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Irene Montero: Domingo de Resurrección de sol y playa con sus hijos
La exministra de Igualdad está disfrutando de una jornada marítima en un lugar que parece haber escapado del mal tiempo que se extiende por España
Salvo las comunidades afortunadas en las que el festivo se extiende al Lunes de Pascua, como Cataluña o La Rioja, la mayor parte de los españoles ultiman este Domingo de Resurrección sus vacaciones de Semana Santa. Planes hay para todos los gustos, desde los más tradicionales que siguen los servicios religiosos hasta los menos devotos, que aprovechan estos días para viajar.
Tal es el caso de Irene Montero, que ha encontrado un paraíso de sol y playa entre las nubes que han cubierto España -y buena parte del resto de Europa- durante toda la Semana Santa. La exministra de Igualdad, que cuenta con más de 325.000 seguidores solo en su perfil de Instagram, no suele compartir en redes sociales imágenes relativas a su vida privada, pero en esta ocasión ha hecho una excepción para dejar claro que "la vida es la cosa mejor que se ha inventado".
Parafraseando a Gabriel García Márquez en "El coronel no tiene quien le escriba", una de sus novelas más destacadas, Montero publica una fotografía de sus tres hijos jugando en una inmensa playa durante una jornada marítima que parece haber terminado con un paseo en barco. Los tres pequeños observan con curiosidad el fondo marino y la costa que dejan atrás, mientras su padre vigila que no se asomen más de la cuenta. Un desconocido invitado toma la fotografía, aunque lo más probable es que se trate de Pablo Iglesias, completando así unas bonitas vacaciones familiares que comenzaron el pasado fin de semana.
El domingo 24 de marzo, Irene Montero volvió a publicar una imagen de sus hijos paseando junto a Pablo Iglesias y uno de sus perros por un sendero en la naturaleza, de nuevo aprovechando los pocos rayos de sol que esta Semana Santa se han dejado ver por la península ibérica.
Precisamente, Iglesias ha estado en el punto de mira estos días por la inauguración de su Taberna Garibaldi en el madrileño barrio de Lavapiés. El otrora vicepresidente del Gobierno regenta su propio bar, aunque las primeras críticas no invitan a pasarse por el local. Por lo visto, una apertura prematura provocó cierto caos en los primeros días y ni siquiera estaban listos los platos y cócteles estrella que se ofrecían en la carta.
"Todos los cócteles juegan con los nombres de figuras históricas de la izquierda, pero no pudimos probar ninguno porque, según me dijeron, había tanta gente que no tenían tiempo de prepararlos. Tuve que dejar para otra ocasión el ya famoso "Durruti Dry Martini" por el que, ya un día antes de abrir, un grupo de anarquistas ofendidos vandalizó con pintadas la pared externa del negocio", escribió Carlos Olmo en su crítica para LA RAZÓN.
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