor peso de Bardella y Le Pen, y ella, integrada en el equipo de comunicación del partido, además de disfrutar de su bello chico en la intimidad le presta una labor impagable: fue quien abrió su perfil de TikTok, una herramienta de gran valor en estos tiempos por su calado entre la juventud y en la que el político cuenta con casi dos millones de seguidores, lo que ejemplifica su inmensa popularidad.
El exprimer ministro francés Manuel Valls dijo de Bardella que parece creado por una agencia de comunicación, pero se quedó muy corto a la hora de explicar cuáles son los ingredientes que lo hacen altamente seductor para una parte importante de la población. Es cierto que este jovencísimo político –aún no ha entrado en la treintena– no destaca por su formación académica, pues su expediente es nefasto. De hecho, es el único de los candidatos que carece de estudios superiores –suspendía hasta la gimnasia– y su experiencia en la empresa privada es de igual modo insignificante. Entró en política cuando era un adolescente –en el mismo partido que hoy preside, pero cuando se llamaba Frente Nacional– y esa ha sido su verdadera «alma mater» y segunda casa, o primera. Pero tiene a su favor ese gen pijoapartesco del chico de barrio que brilla entre los suyos como un príncipe de cuento. Y hasta es fácil imaginarlo en el pellejo de Tom Ripley, el inolvidable personaje de Patricia Highsmith, un buscavidas sin escrúpulos que es capaz de recurrir al asesinato para conquistar sus anhelos aristocráticos y que interpretó en el cine otro francés que también viajó de los suburbios a la cima gracias a su belleza, Alain Delon. Si a eso le añades un discurso salvapatrias en un francés perfecto, el mundo entero puede ser tuyo con sólo proponértelo.
No cuesta nada imaginar a la nietísima de Jean-Marie Le Pen sentir una turbulencia interior cada vez que ve salir a su enamorado de la piscina o del mar, mojado hasta las venas y con una sonrisa de un millón de francos (de euros, perdón), mientras camina a su encuentro como en un anuncio de perfume. Y aunque es casi seguro que si te acercas mucho a Bardella distinguirás algún lamparón de chico del extrarradio en su piel de mármol de Carrara, hay venenos a los que no se les puede decir que no, por muy pija que seas.
Chikirou, otra pieza clave
No es Nolwenn Olivier la única consorte influyente en la trastienda de las actuales elecciones francesas. Sophia Chikirou, la aguerrida y poderosa diputada y asesora de comunicación, amiga intimísima de Jean-Luc Mélenchon, el líder del partido de extrema izquierda Francia Insumisa (el reverso político de Agrupación Nacional), ha sido y sigue siendo una pieza de vital importancia en la carrera de él desde hace ya años.
Si Bardella, esa suerte de Gran Gatsby a la francesa, logra mañana la llave del Hôtel de Matignon, quizá le pregunte a su jefe de campaña lo que McKay/Redford le preguntó al suyo tras alcanzar la victoria: «Ya soy senador. ¿Y ahora qué?».
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