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John John Kennedy, un misterio vivo veinte años después
En 1999 se perdía en el mar la avioneta en la que viajaba el hijo menor del presidente de EE UU junto a su esposa y su cuñada. ¿Por qué no le acompañó su instructor de vuelo? ¿Era tan idílico su matrimonio? ¿Se pagó el silencio de su familia política?
En 1999 se perdía en el mar la avioneta en la que viajaba el hijo menor del presidente de EE UU junto a su esposa y su cuñada. ¿Por qué no le acompañó su instructor de vuelo? ¿Era tan idílico su matrimonio? ¿Se pagó el silencio de su familia política?
Aquel verano de 1999, John Kennedy Jr. tenía mucho en lo que pensar. Sobre la mesa estaba la posibilidad de dar el salto a la política, aquella vieja propuesta que se rechazaba a aceptar. Era una manera de superar los muchos baches que se había encontrado a lo largo de su vida, comenzando por la trágica muerte de su padre: el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, en 1963. Cinco años más tarde, de nuevo las balas asesinas acababan con su tío Robert cuando se encontraba a las puertas de ser candidato en la carrera a la Casa Blanca.
A lo largo de los años, el hijo menor de JFK había ido a terapia con la esperanza de superar aquellos malos tragos del pasado. En los últimos años había empezado a encontrarse a sí mismo. Por un lado, se había convertido en el editor de una influyente revista política llamada «George» y en la que podías encontrarte a Robert de Niro o Warren Beatty mojándose sobre temas de actualidad compartiendo páginas con el ex presidente Gerald Ford o Kate Moss. A Kennedy le divertía que la revista fuera provocadora por lo que no le importó que Drew Barrymore posara en la portada disfrazada como la Marilyn Monroe que cantó «Cumpleaños feliz» al presidente Kennedy en 1962.
El otro suceso que había modificado la vida del joven JFK, del hombre que odiaba que lo llamaran John John –un invento de los periodistas– había sido su boda con Carolyn Bessette, publicista de la firma Calvin Klein. Después de años, demasiados años alimentando páginas de la prensa sensacionalista con sus aventuras sentimentales, la joven rubia Carolyn, con la que se había casado en 1996, trató de involucrarse en todas las actividades de su esposo. Con lo que no contaba ella era con el acoso constante de los fotógrafos, pese a que la pareja trató de alcanzar el anonimato sin suerte viviendo en Nueva York. A ello se le sumó, para martirio de Carolyn Bessette el hecho de que fuera reiteradamente comparada con su célebre suegra Jacqueline, una comparación que ella no soportaba.
En el verano de 1999, los dos estaban tratando de mantener a flote un matrimonio que se había envuelto en infidelidades, depresiones e inseguridades de todo tipo. Por eso, ambos se habían convertido en pacientes en una terapia de pareja.
Ella había tonteado con un tipo llamado Michael Bergin que anteriormente había sido su novio. Bergin trataría de sacar provecho de todo eso escribiendo un estúpido libro de recuerdos cuando los protagonistas de la historia ya no podían defenderse. Los amigos de la pareja han cuestionado en no pocas ocasiones el relato que hizo Bergin de esas infidelidades. En el quinto aniversario de la muerte de Kennedy y Bassette, el escritor-modelo fue arrestado por conducir borracho por las calles de West Hollywood.
John Kennedy Jr. era un amante del riesgo y de la aventura, algo muy común entre los integrantes de su célebre familia. Pese al rechazo de su madre, empezó a tomar clases de vuelo siguiendo la estela por los deportes de riesgo que ya practicaba: parapente, buceo y kayak.
El hombre al que de niño le habían fascinado los helicópteros que llevaban a su padre a la Casa Blanca era propietario de un pequeño avión privado, un Piper Saratoga. Ese fue el avión al que se subió un 16 de julio de 1999 acompañado de su esposa Carolyn y su cuñada Lauren. El objetivo era llegar a la pequeña isla de Martha’s Vineyard y después trasladarse a Cape Cod para poder estar en la boda de su prima Rory, hija de Robert Kennedy.
CINCO HORAS DESESPERADAS
Por primera vez, John tomó los mandos de un avión sin el apoyo de Jay Biederman, el instructor de vuelo que lo ayudaba en estos desplazamientos. Se sintió seguro, libre de poder alcanzar el cielo para después aterrizar en tierra firme. Aquello nunca sucedió y cinco horas después de que la nave no apareciera, los Kennedy pidieron ayuda a la Guardia Costera.
Se puso en marcha la mayor operación de rescate en la que se rastreó la costa desde New Jersey hasta Massachusets. 72 horas más tarde fueron localizados los restos en el fondo del mar. El inexperto piloto se había desorientado y el avión acabó perdiéndose en la oscuridad del océano, provocando la muerte inmediata de los tres pasajeros.
La familia Bassette nunca ha querido hacer ninguna declaración pública sobre los Kennedy en general y sobre John en particular. Se dice que se llegó a un acuerdo económico ante una posible demanda, pero nunca se ha sabido la verdad. Días después, las cenizas de las tres víctimas fueron lanzadas al mar. Unos años antes, en 1962, el presidente Kennedy había dicho que «a menudo me pregunto por qué amamos tanto la mar. Yo creo que es porque venimos de ella. Es un hecho biológico».
Maldición de altura
John Kennedy Jr. no fue el primer miembro de la famosa familia en morir en un accidente de avión. El mayor de sus tíos, Joseph «Joe» Kennedy pereció en 1944 en una peligrosa misión secreta aérea en plena Segunda Guerra Mundial. El avión que pilotaba desapareció en pleno vuelo y sus restos nunca fueron encontrados. Cuatro años más tarde, Kathleen «Kick» Kennedy, marquesa de Hartington, hermana de Joe, acompañada de su amante el conde de Fitzwilliam, sufrió un accidente de avión en el sur de Francia. De esta manera desapareció la hermana favorita de John F. Kennedy.
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